El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó una ola de controversia este lunes al vincular el uso del popular medicamento Tylenol (paracetamol) por parte de mujeres embarazadas con un supuesto riesgo de autismo, una postura que contradice las directrices médicas establecidas.
El anuncio se realizó durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, donde Trump estuvo acompañado por el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr..
Recomendaciones sobre el paracetamol
Trump anunció que su Administración recomendará limitar al máximo el consumo de paracetamol en mujeres embarazadas debido a una supuesta vinculación con el aumento de la incidencia de autismo en el país.
“Tomar Tylenol no es bueno”, aseveró el presidente, añadiendo que su Administración recomienda encarecidamente que las mujeres limiten el uso del compuesto durante el embarazo “a menos que sea médicamente necesario”, por ejemplo, en casos de fiebre extremadamente alta.
Trump intentó fundamentar la decisión de su Administración al mencionar que existen rumores de que en Cuba “virtualmente no hay autismo” debido a que supuestamente no tienen dinero para consumir Tylenol, la marca más popular de paracetamol.
Pese a que las directrices médicas actuales indican que el Tylenol, un analgésico de venta libre, es seguro para las mujeres embarazadas, el presidente insistió en el riesgo. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) cambiará las advertencias en el paracetamol en todo el país para alertar sobre este supuesto riesgo, a pesar de que no hay pruebas claras que vinculen el medicamento con el autismo.
Las declaraciones de Trump se producen después de que el Wall Street Journal informara a principios de septiembre que el secretario de salud, Robert F. Kennedy Jr., planeaba anunciar que el uso de Tylenol por parte de embarazadas estaba potencialmente relacionado con el autismo. La comunidad científica, sin embargo, no encontró una relación concluyente entre el paracetamol y el autismo.
Cambios propuestos en la vacuna de la Hepatitis B
En la misma comparecencia, Trump abordó la vacuna contra la hepatitis B, afirmando que “no hay motivos” para vacunar a los bebés contra ella.
“Yo diría que esperen hasta que el bebé tenga 12 años y esté crecido”, dijo Trump, una recomendación que implicaría un cambio profundo en los protocolos de vacunación vigentes en Estados Unidos.
El mandatario justificó su postura alegando que la hepatitis B “se transmite sexualmente”, por lo que “no hay motivo para darle hepatitis B a un bebé recién nacido”. No obstante, el virus se transmite a través de fluidos infectados, como la sangre o el semen, y por lo tanto, no se contagia únicamente por vía sexual. La recomendación sobre esta vacuna, que debía ser dictada por un comité, fue pospuesta sin fecha.
El secretario de Salud y el contexto
El Secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., quien acompañó al presidente, es un conocido escéptico de las vacunas (antivacunas). Kennedy afirmó que Estados Unidos se encuentra en medio de una “epidemia de autismo” alimentada por “toxinas ambientales”.
En junio, Kennedy despidió a todos los integrantes de la comisión que orienta sobre inmunología a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), alegando preocupación por “conflictos de intereses”. Fueron reemplazados por nuevos miembros, muchos de los cuales son conocidos por criticar los programas de vacunación obligatorios. La exdirectora de los CDC, Susan Monarez, advirtió en el Senado que Kennedy le había dicho que hablaba con el presidente Trump “a diario sobre cambiar el calendario de vacunación infantil”.
La exploración de leucovorina como tratamiento
Funcionarios de la Administración de Trump también planean anunciar un esfuerzo para explorar cómo la leucovorina, un medicamento que se utiliza principalmente como “rescate” en tratamientos de quimioterapia para proteger células sanas, podría supuestamente tratar el autismo.
La leucovorina, una forma de folato que el cuerpo puede usar directamente, está siendo investigada porque algunos niños con autismo tienen una deficiencia de folato en el cerebro, incluso con niveles normales en la sangre. Algunos ensayos médicos tempranos que incluyen la administración de leucovorina a niños con autismo mostraron “mejoras notables en su capacidad para hablar y comprender a los demás”, aunque la investigación se considera en una etapa temprana.
Hasta ahora, el uso de leucovorina para el tratamiento del autismo no es un tratamiento estándar o aprobado.
Trump insinuó el anuncio el domingo durante un homenaje, declarando a la multitud: “Creo que hemos encontrado una solución al autismo”. Sin embargo, estas declaraciones han generado controversia, ya que contradicen el consenso de la comunidad científica.