Los líderes de Reino Unido, Francia y Alemania mantuvieron ayer una llamada de emergencia ante la creciente crisis de hambre en Gaza. La conversación tuvo lugar un día después del anuncio del presidente francés, Emmanuel Macron, quien declaró que su país reconocerá formalmente al Estado palestino, convirtiéndose en la primera gran potencia occidental en dar ese paso.
El gesto de Macron será oficializado en septiembre, durante la Asamblea General de la ONU, y marca una profunda diferencia con sus socios europeos. Aunque los tres países respaldan en principio la solución de dos Estados, ni Alemania ni el Reino Unido tienen planes inmediatos de seguir a Francia en el reconocimiento. La división interna entre los aliados del bloque pone en evidencia las dificultades para construir una respuesta común a la guerra entre Israel y Hamas.
Durante la llamada, el primer ministro británico, Keir Starmer, afirmó que el objetivo urgente es “detener la matanza y llevar a la gente la comida que necesitan de manera desesperada; el sufrimiento y el hambre en Gaza son indescriptibles e indefendibles”, lamentó el mandamás británico. Starmer, que enfrenta presiones internas para reconocer a Palestina, evitó pronunciamientos definitivos, aunque se mostró más cercano que nunca al declarar que la condición de Estado es un “derecho inalienable del pueblo palestino”.
Dentro del propio Partido Laborista, el reclamo por un reconocimiento formal crece. El secretario de Salud, Wes Streeting, pidió el martes un anuncio inmediato “mientras todavía quede un Estado palestino por reconocer”, y la legisladora Emily Thornberry –presidenta del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento– sostuvo que el gesto de Macron debería servir como “puntapié inicial” para reactivar el proceso de paz.
Reconocimiento en alza
Más de 140 países ya reconocen al Estado palestino, incluidos una docena en Europa. Sin embargo, Francia es el primer país del G-7 en hacerlo, lo que le otorga un peso simbólico y político considerable. Macron justificó la decisión con una frase contundente: “Lo urgente hoy es que la guerra en Gaza se detenga y la población civil se salve”.
La medida fue inmediatamente criticada por Israel y por el Gobierno de Estados Unidos, que la consideraron contraproducente. También generó incomodidad en Berlín y en Londres. Alemania, que mantiene una relación histórica con Israel marcada por el Holocausto, sostuvo que el reconocimiento de Palestina debe ser uno de los pasos finales de un proceso de negociación y no una acción unilateral.
Sin embargo, el tono del Gobierno alemán se ha endurecido en las últimas semanas. Berlín calificó como “inaceptables” algunas acciones del Ejército israelí y pidió un aumento urgente de la ayuda humanitaria. En un comunicado, el Gobierno alemán afirmó que mantiene un “intercambio constante” con sus socios sobre Gaza y que está dispuesto a “aumentar la presión” si no hay progresos. Aunque no dio detalles, el mensaje dejó abierta la puerta a un cambio de postura.
Reino Unido, en tanto, suspendió sus ventas de armas a Israel y congeló conversaciones de libre comercio. También sancionó a ministros israelíes de extrema derecha y a colonos violentos en Cisjordania.
Más incertidumbre
Mientras Europa debate sus próximos pasos, Israel profundiza la incertidumbre. Ayer, el primer ministro Benjamin Netanyahu anunció que su gobierno está considerando “opciones alternativas” a las conversaciones de alto el fuego con Hamas. La declaración llegó poco después de que tanto Israel como Estados Unidos retiraron a sus delegaciones negociadoras de Qatar, argumentando que Hamas mostró una “falta de voluntad” para llegar a un acuerdo.
Steve Witkoff, enviado especial del presidente Trump, dijo que Estados Unidos buscará nuevas vías para liberar a los rehenes y poner fin al control de Hamas en Gaza. Netanyahu coincidió: “Junto con nuestros aliados estadounidenses, evaluamos alternativas para traer a nuestros rehenes de vuelta y asegurar una paz duradera”.
Desde Hamas, el funcionario Bassem Naim respondió que las negociaciones no están suspendidas, sino en pausa, y que podrían reanudarse la próxima semana. Afirmó que hubo avances en cuestiones clave como el calendario de la tregua, la entrega de ayuda y la continuidad de las conversaciones. Sostuvo además que los comentarios de Witkoff buscan presionar al grupo en beneficio de Netanyahu, antes de una posible nueva ronda de diálogo.
La propuesta en discusión contempla un cese del fuego de 60 días, en el cual Hamas liberaría a 10 rehenes vivos y entregaría los restos de otros 18, a cambio de la liberación de prisioneros palestinos. Se habilitaría un aumento significativo en el ingreso de ayuda humanitaria y las partes negociarían una tregua permanente. Uno de los puntos más conflictivos sigue siendo el retiro de las fuerzas israelíes tras la firma del acuerdo.
A todo esto, la situación humanitaria en Gaza sigue deteriorándose. Más de dos millones de personas sufren escasez de alimentos, agua y medicinas, mientras los casos de desnutrición infantil se multiplican. Más de 100 organizaciones humanitarias y una veintena de países aliados de Occidente reclaman, voz en cuello y de todas las maneras posibles, el fin de la guerra y denuncian de igual modo el bloqueo israelí como una violación del derecho internacional.