Este sábado, Israel y Hamas completaron su sexto intercambio de rehenes y prisioneros, un proceso que, si bien tenso y frágil, aporta una tenue luz de esperanza en medio de la devastación provocada por la guerra en Gaza. La liberación recíproca se produce a tan sólo dos semanas del final de la fase inicial del cese al fuego, que desde su entrada en vigor el 19 de enero ha logrado mantener controlado el conflicto armado, aunque las amenazas de reanudación de los combates continúan latentes.
Los tres rehenes liberados por el Movimiento de Resistencia Islámica, tres hombres israelíes secuestrados durante la violenta invasión de milicianos del grupo yihadista palestino a territorio israelí, el 7 de octubre de 2023, fueron recibidos con alivio en Israel, aunque la emoción de su liberación contrasta con la pesadumbre por los que aún permanecen en cautiverio.
El argentino-israelí Iair Horn, de 46 años; Sagui Dekel Chen, de 36, y Alexander Troufanov, de 29, fueron finalmente entregados a la Cruz Roja en la ciudad de Khan Younis, al sur de Gaza, después de haber sido presentados ante la multitud por combatientes armados y enmascarados. La escena, estremecedora y brutal, refleja con contundencia el drama humano de una guerra interminable.
El peso de la incertidumbre
Aunque los tres hombres parecían en mejor estado físico que los rehenes liberados una semana atrás, la desdicha personal de cada uno de ellos sigue siendo agobiante. Por caso, Troufanov, antes de reunirse con su familia, fue informado de la muerte de su padre, víctima del ataque de Hamas en octubre de 2023. Chen, por su parte, se preparaba para conocer a su hija menor, nacida meses después de su secuestro. Horn, cuyos padres celebraron su regreso, aún enfrenta la angustia de la ausencia de su hermano Eitan, quien sigue en condición de rehén.
Mientras tanto, en Gaza, la liberación de 369 prisioneros palestinos, entre ellos militantes condenados por ataques mortales contra israelíes, genera sentimientos encontrados. Entre los liberados se encuentra Ahmed Barghouti, de 48 años, condenado por su participación en atentados suicidas en la década de 2000, y Hassan Aweis, quien fue sentenciado a cadena perpetua por homicidio y terrorismo. Para muchos de sus familiares, la vuelta a casa de estos prisioneros se ve como un triunfo frente a las dificultades de una guerra interminable, aunque para otros, el regreso de los prisioneros condenados genera una sensación de injusticia y reabre heridas profundas.
Tensión detrás de la tregua
El intercambio de rehenes por prisioneros de ayer es solo una parte del acuerdo de alto el fuego que, a duras penas, ha logrado sortear varias crisis desde su arranque el 19 de enero. A principios de la semana pasada, una discrepancia entre los protagonistas directos de la guerra en pausa sobre el suministro de ayuda humanitaria amenazó con descarrilar el endeble acuerdo. Hamas había señalado que la entrada de más ayuda a Gaza, incluidos suministros médicos y tiendas de campaña, era una condición fundamental para continuar con el intercambio, mientras que Israel exigía garantías de que la organización yihadista no aprovecharía la tregua para rearmarse. La intervención de mediadores, sobre todo de Egipto y de Qatar permitió superar el trance, pero la paz sigue siendo, a todas luces, una meta distante.
A esto se suman las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien en sus redes sociales señaló que los rehenes liberados “parecen estar en buena forma”, sugiriendo que la presión internacional podría influir en las decisiones políticas de Israel. Sin embargo, el gobierno de Benjamin Netanyahu aclaró aclarado que no impuso el plazo de las 12 del sábado, como mencionó el mandatario norteamericano, y que el acuerdo de alto el fuego no está vinculado a una fecha límite establecida de manera unilateral.
A la vuelta de la esquina
Con el final de la primera fase del alto el fuego a la vuelta de la esquina, los ojos están puestos en lo que sucederá después de marzo, cuando, según el acuerdo, Israel y Hamas deberán abordar la segunda fase del proceso, mucho más compleja. Esta instancia implica la liberación de todos los rehenes restantes y el posible cese definitivo de las hostilidades, un horizonte incierto que genera preocupación en ambos bandos.
Así, mientras Israel parece dispuesto a excarcelar a más de 1.000 prisioneros palestinos a cambio de la liberación de los rehenes israelíes en poder de Hamas, el futuro de este proceso sigue siendo incierto. La violencia en Gaza y en Cisjordania, la situación humanitaria crítica en el enclave palestino y las tensiones políticas internacionales a la orden del día amenazan con hacer volar por los aires cualquier intento de alcanzar una paz duradera al menor descuido o ante el desconocimiento de alguna de las condiciones asumidas por las partes cuando firmaron el acuerdo.