El príncipe Andrés, hermano del rey Carlos III, fue desalojado del Royal Lodge, la residencia que ocupa desde hace dos décadas en los terrenos del Castillo de Windsor.
El Palacio de Buckingham informó que el monarca comenzó un procedimiento oficial para retirarle a Andrés su título de príncipe, junto con los honores y el tratamiento protocolario.
Desde ahora será identificado como Andrés Mountbatten Windsor y dejará la residencia real para instalarse en una propiedad privada dentro de la finca de Sandringham.
“Estas censuras se consideran necesarias, a pesar de que él continúa negando las acusaciones”, indicó el palacio. Además, expresó su “compasión y máximas simpatías” con las víctimas de abuso.
Andrés, de 65 años, vivía allí junto a su exesposa Sarah Ferguson, y pagaba simbólicamente un “grano de pimienta” al año por el alquiler, como establece un contrato de 75 años firmado con el Crown Estate en 2003. Ambos deberán abandonar la residencia.
Nuevas pruebas de abuso sexual
Recientemente, salieron a la luz nuevos correos electrónicos que demuestran que Andrés mantuvo contacto con Jeffrey Epstein más tiempo del que había reconocido.
Además, la publicación póstuma del libro Nobody’s Girl, de Virginia Roberts Giuffre, volvió a poner el caso en el centro de la escena: allí la autora relata tres presuntos encuentros sexuales con el príncipe cuando ella tenía 17 años.
La autora, que se suicidó en abril a los 41 años, demandó civilmente al príncipe en Nueva York. En 2022, Andrés pagó millones en un acuerdo extrajudicial sin admitir culpabilidad.
Sin título, ¿sin techo?
El exduque de York renunció a sus títulos y deberes oficiales tras las acusaciones de abuso sexual presentadas por Virginia Giuffre. Aunque Andrés negó los hechos, terminó pagando una millonaria compensación en 2022.
La presión pública y política para su desalojo se intensificó luego de que AP revelara nuevos correos que prueban contactos con Epstein más allá de lo admitido. Además, un libro póstumo de Giuffre reavivó las críticas hacia el príncipe, describiendo su conducta como “arrogante y abusiva”.
Mientras crecen las demandas para que devuelva su residencia, Andrés evalúa trasladarse a Frogmore Cottage, la antigua casa del príncipe Enrique y Meghan Markle. Sin embargo, su futuro dentro de la familia real –y fuera de ella– parece cada vez más incierto.

























