Desde que la ofensiva de Israel provocó un colapso de seguridad en Gaza, lo que ha vuelto casi imposible entregar alimentos de manera segura a los palestinos, gran parte de la limitada ayuda que entra es acaparada por pandillas y comerciantes, y vendida a precios exorbitantes.
Un kilogramo de harina llegó a costar hasta U$S 60 en los últimos días; y un kilogramo de lentejas, hasta U$S 35. Eso está fuera del alcance de la mayoría de los residentes del territorio, que, según los expertos, corren riesgo de hambruna. La gente depende en gran medida de sus ahorros, a 21 meses del inicio de la guerra entre Israel y Hamas.
La decisión tomada por Israel este fin de semana de facilitar más entregas de ayuda —tras enfrentar la presión internacional— redujo los precios en cierta medida, pero esto aún no se percibe del todo en el terreno.

Las bolsas de harina en los mercados suelen llevar logotipos de la ONU, mientras que otros paquetes tienen marcas que indican que provienen de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés) respaldada por Israel, todo lo cual fue entregado originalmente de forma gratuita.
En los tumultos que rodean las distribuciones de ayuda en las últimas semanas, los residentes dicen que los más fuertes tienen más posibilidades de conseguir comida.
Un verdadero caos
Todas las vías de ayuda están plagadas de caos. La ONU dice que hasta 100 mil mujeres y niños sufren de desnutrición aguda severa, los grupos de ayuda y los medios de comunicación señalan que su propio personal padece hambre, y el Ministerio de Salud de Gaza afirma que docenas de palestinos murieron por causas relacionadas con el hambre en las últimas tres semanas.
Cuando la ONU obtiene el permiso de Israel para distribuir ayuda, sus convoyes casi siempre son atacados por pandillas armadas o abrumados por multitudes hambrientas en la zona de amortiguamiento controlada por el Ejército.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU dijo la semana pasada que solo podrá entregar ayuda de manera segura a los más vulnerables una vez que se restablezca la seguridad interna, lo cual ocurrirá solo bajo un alto el fuego.
“Mientras tanto, dada la urgente necesidad de que las familias accedan a alimentos, el PMA aceptará que las poblaciones hambrientas tomen comida de sus camiones, siempre que no haya violencia”, dijo la portavoz Abeer Etifa.
En el sistema alternativo de entrega operado por la GHF, que es un contratista estadounidense, los palestinos a menudo corren un gran riesgo.
Desde mayo, más de mil fueron asesinados por soldados israelíes mientras buscaban comida, sobre todo cerca de los sitios de la GHF, según la oficina de derechos humanos de la ONU, testigos y funcionarios de salud locales.
El Ejército israelí dice que solo disparó tiros de advertencia cuando la gente se acerca a sus fuerzas, mientras que la GHF afirma que sus contratistas de seguridad solo usaron gas pimienta o dispararon al aire en algunas ocasiones para evitar estampidas.
Heba Jouda, que ha visitado los sitios muchas veces, dijo que hombres armados roban la ayuda cuando la gente regresa con ella y que los comerciantes también ofrecen comprarla.
“Para obtener comida de la organización estadounidense, tienes que ser fuerte y rápido”, dijo.
Versiones cruzadas
En imágenes grabadas por palestinos en los sitios de la GHF se muestran escenas caóticas, con multitudes de hombres corriendo por corredores vallados y luchando por agarrar cajas del suelo.
La organización afirma que instaló carriles separados para mujeres y niños, y que aumentó los programas para entregar ayuda directamente a las comunidades.
Las entregas de la ONU también suelen generar violencia mortal y caos, ya que las multitudes, compuestas por miles de personas, abruman los camiones, que están muy cerca de las tropas israelíes. La ONU no acepta la protección de Israel y afirma que prefiere confiar en el apoyo comunitario.
“No hay una política de hambre en Gaza, y no hay hambre en Gaza”, dijo el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu el domingo.
La situación cambió drásticamente en marzo. Durante gran parte de la guerra, las agencias de la ONU pudieron entregar ayuda de manera segura, a pesar de las restricciones israelíes y de los ataques y robos ocasionales. La Policía liderada por Hamas custodiaba los convoyes y perseguía a los saqueadores y a los comerciantes sospechosos de revender ayuda.
Durante un alto el fuego a principios de este año, Israel permitió la entrada de hasta 600 camiones de ayuda día por día. No hubo interrupciones importantes en las entregas, y los precios de los alimentos eran mucho más bajos.
La ONU dijo que tenía mecanismos para prevenir cualquier desvío organizado de ayuda. Pero Israel afirma que Hamas la estaba desviando.
Todo eso cambió en marzo, cuando Israel suspendió el alto el fuego y detuvo todas las importaciones, incluida la comida. El Ejército israelí se apoderó de grandes partes de Gaza en lo que, afirmó, era una táctica para presionar a Hamas para que libere a los rehenes secuestrados en su ataque del 7 de octubre de 2023, que dio inicio a la guerra.
Mientras la Policía dirigida por Hamas desaparecía de las áreas bajo control israelí, las tribus locales y las pandillas tomaron el control, afirman los residentes.
Israel comenzó a permitir la entrada de cantidades mínimas de ayuda en mayo. La GHF se estableció ese mes con el objetivo declarado de prevenir que Hamas desvíe la ayuda.
Desde entonces, Israel permitió un promedio de unos 70 camiones al día, en comparación con los 500 a 600 que se necesitan, según la ONU. El Ejército dijo el sábado que permitiría la entrada de más camiones –180 entraron el domingo–, mientras que los lanzamientos aéreos internacionales se reanudaron, pero, según las organizaciones de ayuda, son ineficaces.
Aun si Israel pausa sus operaciones militares durante el día, no se sabe cuánto mejorará la situación de seguridad.
Hamas negó el robo de ayuda. No se sabe si el grupo está involucrado en el comercio de asistencia, pero sus combatientes se arriesgarían mucho al operar de manera coordinada en zonas militares israelíes por las que pasan los camiones de la ONU y donde se encuentran los sitios de la GHF.
Autoridades de la ONU han pedido a Israel que levante completamente el bloqueo y permita la entrada de grandes cantidades de alimentos a Gaza. Eso reduciría el incentivo para el saqueo, al asegurar que haya suficiente para todos y al provocar una caída en los precios.