El papa Francisco pidió este domingo que Europa adopte una “política continental” para los migrantes que sea “pensada de forma inteligente”.
En una entrevista con al cadena italiana RAI en la que habló de temas políticos, religiosos y pastorales, el pontífice reconoció además que tiene “pocos pero verdaderos amigos” y planteó que “un porteño que no baila tango no es porteño”.
“Con los migrantes lo que se hace es criminal; para llegar al mar sufren tanto, hay videos en los que se ve lo que sufren los que quieren huir en los campos de concentración de los traficantes de personas”, dijo.
“Los migrantes sufren y luego arriesgan para atravesar el Mediterráneo y luego a veces son rechazados, y están estos barcos que giran buscando puerto, a los que les dicen que no pueden y que mueren sobre el mar; esto sucede hoy”, lamentó Francisco en diálogo con el programa “Che tempo che fa”.
Para el Papa, que hizo de la problemática de los migrantes uno de los ejes de su pontificado, “la Unión Europea tiene que ponerse de acuerdo y llegar a un equilibrio pero en comunión”.
“Ahora hay una injusticia: muchos llegan a España e Italia, los dos países más cercanos, y no los reciben en otro lado”, criticó.
“Hay países que con la caída demográfica que viven tienen necesidad de gente y un migrante integrado ayuda a ese país: debemos pensar de forma inteligente la política migratoria, que sea una política continental, porque es una responsabilidad nuestra”, convocó.
Así, “que el Mediterráneo sea el cementerio más grande de Europa nos debe hacer pensar”, señaló.
Asimismo el Papa denunció una vez más el comercio internacional de armas: “Con un año sin hacer armas se podría dar de comer y educación a todo el mundo de forma gratuita”, expresó.
En la entrevista, el pontífice recordó además su reciente ida a una disquería del centro de Roma y, en tono amigable, planteó que le gusta el tango y afirmó que “un porteño que no baila tango no es porteño”.
A nivel personal, se refirió además a sus “pocos pero verdaderos” amigos: “Tengo amigos como un hombre común. Me gusta estar con ellos, contar cosas mías, escuchar sus cosas. Tengo necesidad de mis amigos. Los Papas de antes eran santos, yo tengo necesidad de la relaciones humanas. Las amistades me dan fuerza. Son pocos, pero verdaderos.”
En casi una hora en la que repasó sus definiciones clásicas por el ambiente, la paz y la religión, el pontífice advirtió que “el mal más grande de la Iglesia es la mundanidad espiritual”.
“La mundanidad espiritual hace crecer una cosa fea, el clericalismo, que es una perversión de la Iglesia y genera la rigidez. Bajo cada tipo de rigidez hay siempre podredumbre, y así la ideología toma el puesto del Evangelio”, analizó.