Este miércoles, la Capilla Sixtina será escenario de un evento histórico: el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, quien falleció el 21 de abril a los 88 años. Con este hecho comienza una nueva etapa para la Iglesia Católica, marcada por la diversidad y la representación global. Será, según los analistas, el retiro crucial más internacional de la historia, tanto por la cantidad de países representados como por la pluralidad de las culturas que latirán al unísono en el corazón de la Ciudad del Vaticano.
El Colegio Cardenalicio que se reunirá en la capilla más emblemática del Palacio Apostólico (la residencia oficial del Papa en el Vaticano) está compuesto por 252 cardenales en total. De ellos, 135 son electores (aunque está vez sólo participarán en el recinto 133), es decir, los encargados de elegir al nuevo papa, mientras que 117 son no electores, al haber superado los 80 años. Entre los purpurados con derecho a voto, 108 fueron nombrados por el Vicario de Cristo argentino a lo largo de su pontificado de 12 años. El jesuita que llegó desde el fin del mundo dejó un legado en forma de Colegio Cardenalicio con una distribución geográfica y generacional única.
Uno de los rasgos más destacados de este cónclave, que podría resultar decisivo para la dirección futura de la Iglesia Católica, es su carácter global. Los 135 cardenales electores (aunque dos avisaron que no asistirán al debate) provienen de 71 países, un número que refleja la universalidad de la rama más grande del cristianismo con unos 1.400 millones de católicos bautizados en el mundo. El promedio de edad del electorado rojo púrpura es 72 años, un indicador de la experiencia y la madurez del grupo de prelados. Sin embargo, también se encuentra una significativa presencia de cardenales jóvenes: 15 de ellos tienen menos de 60 años, lo que podría marcar un cambio generacional en el liderazgo eclesiástico.
Los continentes estarán representados en proporciones que reflejan la importancia de las regiones en la Iglesia de hoy. Europa, con 53 cardenales, sigue siendo la región con mayor número de representantes. América, Asia, África y Oceanía estarán igualmente presentes con 37, 23, 18 y 4 cardenales respectivamente. Los países africanos, por ejemplo, tendrán 18 prelados anotados en el padrón electoral, destacándose Costa de Marfil con dos. También estarán representadas Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y Tonga.
Debutantes
Uno de los aspectos más innovadores de esta reunión hermética y crucial de obispos será la representación de nuevos países. Doce naciones, entre ellas Haití, Paraguay, Timor Oriental y Sudán, estrenarán un cardenal elector cada una en esta histórica elección. Estos países, tradicionalmente menos representados en el Vaticano, comprueban ahora cómo sus iglesias locales crecieron en importancia dentro del plan global que pergeñó Jorge Bergoglio como jefe político del Estado más pequeño del mundo, considerando los cambios sociopolíticos, culturales y demográficos de las últimas décadas.
Italia, que históricamente ha sido la nación con mayor representación en los cónclaves, seguirá siendo la que más cardenales aportará, aunque con un número reducido en comparación con épocas pasadas. En total, 17 purpurados electores italianos participarán en la elección del nuevo Papa, una cifra que refleja tanto la centralidad de la Iglesia en Italia como el creciente peso de otras regiones. Estados Unidos, con 10 cardenales electores, será el segundo país con más presencia en el cónclave.
Por otro lado, países latinoamericanos como Brasil, con siete cardenales electores, tendrán una representación destacada. Argentina, contará con cuatro cardenales electores, una cifra significativa aunque algo menor en comparación con los ocho cardenales totales que tiene el país en el colegio cardenalicio. Ellos son los cordobeses Víctor Manuel “Tucho” Fernández (nacido en Alcira Gigena en 1962) y Ángel Rossi; y los bonaerense Vicente Bocalic Iglic y Mario Poli.
Otros países latinoamericanos como Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay tendrán un único elector en la Capilla Sixtina.
Los extremos se juntan
El cardenal más veterano del cónclave es el español Carlos Osoro Sierra, quien con 79 años participará en su primera elección papal. En el otro extremo, el cardenal más joven es Mikola Bychok, un ucraniano de 45 años que, a pesar de su juventud, ya es considerado una figura clave dentro de la comunidad ucraniana de Melbourne, Australia.
Entre los casos curiosos, se encuentra el de Philippe Ouédraogo, cardenal de Burkina Faso, cuya fecha de nacimiento fue modificada en los registros del Vaticano para permitirle participar en el cónclave. El motivo, según fuentes oficiales, es que la falta de registros formales de su nacimiento en Burkina Faso llevó a un ajuste en su fecha de nacimiento, lo que le permitirá ingresar a la Capilla Sixtina.
Este retiro será un momento crucial no solo para la Iglesia Católica, sino para el futuro del papado mismo. Con 108 cardenales elegidos por Francisco, este cónclave estará marcado por la influencia del pontífice argentino, que dejó una profunda huella tanto en las decisiones internas de la Iglesia como en su apertura hacia el mundo.
Será, a su vez, una oportunidad para que los cardenales de todo el mundo elijan a un nuevo líder que pueda continuar con las reformas iniciadas por Francisco, o bien, para que se impulse un cambio de rumbo que defina el futuro inmediato de la institución. En cualquier caso, lo que está claro es que este 7 de mayo comienza un capítulo decisivo en la historia de la Iglesia Católica, uno que podría transformar las dinámicas globales de la religión en el siglo XXI.
Los ojos del mundo estarán puestos en la Capilla Sixtina, esperando a que se eleve el humo blanco que anuncie al nuevo papa, quien deberá tomar las riendas de una Iglesia en constante cambio, con nuevos desafíos y oportunidades para todas las naciones del mundo.