La competencia de Donald Trump en la pista de la política estadounidense parece haberse convertido, de un tiempo a esta parte, en una carrera con vallas para el exmandatario, quien se fijó como meta principal del reto personal retornar a la Casa Blanca en noviembre de 2024.
A fines de marzo último, el magnate neoyorquino se convirtió en el primer expresidente de Estados Unidos en tener que responder ante la Justicia de ese país por cargos criminales, dado que un jurado de Nueva York (donde nació el 14 de junio de 1946 y a los 28 años relevó a su padre de los negocios inmobiliarios de la familia) lo imputó por el pago de 130 mil dólares a Stormy Daniels con el propósito de que esta actriz porno no revelara jamás la presunta relación sexual que mantuvieron cuando el magnate estaba casado y disputaba a buen tranco la maratón presidencial de 2016.
En 2018, el supuesto affaire y el acuerdo económico fueron revelados por The Wal Street Journal y la protagonistas de películas condicionadas demandó a Trump y a su entonces abogado, Michael Cohen, argumentando que el pacto no era válido.
La pulseada se instaló de inmediato en el centro de la escena mediática y resultó un bocado de cardenal para los picapleitos y garantes de los estrados.
Legal, pero…
En rigor, el pago en sí mismo con la supuesta intención de silenciar a Stormy Daniels no constituye delito alguno en la potencia norteamericana, pero el exorganizador de concursos de belleza Miss Universo y Miss América y conductor de programas de televisión en la cadena NBC, al parecer, no tuvo mejor idea que pedirles a sus contadores que lo registraran como gastos propios de sus actividades comerciales. Y eso sí configura una maniobra eventualmente punible.
Mucho antes de la audiencia histórica de marzo, la causa incriminatoria ya se había complicado para el líder republicano.
El punto de quiebre de su estrategia defensiva a la hora de ser citado por quienes lucen toga en Estados Unidos lo marcó su exabogado Michael Cohen, quien se autoincriminó ante un magistrado al asegurar que había participado “en el intercambio de Manhattan con Daniels con la finalidad de influir en las elecciones” presidenciales de 2020.
A partir de su testimonio, quedó claro que el hecho constituía una violación seria a la ley sobre financiación de campañas electorales.
Cohen fue condenado a prisión y ya cumplió con la pena.
El escapista que fue
Hasta la imputación en el caso Daniels, Trump se había mostrado como un escapista diestro, ya que había logrado salir airoso de las causas judiciales abiertas en su contra antes, durante y después de su jefatura de Estado (2017-2021), entre ellas, la del asalto al Capitolio.
Este ha sido considerado uno de los episodios más terribles en la historia estadounidense; sucedió el 6 de enero de 2021, cuando miles de fanáticos del entonces mandatario en retirada irrumpieron con violencia extrema en el edificio que alberga a las dos cámaras del Congreso de la Nación con la intención de impedir la certificación de la victoria de Joe Biden en las presidenciales de 2020.
Hasta el momento, más de 500 personas se declararon culpables de los cargos presentados por el Departamento de Justicia con relación a ese golpe tremendo contra las instituciones democráticas estadounidenses, en tanto que otras 80 han sido condenadas en instancias judiciales.
La última novedad sobre este expediente se registró la semana pasada, cuando la Justicia condenó a cuatro miembros de la milicia ultraderechista Proud Boys –incluido su antiguo líder, Enrique Tarrio– por conspiración sediciosa en el ataque del 6 de enero de 2021, que arrojó un saldo luctuoso de cinco personas muertas y unos 140 policías heridos.
Manchas al tigre
Si bien el caso Daniels, la irrupción en el Parlamento y la investigación que lleva adelante en la actualidad el Departamento de Justicia norteamericano, relacionada con el posible mal manejo y retención ilegal de documentación clasificada por parte de Trump en su mansión Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida, quizá sean los problemas judiciales más resonantes que soporta, el expresidente tiene abiertas, en total, unas dos decenas de procesos, que van desde el fraude fiscal hasta maniobras para interferir en el resultado electoral de 2020, pasando por abusos sexuales y otras conductas reñidas con la ley.
Este miércoles 9 de mayo, Trump recibió otro golpe judicial. Un tribunal de Manhattan lo condenó por abusar sexualmente de la escritora E. Jean Carroll en 1996, a quien deberá pagarle cinco millones de dólares en concepto de indemnización. El exmandatario también fue condenado por difamar a Carroll.
Sus defensores alegan persecución política
Para su abogado con más exposición pública, Joe Tacopina, la serie de denuncias y la imputación consumada contra su patrocinado más famoso constituyen una “persecución política manifiesta” con la finalidad de frustrar su sueño de ser el candidato republicano y triunfar en las presidenciales del 5 de noviembre del año próximo.
Por eso, el ultraderechista no se cansa de repetir en cada mitin o de publicar en su propia red Truth Social (que creó cuando lo cancelaron en Twitter) que los demócratas, el FBI y el Departamento de Justicia, entre otros “enemigos del país”, están utilizando con intencionalidad los resortes de la ley para “interferir, manipular y robar nuestras otrora sagradas elecciones. Ahora estamos viviendo en un país del Tercer Mundo, pero volveremos y haremos a América grande de nuevo”, refuerza el argumento y promete sin titubeos.
Algunas de las causas más resonantes
El volumen de investigaciones judiciales que involucran al expresidente Donald Trump es enorme. Entre las demandas más notables figuran las siguientes:
- Asalto al Capitolio. Una comisión parlamentaria compuesta por demócratas y republicanos investiga la supuesta participación como instigador de Trump en el golpe a la democracia estadounidense el 6 de enero de 2021 que podría derivar en el enjuiciamiento penal del exmandatario.
- Mar-a-Lago. En un allanamiento a esa residencia de Palm Beach, Florida, el FBI recuperó al menos 15 cajas con documentación supuestamente clasificada que Trump sacó de la Casa Blanca y archivó en su mansión.
- Elecciones de Georgia. La fiscal del condado de Fulton, Georgia, Fani Willis, investiga a Trump por supuestas maniobras de fraude con el fin de anular la victoria de Joe Biden en ese Estado.
- Falsos electores. El Departamento de Justicia investiga un supuesto complot en Michigan mediante la presentación de electores falsos en las presidenciales de 2020.
- Engaño al fisco. Desde 2019, la fiscal general de Nueva York, Letitia James, investiga negocios de la Organización Trump por presuntos estados financieros “engañosos o fraudulentos”. Alvin Bragg heredó la pesquisa y la reactivó. Podría llegar a juicio antes de las presidenciales de 2024.
- Sobrina enojada. En 2020, Mary Trump, sobrina del exmandatario, lo demandó alegando que conjuntamente con su hermana Maryanne Trump Barry llevaron a cabo una estrategia compleja para desviar fondos de sus intereses, ocultar la estafa y engañarla sobre el verdadero valor de la herencia recibida.
- Michael Cohen. El exabogado de Donald Trump lo demandó cuando lo encarcelaron para evitar que promocionara su libro mientras estaba bajo confinamiento domiciliario. También acusó en la misma acción al exfiscal general William Barr.
