Los ojos de la primera línea de la diplomacia internacional miran por estas horas, con suma atención, hacia un mismo punto del mapa de Medio Oriente: El Cairo.
Es que, en la capital de Egipto, la mayor ciudad del mundo árabe, negociadores de Israel y de Hamas aceleraron este martes la discusión sobre los términos de un eventual acuerdo para lograr un alto el fuego en Gaza y liberar a los rehenes cautivos desde hace más de cuatro meses en el enclave palestino arrasado por las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI).
El diálogo se mantiene en pie pese a la intensificación de los ataques israelíes sobre Rafah, la ciudad de la Franja adonde huyeron 1,2 millones de palestinos forzados a desplazarse con la ilusión de encontrar refugio para ponerse a salvo de los combates en otras partes del país sitiado, de 6.520 kilómetros cuadrado de superficie (equivalentes al departamento Cruz del Eje, Córdoba) y de unos cinco millones de habitantes.
Respiro necesario
Un pacto en esos términos daría a la población gazatí el respiro que necesita de manera desesperada tras poco más de cuatro meses de guerra, a la vez que permitiría recuperar la libertad a un centenar de retenidos por los combatientes del Movimiento de Resistencia Islámica tras la cruenta incursión a territorio israelí el 7 de octubre de 2023, que desató el conflicto y dejó un saldo de unas 1.200 personas asesinadas y otras 240 tomadas de rehenes.
También los directores de los principales servicios de Inteligencia de Estados Unidos y de Israel y representantes del Gobierno de Qatar se reunieron este martes en El Cairo con el propósito de evaluar la posible tregua en la contienda.
Se sentaron a la mesa el jefe de la CIA, William Burns; sus homólogos del Mossad y de la Inteligencia egipcia, David Barnea y Abbas Kamel, respectivamente, y el primer ministro catarí, Mohamed bin Abdulrahman.
Pedido urgente de Sudáfrica
A todo esto, autoridades de Sudáfrica presentaron una “petición urgente” ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que considerara si debía “usar sus poderes” para evitar “una inminente violación de los derechos de los palestinos” a causa de los planes del gobierno de Benjamin Netanyahu acerca de una ofensiva militar israelí contra Rafah, último refugio para la población palestina desplazada por la guerra contra Hamas en el enclave.
El conflicto ha causado una destrucción formidable en Gaza con más de 28 mil muertos, de los cuales alrededor del 70% son menores y mujeres, según las autoridades gazatíes. Además, vastas zonas del territorio han quedado devastadas por la ofensiva. Pruebas al canto: un 80% de la población se vio obligada a desplazarse por las hostilidades y más de una cuarta parte de ella tiene severas dificultades para alimentarse y recibir atención médica debido a la profunda crisis humanitaria.
Situación aterradora
“Con tanta gente desplazada, la situación en Rafah es aterradora”, comentó a La Voz la coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, Pascale Coissard. “Todos los lugares están superpoblados, con gente viviendo en tiendas de campaña, en escuelas y en hospitales”, precisó la voluntaria.
La organización humanitaria internacional recordó que en esa ciudad del sur del enclave palestino vivían unas 300 mil personas antes del conflicto; la cifra se disparó a 1,5 millones cuando los gazatíes huyeron de los bombardeos y tras las órdenes de evacuación de las zonas norte y central del enclave.
Israel niega con vehemencia tales acusaciones e insiste en que está tomando medidas extremas para proteger a la población civil en el enclave mientras continúa con su plan de destrucción de la capacidad de gobierno y militar de Hamas y de la liberación de los rehenes.