Daniel Noboa fue reelegido presidente de Ecuador con el 56,13 % de los votos, frente al 43,87 % de la correísta Luisa González, cuando ya se escrutaron el 75,82 % de las actas, según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Aún con un cuarto de los votos por contar, el líder y candidato de Acción Democrática Nacional (ADN) cuenta con una ventaja de aproximadamente un millón de votos sobre la candidata de la Revolución Ciudadana, el partido que tiene como líder al expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Los centros de votación para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador, que enfrentan al actual presidente, Daniel Noboa, y a la candidata correísta, Luisa González, cerraron alrededor de las 18 en una jornada electoral de diez horas ininterrumpidas y, seguidamente, comenzó el escrutinio.
La segunda vuelta presidencial se realizó sin mayores incidentes y los ecuatorianos tenían que decidir entre continuar con un gobierno de mano dura del presidente Daniel Noboa, que busca la reelección, o dar un giro a la izquierda con González.
En la primera vuelta de febrero, quedaron prácticamente en empate técnico que los dejó con unos 17.000 votos de diferencia.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, informó al cierre de urnas que un 83,76% de los electores había ejercido su derecho al voto.
Elecciones en Ecuador: cómo fue la votación
La votación se desarrolló entre las 7 y las 17 con normalidad y sin incidentes de importancia, algo que fue destacado por las misiones de observación electoral de la Unión Europea (UE) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), las dos mayores delegaciones de observadores desplegadas en el país.
Noboa esperará los resultados en su residencia de playa en la localidad costera de Olón, situada en la provincia de Santa Elena, mientras que González lo hará desde la sede que tiene en la capital Quito la Revolución Ciudadana, el partido que tiene como líder al expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Ninguno de los dos candidatos ha preparado una reunión masiva ante la posibilidad de lo ajustado de los resultados, pues no existe certeza de que pueda saberse con seguridad al final de la noche al ganador o ganadora que gobernará Ecuador por los próximos cuatro años (2025-2029).
Desde el inicio de la jornada electoral, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, rechazó cualquier narrativa de fraude y defendió la transparencia del proceso organizado por el ente que dirige, al señalar que “las acusaciones sin prueba no solo dañan”.
Después de la primera vuelta, tanto Noboa como González lanzaron denuncias sin pruebas de presuntas irregularidades en el proceso de votación y del escrutinio, que rápidamente fueron descartadas por las delegaciones de la UE y la OEA que realizaron la observación.
Distintos actores políticos han hecho un llamamiento a que ambos candidatos respeten los resultados del escrutinio que reporte el CNE.
A las urnas estaban convocados más de 13,7 millones de ecuatorianos para decidir si reeligen a Noboa para un mandato completo o, si por el contrario, devuelven al correísmo al poder de la mano de González, que se convertiría en la primera mujer de la historia de Ecuador en ganar unas elecciones presidenciales.
En total concurrieron a votar un 83,7 % de los ciudadanos habilitados para sufragar, según el reporte definitivo del CNE.
Los comicios volvieron a desarrollarse bajo fuertes medidas de seguridad, con un despliegue de cerca de 100.000 miembros de las fuerzas de segridad, entre ellos casi 60.000 policías y unos 40.000 militares destinados a resguardar los recintos electorales.
También causo polémica que Noboa decretase un nuevo estado de excepción para siete provincias del país y para la capital Quito para combatir al crimen organizado, que es uno más de los sucesivos estados de excepción dictaminados desde que a inicios de 2024 declarase la “guerra” a las bandas criminales.
Desde hace más de un año Ecuador está bajo “conflicto armado interno” para contrarrestar la escalada de violencia criminal que ha llevado a que el país se sitúe a la cabeza de Latinoamérica en índice de homicidios, una tendencia que se ha recrudecido en este inicio de 2025 con un promedio de un asesinato por hora.