La decisión del papa Francisco de ser enterrado en basílica de Santa María la Mayor implica que el cortejo fúnebre recorra este sábado seis kilómetros por las calles de Roma, desde la basílica de San Pedro, en el Vaticano.
Es una de las tantas modificaciones que introdujo el Pontífice argentino en los tradicionales velorios y exequias de los papas, caracterizados por un gran fasto en ocasiones anteriores. Así, su ataúd no estuvo expuesto en un baldaquino y tampoco tuvo tres capas de materiales en su confección.
Otro cambio importante -en este caso impulsado por el monseñor Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas pontificias- consiste en que el féretro papal será acompañado a su tumba por 40 marginados de la sociedad.
Integrarán ese cortejo pobres, presos, migrantes y personas sin techo, como una forma de rendir tributo a la vocación de Francisco por acercar la Iglesia a los pobres y a los vulnerables de la sociedad.
A la vez, está previsto que más de 50 mandatarios, 10 reyes y comitivas de 130 países asisten al funeral, en lo que se prevé uno de los funerales más multitudinarios de un papa.
En detalle: el funeral del Papa
