En solamente 12 los días los franceses elegirán a quien será su presidente por los próximos cinco años. Otra vez los principales candidatos son Emmanuel Macron y Marine Le Pen, quienes ya lanzaron ya la campaña para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 24 de abril. Ambos parecen coincidir en una nueva estrategia que consiste en tratar de conquistar a los votantes de los candidatos que quedaron fuera de esta instancia.
Varias ciudades del norte francés vieron este lunes el desplazamiento de Macron, quien este martes se moverá por el este, dos zonas que han sufrido una caída industrial en las últimas dos décadas y donde la candidata Le Pen fue la más votada. Macron quiere mostrar que está cerca de los ciudadanos, ya que se lo ha criticado por su lejanía con la población.
Macron se acerca a la gente
En la ciudad de Denain, que tradicionalmente había votado al socialismo pero donde en esta ocasión ganó la candidata Le Pen, Macron conversó con personas comunes que lo consultaron sobre el aumento de los precios y le compartieron sus preguntas sobre su idea de subir la edad de jubilación de 62 a 65 años.
Macron dijo que quiere “convencer a todos los franceses”. Sostuvo que el actual modelo de pensiones no es sostenible pero también que habrá excepciones en el retraso de la edad de jubilación para “los trabajos penosos físicamente”.
El presidente también lamentó que la poca campaña que ha hecho, debido a la guerra en Ucrania, hace que se desconozca casi su programa social.
Le Pen redobla su actividad
La ultraderechista Le Pen mostró gran actividades y este lunes por la mañana reunió a su comité de campaña para preparar su estrategia para la segunda vuelta. A la tarde programó una visita a una explotación agrícola, que no estaba prevista.
Este martes ofrecerá una conferencia de prensa sobre “la democracia y el ejercicio del poder”, además de dar varias entrevistas a la prensa.
En la reunión con su comité de campaña, Le Pen se mostró lista para “luchar contra todo y contra todos”, y después improvisó un viaje a una zona rural del departamento de Yonne (este), donde se entrevistó con agricultores para discutir sobre su tema favorito: el aumento de los precios de la energía, los abonos y los alimentos, de lo que culpó a Macron.
El recuento de votos concluido este lunes mostró que Macron logró el domingo un 27,84 por ciento de los votos, frente a un 23,15 por ciento de Le Pen.
Ambos candidatos mejoraron sus registros de la primera vuelta de 2017, e incluso el presidente logró un margen ligeramente mayor.
Sondeos muy ajustados
Los sondeos de intención de voto divulgados hasta ahora coinciden en una victoria de Macron el domingo 24, pero por un margen que terminaría siendo mucho más estrecho que el contundente 66,1 por ciento a 33,9 por ciento de 2017.
Ahora, la reelección del presidente sería por una diferencia de entre dos y ocho puntos porcentuales, según cuatro institutos demoscópicos.
“Hay que salir a buscar la victoria, nada está decidido”, reconoció este lunes el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, en unas declaraciones radiofónicas.
Tras conocer los resultados, los candidatos del arco político que va desde la derecha moderada hasta el comunismo hicieron llamamientos a votar a Macron, o al menos para no votar por Le Pen.
Se trata de una nueva edición del llamado “frente republicano”, como se llama en Francia al cordón sanitario para evitar que la ultraderecha llegue al poder en cualquier nivel de gobierno.
La politóloga Christèle Lagier, experta en elecciones y extrema derecha de la Universidad de Aviñón, cree “muy probable” que en la segunda vuelta aumente la abstención, sobre todo entre los electores “decepcionados” de la izquierda.
El hundimiento de las dos grandes formaciones tradicionales de centroderecha (Los Republicanos) y centroizquierda (Partido Socialista) hace que los dos aspirantes al Elíseo tengan que buscar votos entre electores más radicalizados o en la abstención, que fue la segunda más alta en una primera vuelta.
Lagier considera “bastante complicado” que Le Pen pueda movilizar un número importante de nuevos votos, algo que solo podría hacer -y lo intuye “muy improbable”- entre los abstencionistas y en la parte “más volátil” del electorado del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que quedó en tercer lugar.
