En el majestuoso entorno de Lancaster House, líderes de toda Europa -junto a representantes de Canadá y de Turquía- se congregaron en una cumbre sin precedentes para delinear una estrategia que garantice la paz y estabilidad en Ucrania.
La reunión surgió tras el tenso encuentro de la semana pasada entre el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca.
El presidente francés, Emmanuel Macron, propuso una tregua de un mes entre Ucrania y Rusia, “en el espacio aéreo, en el mar y sobre las infraestructuras energéticas”. El ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot, declaró que eso serviría “para saber si Putin actúa de buena fe” en unas eventuales negociaciones de paz.
Sin embargo, Londres se habría desmarcado de la propuesta francesa. Desde Downing Street admitieron que hay “muchas opciones sobre la mesa entre los socios americanos y europeos”. El secretario de Estado para las Fuerzas Armadas inglesas, Luke Pollard descartó la posibilidad de una tregua y aseguró que los esfuerzos deben concentrarse “en una paz duradera”.
El anfitrión de la cumbre, el primer ministro británico Keir Starmer, enfatizó la urgencia de la situación: “Este es un momento único para la seguridad de Europa y todos debemos dar un paso adelante”. Starmer anunció la formación de una “coalición de países dispuestos” a respaldar a Ucrania, y destacó que “Reino Unido está dispuesto a respaldarlo con presencia militar sobre el terreno y aviones, junto a otros medios”.
El plan propuesto se centra en cuatro pilares fundamentales:
- Mantenimiento de la ayuda militar a Ucrania: los líderes europeos acordaron continuar proporcionando asistencia militar para fortalecer la defensa ucraniana.
- Participación activa de Kiev en las negociaciones de paz: se subrayó la importancia de que Ucrania tenga un asiento en cualquier mesa de diálogo que busque resolver el conflicto.
- Disuasión de futuras agresiones rusas: se enfatizó la necesidad de reforzar las capacidades defensivas europeas para prevenir cualquier intento de invasión por parte de Rusia.
- Formación de una coalición internacional: se propone una alianza de países dispuestos a defender un acuerdo de paz y actuar como garantes de la estabilidad en la región.
Preparados para lo peor
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hizo hincapié en la necesidad de rearmar a Europa con urgencia, afirmando que es esencial “prepararse para lo peor”.
Por su parte, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, expresó el compromiso de España al declarar que “hará todo lo que esté en su mano” para lograr una paz justa y duradera en Ucrania.
El presidente Zelensky, visiblemente conmovido por el respaldo recibido, agradeció el apoyo de los líderes europeos y enfatizó la resiliencia del pueblo ucraniano en su lucha por la libertad y la soberanía.
Mientras tanto, las relaciones entre Ucrania y Estados Unidos atraviesan un momento delicado. El asesor de Seguridad Nacional estadounidense, Mike Waltz, sugirió que Zelenski debería considerar dejar el cargo si no está dispuesto a firmar acuerdos clave con Washington y buscar una solución diplomática con Rusia.
El papel europeo
La cumbre de Londres marca un hito en la unidad europea frente a la crisis ucraniana, demostrando que, a pesar de las diferencias, el continente está dispuesto a asumir un papel protagónico en la búsqueda de la paz y la estabilidad regional.
La exhortación a Starmer a 18 colegas gobernantes de que necesitan hacer el trabajo pesado por su propia seguridad llega pocos días después de que el respaldo de Estados Unidos a Ucrania pareciera estar en riesgo, luego de que Trump arremetiera contra el Zelensky y le achacara que él no estaba lo suficientemente agradecido por el apoyo que recibió de Washington.
Starmer aprovechó la oportunidad como parte de sus empeños más amplios por cerrar la brecha entre Europa y Estados Unidos, y también salvar lo que parecía ser el inicio de un proceso de paz antes de la disputa del viernes.
“No todaslas naciones se sentirán capaces de contribuir, pero eso no puede significar que nos quedemos de brazos cruzados”, manifestó. “En cambio, aquellas que estén dispuestas intensificarán la planificación ahora con verdadera urgencia”.
Indicó que cualquier plan requeriría un fuerte respaldo de Estados Unidos. No especificó lo que eso significaba, aunque le dijo a la BBC antes de la cumbre que había “conversaciones intensas” para obtener una garantía de seguridad de parte de Washington.
El mandatario británico indicó que posteriormente presentará un plan más formal a Estados Unidos y trabajará con Trump.
Dos pasos adelante, uno atrás
Europa mostró su preocupación luego de que Trump iniciara conversaciones de paz directas con Putin, al que la mayoría de los gobernantes occidentales habían aislado desde que invadió Ucrania, hace tres años.
Sus empeños por seguir siendo relevantes y proteger los intereses europeos mientras su antiguo aliado parecía acercarse a Putin se tornaron aún más apremiantes cuando Trump llamó dictador a Zelensky y afirmó falsamente que Ucrania había iniciado la guerra.
Las visitas al Despacho Oval por parte de Starmer y de Macron —que dijo que su visita había sido un “punto de inflexión”— fueron consideradas pasos en la dirección correcta. Las reuniones fueron cordiales y Trump incluso adoptó un tono más suave hacia Ucrania, aunque no se comprometió a proporcionar garantías de seguridad de Estados Unidos y sostuvo que Europa necesitaría proporcionar soldados para el mantenimiento de la paz.
Pero 12 horas después de que Starmer volviera de Washington, todo eso pareció desplomarse cuando Trump y el vicepresidente JD Vance reprendieron a Zelensky.
De todas maneras, Starmer rechazó la insinuación de que Estados Unidos ya no era un aliado confiable. “No hay dos países que estén alineados tan de cerca como nuestros dos países, y nuestra defensa, nuestra seguridad e inteligencia están entrelazadas como no lo están en ningún otro par de países, así que es un aliado importante y confiable para nosotros”, declaró.