Rusia y Ucrania reanudaron el viernes las negociaciones para alcanzar la paz, pero se vieron empañadas por un supuesto ataque ucraniano contra un depósito de combustible en territorio ruso, que Kiev niega, y un nuevo intento fallido de evacuar la asediada ciudad de Mariúpol.
Pese a la continuidad de los combates, el esfuerzo diplomático de poner fin al conflicto persiste y las conversaciones se reanudaron por videoconferencia.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, aseguró que se observan progresos en el diálogo sobre el estatus neutral de Ucrania, incluyendo un acercamiento de posturas con respecto a la situación de las regiones separatistas rusoparlantes del Dombás.
“Estos acuerdos deben ser completados (...), y hay cierto progreso admitiendo la imposibilidad de que Ucrania forme parte de cualquier bloque”, aseguró el jefe de la diplomacia rusa durante su visita oficial a la India, un país que mantiene un perfil de neutralidad desde el comienzo del conflicto.
Las negociaciones se reiniciaron tres días después del primer acercamiento de posturas entre las partes en conflicto durante la reunión celebrada en Estambul.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, le dijo a su par de Rusia, Vladímir Putin, que aspira a sumarlo a un encuentro con el mandatario de Ucrania, Volodimir Zelenski, como parte de sus gestiones para poner fin a la guerra.
Mariúpol trágica
En el terreno, la situación está lejos de apaciguarse: Rusia denunció un nuevo ataque ucraniano sobre su ciudad de Belgorod, que se suma al ocurrido horas antes sobre unos depósitos de petróleo de la localidad, mientras que fuentes del Ministerio de Defensa en Kiev negaron toda implicación y atribuyeron las detonaciones a un “descuido” de las fuerzas rusas.
“Sospechamos que las explosiones de Belgorod se produjeron o bien por un descuido o para ocultar la corrupción de alguien”, indicaron fuentes del Ministerio de Defensa de Ucrania, bajo condición de anonimato, al portal de noticias local Segodnya.
El gobernador regional de esa ciudad, Viacheslav Gladkov, había acusado al Ejército de Ucrania de atacar una serie de depósitos de petróleo en la localidad, situada cerca de la frontera entre ambos países, antes de agregar que el hecho no provocó víctimas fatales.
En tanto, Mariúpol, un estratégico puerto sobre el mar de Azov, sigue aguardando el desenlace de complejas negociaciones para abrir un corredor humanitario por el cual evacuar a decenas de miles de civiles que viven en condiciones deplorables.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que consideraba iniciar el viernes el operativo, indicó luego que su equipo no consiguió llegar a la ciudad ni “facilitar un paso seguro” para los civiles, pero que volverá a intentarlo este sábado.
La ciudad quedó reducida a escombros. Sólo allí fallecieron cinco mil personas, según las autoridades ucranianas, y decenas de miles de civiles están escondidos en sótanos, sin apenas luz, comida, agua o medicamentos.
Rusia anunció a inicios de esta semana que reduciría sus operaciones en torno a la capital Kiev y a la ciudad norteña de Chernígov para centrarse en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, en el este.
Expertos militares aseguran que Moscú, ante la resistencia ucraniana, busca ahora establecer su control en la franja costera sur que va desde la península de Crimea, anexionada en 2014, hasta las dos regiones del Dombás.
En el terreno, las fuerzas armadas ucranianas dijeron haber liberado 11 localidades en la región sureña de Jersón. Dos personas murieron y otras dos resultaron heridas en bombardeos rusos, dijo el gobernador regional.
Por decisión propia las fuerzas rusas dejaron la antigua planta nuclear de Chernóbil, que habían ocupado el primer día de la invasión el 24 de febrero último, y el Organismo Internacional de Energía Atómica (Oiea) visitará “cuanto antes” la central para conocer sus condiciones.
Así lo explicó este viernes el director de la agencia, el argentino Rafael Grossi, que igualmente adelantó que la situación radioactiva es “bastante normal”, según lo dialogado con las autoridades que visitó en Ucrania y Rusia.
La presidencia ucraniana informó, por otro lado, haber obtenido la liberación de 86 de sus militares capturados por Rusia, en un canje por militares rusos cuyo número no fue precisado.
Efectos en la economía
A medida que continúan los bombardeos, también siguen las represalias entre Moscú y las potencias occidentales.
Desde el jueves rige el decreto presidencial que obliga a los compradores del gas ruso a pagar los suministros en rublos, una medida que apunta contra los países que el Kremlin considera “hostiles”, como los de la Unión Europea (UE).
“El decreto no es retroactivo”, dijo el portavoz del gobierno ruso, Dmitri Peskov, al aclarar que los envíos actuales se abonan a mitad de mes o principios de mayo, por lo que descartó cualquier corte antes de esa fecha.
La invasión en Ucrania elevó el precio de los hidrocarburos y, ante esto, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció el jueves la liberación de un millón de barriles de crudo por día de sus reservas estratégicas durante seis meses para bajar la cotización.
El mandatario aseguró el viernes que son “más de 30 países” los que seguirán a Washington en esta medida para mitigar los precios que ya están pagando consumidores y empresas.