Roma . El Papa aseguró ayer que se quedó "contentísimo" por el acuerdo entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc, anunciado la semana pasada en Cuba, al tiempo que criticó los muros europeos
contra los migrantes, "porque nunca son la solución", y reiteró que le "gustaría mucho viajar a China".
El Papa hizo un balance de su gira de 10 días por Cuba y Estados Unidos y respondió a preguntas de periodistas que lo acompañaban en el vuelo de regreso hacia Roma.
"Cuando tuve la noticia de que en marzo se va a firmar el acuerdo le dije al Señor: 'Señor hacé que lleguemos a marzo, que se llegue con esta bella intención porque faltan pequeñas cosas pero la voluntad existe, de ambas partes. Existe'", aseguró Francisco en el avión que lo trasladaba. "Tenemos que llegar a marzo al acuerdo definitivo. Queda el punto de la justicia internacional. Yo me quedé contentísimo y me sentí parte en el sentido de que siempre quise esto. Hablé tres veces con el presidente (Juan Manuel) Santos sobre este problema, y la Santa Sede está muy abierta a ayudar como pueda", agregó el Papa.
"Cuando el avión parte, después de una visita, me vienen las miradas de tanta gente, me vienen las ganas de rezar por ellos, decirle al Señor: 'Yo vine aquí para hacer algo, para hacer el bien'", afirmó.
Francisco criticó además los muros construidos en Europa para repeler la llegada de migrantes y aseguró que la situación se convierte en un estado de crisis después de un proceso largo. "Esto es el resultado de un proceso de años, porque las guerras de las que aquella gente huye son guerras de años. El hambre es hambre de años. Cuando yo pienso en África, pienso en el continente explotado y ahora vienen las guerras rivales; pero tienen detrás intereses económicos. Y pienso que antes de explotar un continente, un país, una guerra, se podrían hacer inversiones para que aquella gente tenga trabajo, evitar esta crisis", sostuvo.
Por víctimas de pederastas
Francisco dijo además que comprende a víctimas de abusos sexuales, cometidos por miembros de la Iglesia, que no perdonan a quienes los cometieron, después de haberse reunido en Filadelfia con algunos damnificados.
“Sí, los comprendo, rezo por ellos y no los juzgo”, explicó el pontífice a los medios de comunicación que volaban con él.
“Una vez en una de estas reuniones me encontré con varias personas y una mujer me dijo: ‘Cuando mi madre se enteró de que habían abusado de mí, blasfemó contra Dios, perdió la fe y murió atea’. Yo la comprendo a esa mujer. La comprendo. Y Dios, que es más bueno que yo, la comprende. Y estoy seguro de que a esa mujer Dios la ha recibido porque lo que fue manoseado, lo que fue destrozado era su propia carne, la carne de su hija”, expresó el Papa.
El Pontífice mantuvo en Filadelfia una reunión con cinco víctimas de abusos sexuales cuando eran menores y posteriormente explicó que esos delitos serán perseguidos.
“Hablé duro”, admitió Jorge Bergoglio en referencia a sus palabras del domingo pasado en Filadelfia sobre casos de pederastia cometidos por miembros del clero en Estados Unidos.
“Hablé a todos los obispos de Estados Unidos. Sentí la necesidad de expresar la compasión”, dijo al recordar por qué mencionó el asunto a los miembros de la jerarquía eclesiástica reunidos en la capital estadounidense la semana pasada.
“Los abusos, lo sabemos, están por todas partes, están en el entorno familiar, en el entorno vecinal, en las escuelas, en los gimnasios... pero cuando un sacerdote comete un abuso es gravísimo porque la vocación del sacerdote es hacer crecer ese niño, esa niña, hacia el amor de Dios, hacia la madurez afectiva, o el bien”, sostuvo Francisco.
Siervo sí, estrella no
Ante otra pregunta, el Papa sostuvo que no se considera una “estrella”, a pesar de las multitudes que le aclamaron, sino solo un “siervo de los siervos de Dios”. “Cuántas estrellas hemos visto que después se apagan y caen. Es una cosa pasajera. En cambio ser el siervo de los siervos de Dios es bueno, eso no pasa”, resaltó.
