El 15 de julio del año pasado, Peter Rudolf de Vries, uno de los periodistas de investigación más prestigiosos de Países Bajos, recibió varios disparos de bala en su humanidad (uno de ellos en la cabeza) mientras caminaba en soledad por las calles de Ámsterdam. El ataque ocurrió poco después de haber sido entrevistado en un programa de televisión de la cadena RTL.
El deceso de De Vries se produjo nueve días después de la agresión; la víctima tenía 64 años de edad y toda una vida dedicada al ejercicio del “mejor oficio del mundo” (como definió al periodismo Gabriel García Márquez), pero también altamente riesgoso cuando la construcción de la noticia o la narración de determinados hechos se realizan en escenarios conflictivos o en circunstancias de exposición extrema.
El crimen que conmovió no sólo a la sociedad neerlandesa sino también a buena parte de la europea volvió a concentrar la atención pública en las últimas horas.
Este martes, la fiscalía a cargo de la investigación informó sobre la detención de dos jóvenes que estarían involucrados en el homicidio del trabajador de prensa.
Uno de los arrestos tuvo lugar en España. Se trata de un ciudadano neerlandés de 27 años de quien se solicitaría su extradición a Países Bajos, de manera inmediata.
La segunda aprehensión se registró en Curazao, una isla caribeña bajo soberanía neerlandesa. En este caso se trata de un hombre de 27 años también oriundo de Países Bajos.
Con estos dos últimos arrestos ya son cinco las personas detenidas por su presunta vinculación con el caso, entre ellas los dos supuestos autores materiales cuyo veredicto se conocerá la semana próxima; ambos acusados podrían ser condenados a cadena perpetua.
La verdad, herida de muerte
También este lunes, fue otra vez noticia el asesinato de la periodista palestina-estadounidense Shireen Abu Akleh ocurrido el 11 de mayo último en la localidad de Yenín durante un operativo militar israelí en los territorios palestinos de Cisjordania.
El vocero del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, declaró que expertos en balística norteamericanos “no pudieron llegar a una conclusión definitiva” sobre los resultados del peritaje para determinar el origen del proyectil que acabó con la vida de la corresponsal de guerra.
La bala había sido entregada a Estados Unidos por la Autoridad Nacional Palestina, que ni bien conocido el resultado de la investigación denunció un intento por “ocultar la verdad”.
También sigue sin esclarecerse el doble crimen del periodista británico y escritor Dominic Mark Phillips y el del exfuncionario y activista indigenista Bruno Pereira, quienes fueron asesinados a balazos en la selva amazónica brasileña, donde se encontraban documentando denuncias de pueblos nativos amenazados.
Los cuerpos de ambos fueron hallados a mediados de junio en la región del valle del Javari.
Hasta el momento han sido detenidas tres personas por su presunta implicancia en el hecho aunque aún no se ha determinado el móvil del crimen.
Consternación
Los crímenes de referencia y la muerte en manos de asesinos de otros periodistas consternan a la comunidad internacional de trabajadoras y trabajadores de prensa.
Por caso, Blaise Lempen, titular de Press Emblem Campaing (Pec), acaba de publicar un informe en Ginebra, Suiza, dando cuenta de que en los primeros seis meses de este año 72 periodistas han sido asesinados, el doble de muertos de la misma manera en comparación con 2021.
“La guerra en Ucrania y la criminalidad desenfrenada en México son las principales razones de este alarmante deterioro”, dijo el presidente de Pec.
Desde la invasión de Rusia a territorio ucraniano (el 24 de febrero), el conflicto se cobró la vida de 30 periodistas; 16 de ellos, en cumplimiento de sus labores profesionales y 14, en combates como soldados o voluntarios del ejército, señala el trabajo.
El documento resalta de manera especial a los 12 periodistas acribillados en México en el primer semestre de 2022.
El último crimen registrado en suelo azteca es el de Antonio de la Cruz, periodista del diario Expreso, quien fue baleado cuando salía de su domicilio en Ciudad Victoria, en el estado de Tamaulipas. En el ataque también resultó herida su hija.
Al respecto, el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Jorge Canahuati, dijo que este nuevo crimen “evidencia el grave riesgo en el que ejercen su oficio los periodistas, situación que se agrava con la falta de justicia”.
La tabla del terror
India, con cuatro muertos, completa el podio detrás de Ucrania y México.
Le siguen Haití, Pakistán y Yemen, con tres muertos cada uno.
El PEC también listó crímenes en Israel, Brasil, Chile, Honduras, Bangladesh, Filipinas, Guatemala, Kazajstán, Myanmar y Turquía, entre otros.
Por su parte, Reporteros Sin Fronteras indica que 491 periodistas y 18 colaboradores se encuentran en prisión en los 179 países que releva.
“En la actualidad, el periodismo está total o parcialmente bloqueado en el 73 por ciento de los países analizados, siendo México el más mortífero en el último año”, destaca la organización con sede en París, Francia, cuyo propósito declarado es defender la libertad de prensa en el mundo y, en concreto, a los periodistas perseguidos por su actividad profesional.
