La Asamblea Nacional de Francia marcó un hito este 27 de mayo al aprobar en primera lectura una proposición de ley que legaliza la eutanasia para pacientes con enfermedades incurables que sufran dolores físicos o psicológicos insoportables.
Con 305 votos a favor y 199 en contra, el proyecto, impulsado por el presidente Emmanuel Macron, también garantiza el acceso universal a cuidados paliativos, aprobados por unanimidad con 560 votos. El texto, que aún debe pasar por el Senado y una segunda lectura en 2026, desata un debate polarizado sobre el derecho a morir dignamente.
Eutanasia: primer paso en Francia
El proyecto de ley, presentado inicialmente en abril de 2024, establece condiciones estrictas para la “ayuda a morir”.
Los pacientes deben ser mayores de 18 años, residir en Francia o ser ciudadanos franceses, padecer una enfermedad grave e incurable en fase avanzada, sufrir dolores refractarios o insoportables, y expresar su consentimiento de forma libre y consciente en el momento del procedimiento.
Esto excluye a personas en coma o con Alzheimer avanzado, a diferencia de legislaciones en países como Bélgica o Países Bajos. La solicitud debe ser evaluada en 15 días por un equipo médico, seguida de un período de reflexión de dos días, con un plazo máximo de tres meses para ejecutar el procedimiento. En la mayoría de los casos, el paciente debe autoadministrarse la sustancia letal, salvo en casos de incapacidad física, donde un médico intervendría.
El debate en la Asamblea Nacional, que se extendió por dos semanas tras años de discusiones públicas, reflejó profundas divisiones.
Los partidarios, liderados por el bloque de izquierda y el centro macronista, celebraron el avance como una “conquista social”, comparándolo con la legalización del aborto, según el diputado socialista Stéphane Delautrette.

Críticas al proyecto de eutanasia en Francia
Sin embargo, opositores, principalmente de la derecha conservadora como Los Republicanos, argumentaron que priorizar la eutanasia sin garantizar cuidados paliativos universales es un error, según La Derecha Diario. La libertad de voto generó resultados curiosos: 19 diputados de la extrema derecha de Marine Le Pen apoyaron el texto, mientras que el partido Horizons se dividió casi equitativamente.
La ministra de Sanidad, Catherine Vautrin, calificó el procedimiento como un “enfoque francés, estricto y regulado”, destacando la necesidad de un consenso amplio en el Senado, donde la mayoría conservadora podría introducir cambios.
Organizaciones provida, como Alliance Vita, protestaron frente a la Asamblea, exigiendo más inversión en cuidados paliativos, que según el Tribunal de Cuentas francés solo alcanzan al 50% de los pacientes que los necesitan, dejando a 180,000 personas sin acceso anual, según Euronews.
La población francesa apoya mayoritariamente la medida: un sondeo de IFOP de mayo de 2024 reveló que el 92% está a favor de la eutanasia para enfermos terminales que lo soliciten, y el 74% de los médicos respalda su legalización. Macron, quien prometió someter la ley a un referéndum si enfrentara trabas, celebró la votación como una “etapa importante” hacia un “camino de fraternidad”, según su mensaje en X.
Si el Senado aprueba el texto sin modificaciones significativas, Francia se convertirá en el octavo país europeo en legalizar la eutanasia, uniéndose a Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, España, Suiza, Alemania y Austria.
Sin embargo, críticos advierten que la ley podría ampliarse en el futuro, generando preocupaciones éticas, especialmente tras el rechazo de enmiendas que buscaban excluir a personas con discapacidades intelectuales o autismo.
Qué pasa en otros países europeos
El camino para legalizar la eutanasia lo iniciaron otros países europeos hace décadas, como fue el caso de Países Bajos, cuyo Parlamento aprobó en abril de 2001 la ley que daba luz verde a la eutanasia y que entró en vigor un año después.
Bélgica también fue de los primeros en Europa en aprobar la medida y es, junto con su vecino neerlandés, el único país que ha extendido la legislación también para niños y adolescentes. Ambos países autorizan la eutanasia en condiciones muy estrictas y bajo supervisión médica, requisitos similares a los que tiene Luxemburgo, que se sumó a sus vecinos en el año 2009.
En España, una ley de 2021 aprobó y reguló la eutanasia, para la lucha de las personas enfermas que quieren ejercer este derecho se ha trasladado a los tribunales, donde han encontrado dificultades para terminar con su vida. Uno de los casos más reciente fue el de Noelia, una joven con paraplejia cuyo padre logró suspender ‘in extremis’ su deseo de morir en agosto de 2024 y que protagonizó el primer juicio contra una eutanasia autorizada en España. En la actualidad, el proceso continúa paralizado.
El caso de Suiza es más llamativo pues distingue entre “eutanasia”, prohibida por ley, y “suicidio asistido” (con papel activo del paciente), sí permitido. Unas 1.600 personas se acogen a esto derecho en el país cada año. No es raro que incluso enfermos en estado terminal de otros países viajen a Suiza para someterse a él, caso del célebre director francés Jean Luc Godard, fallecido en 2022 por suicido asistido en la localidad suiza de Rolle a los 91 años.
Reino Unido. Aunque el pasado 29 de noviembre de 2024 la Cámara de los Comunes (baja) del Parlamento británico aprobó una proposición de ley para legalizar el suicidio asistido en Inglaterra y Gales, actualmente tanto la eutanasia como este procedimiento son ilegales en Reino Unido. La proposición de ley, que permitiría que los mayores de 18 años que padecen una enfermedad terminal puedan recibir asistencia para morir (siendo el enfermo quien tome el medicamento, sin nadie más autorizado a administrarlo), sigue en trámites parlamentarios.
En el caso de Portugal, habrá que esperar para poder solicitar la eutanasia en territorio luso, ya que el Tribunal Constitucional tumbó en el pasado mes de abril la ley que regula el procedimiento, aprobada en mayo de 2023. El texto, que contempla que solo pueden recibir la eutanasia los mayores de 18 años y cuando el suicido asistido fuera imposible por incapacidad física del enfermo, tendrá que volver al Parlamento para ser modificado por la nueva cámara salida de las elecciones del 18 de mayo con una mayoría de derechas reforzada.
En Alemania, el suicidio asistido se encuentra en un limbo legal, ya que el Tribunal Constitucional del país lo descriminalizó en 2020, lo que volvió necesario legislar de nuevo la cuestión, algo que sin embargo no ha ocurrido. Los médicos tienen la posibilidad de suministrar a un enfermo terminal los medicamentos necesarios para poner fin a su vida, pero no están obligados a hacerlo ni el paciente dispone de un derecho a ello. Aun así, en 2024 se produjeron en Alemania 977 casos de asistencia al suicidio, un centenar más que el año anterior.
En Italia, la legalización sobre la eutanasia parece lejana, aunque el Tribunal Constitucional abrió la puerta en 2019 a despenalizar ciertas formas de suicidio asistido. Este mayo, la misma corte pidió al Parlamento que tramite una ley que regule la eutanasia, después de que el Gobierno de Giorgia Meloni anunciara la impugnación de una ley regional aprobada en Toscana, que busca poner fin al vacío legal actual y que abrió una disputa con el Ejecutivo, conservador y contrario a medidas de esta índole.
Por su parte, Rusia prohíbe la eutanasia por ley, con un Código Penal que trata el procedimiento como un asesinato que conlleva el respectivo castigo.