Bobbie Jo Stinnett, una joven estadounidense de 23 años que cursaba un embarazo de ocho meses, fue asaltada por una desconocida quien además de asesinarla le quitó a su bebé. Ocurrió en Misuri, al medio-oeste de Estados Unidos, una tarde de 2004. El crimen estremeció al país norteamericano y es recordado desde entonces.
Stinnett trabajaba junto a su pareja criando perros de raza Pat, lo que terminó vinculándola con su asesina.
Se trató de Lisa Montgomery, quien se hizo pasar por una interesada en adoptar un cachorro. La mujer engañó a la joven embarazada y la atacó brutalmente.
Por su parte Bobbie Jo Stinnett, oriunda de la ciudad de Misuri, quien se dedicaba a la crianza de perros de raza, utilizaba salas de chat en internet relacionadas con el tema para generar contactos para su trabajo. Mediante este formato conoció a Lisa Montgomery, identificada en la red como “Darlene Fischer”.
Al parecer Bobbie le había contado a su futura asesina que estaba embarazada, lo que intensificó el vínculo entre ellas. Luego de varias conversaciones la joven le contó que tenía cachorros en venta, por lo que Montgomery mostró interés en adoptar uno.
Tras acordar reunirse el día siguiente, un 14 de diciembre de 2004, Lisa mató a la joven y se apropió de su bebé. Un dato no menor es que Montgomery además mintió sobre la distancia a la que se encontraba de Bobbi. Finjió que vivía a 20 minutos de su casa, aunque en realidad tuvo que viajar tres horas desde otro estado para llegar a su destino.
La mujer planeó cuidadosamente el homicidio. Llevaba con ella un cuchillo de cocina y un cordón. Para evitar sospechas, además, pasó algunas horas previas con Bobbie, recorriendo el corral de cachorros, paseando por la propiedad e incluso tomando té.
Para llevar a cabo su crimen, Lisa atacó a la joven embarazada estrangulándola con el cordón hasta dejarla inconsciente. Tras esto utilizó el cuchillo para realizarle un corte profundo en el vientre, provocando que la joven despertara nuevamente, aunque la agresora volvió a asfixiarla hasta matarla.
Luego de la horrorosa escena, la mujer extrajo al bebé del cuerpo y se dio a la fuga con la recién nacida. La colocó en una sillita de auto para niños y comenzó su viaje de regreso a Kansas, lugar donde vivía.
Quien descubrió primero el crimen fue la madre de Bobbie, Becky Harper, quien había planeado encontrarse con su hija esa misma tarde. Cuando llegó a su casa y descubrió la escena del crimen, la mujer llamó al 911.
Tras intentar revivirla, Bobbie fue declarada muerta por los médicos. Seguido de esto la Policía comenzó la investigación. Durante la misma encontraron a la mujer, quien había publicado una foto en sus redes sosteniendo a una bebé en brazos. Cuando los oficiales la interrogaron, la mujer declaró que había dado a luz el día anterior, aunque durante el interrogatorio perdió credibilidad y terminó confesando su atroz crimen.
La mujer fue detenida y la bebé rescatada.
Además, durante la investigación se descubrió que Lisa había sufrido violencia desde muy temprana edad incluyendo abuso por parte de su padrastro y otras personas con el conocimiento de su madre. Se casó a los 18 con su hermanastro, con quien tuvo cuatro hijos y siguió sufriendo violencia de género.
Con los años, empezó a mostrar indicios de enfermedad mental y, una vez en la cárcel, fue diagnosticada con trastorno bipolar, trastorno de estrés postraumático complejo, trastorno disociativo y lesión cerebral traumática.
Según informó BBC News, en una entrevista con el hermano de la joven, se casó con un hombre llamado Kevin después de divorciarse de su primer esposo, y le juraba estar embarazada a pesar de haberse esterilizado.
Lisa Montgomery fue acusada de “secuestro seguido de muerte”, calificado bajo la Ley Federal de Secuestro al haber cruzado de estado para cometer el crimen.
El 22 de octubre de 2007, el jurado la encontró culpable de asesinato y la condenó a la pena de muerte, siendo la primera mujer ejecutada por el gobierno federal estadounidense desde 1953.
