Uno de los últimos grandes movimientos de la izquierda regional ocurrió en noviembre pasado.
El presidente boliviano Luis Arce y los exmandatarios Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Alexis Tsipras (Grecia) y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, entre otros, rubricaron el texto.
Expectativas
Los regresos de la izquierda en Argentina (2019) y Bolivia (2020), y el aval judicial para una eventual candidatura de Lula da Silva en 2022, constituían un excelente marco para tomar un nuevo impulso.
“Si la propuesta del pueblo gana en Ecuador y Perú volveremos al proyecto integracionista de la ‘patria grande’ de Chávez, Néstor Kirchner, Lula y Correa y renacerá Unasur”, expresó Evo Morales horas antes de las elecciones del domingo pasado.
Sin embargo, los candidatos patrocinados por el progresismo latinoamericano perdieron en todas las contiendas.
Incluso en Bolivia, el Movimiento Al Socialismo (MAS) perdió de manera clara las gobernaciones de La Paz, Chuquisaca, Pando y Tarija. En total, el MAS cayó en seis de las nueve gobernaciones que se disputaron este año.
"¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Qué hay que hacer? Esa es una responsabilidad", reflexionó el exlíder cocalero tras conocer los resultados.
“La gente estaba harta del abuso de poder en el gobierno de Evo Morales, pero también del de Áñez con su postulación. Y que ahora vuelva el Gobierno de Luis Arce con la arremetida agresiva y el abuso de poder, la gente lo rechaza”, explicó la politóloga Jimena Costa.
En Ecuador, también
La izquierda cayó también de manera clara en Ecuador, donde el correísta Andrés Araúz (47,52%) perdió la segunda vuelta ante el conservador Guillermo Lasso (52,48%).
“Siempre fue muy difícil ganar. Tuvimos la esperanza de ganar en un momento dado, le fue tan mal a Lasso en la primera vuelta, que dijimos: podemos ganar, pero no nos engañemos, tomando un poco de distancia, siempre fue difícil”, dijo ayer Correa, quien por primera vez perdió una elección.
Una de las claves de la derrota de Arauz, según los especialistas, fue su incapacidad para aglutinar a la izquierda. Entre la Izquierda Democrática y el movimiento indigenista de Yaku Pérez obtuvieron en la primera vuelta casi el 67 por ciento de los votos. En el balotaje ninguno de sus líderes llamó a votar por el candidato de Correa.
“El modelo correísta coartó las libertades en el país, cooptó las diferentes instancias de poder y manejó mal los fondos públicos; pero lo más preocupante es cómo nos dividió con un discurso de fractura y de odio durante prácticamente 14 años”, justificó Xavier Hervas, de Izquierda Democrática.
En Perú, donde primó una gran fragmentación, el sindicalista de izquierda Pedro Castillo (19,1%) y la derechista Keiko Fujimori (13,33%) disputarán la segunda vuelta presidencial prevista para el 6 de junio.
Allí tampoco pudo el progresismo latinoamericano imponer su candidato. Verónika Mendoza, de Juntos por Perú, era la elegida por los líderes de izquierda que firmaron la Declaración de la Paz.
Con apenas un 8% ocupó el sexto lugar el domingo y ayer dijo que iba a escuchar a Castillo, pero que su partido “no va a dar un cheque en blanco a nadie”.
Tampoco tuvo empacho en expresar sus dudas en base a las diferencias que mantiene con Castillo, un político de extrema izquierda, populista y conservador en lo social.
“No me queda claro porque ha dicho que se tiene que aumentar el presupuesto para la educación a un 10% del PBI. Estoy de acuerdo, pero, ¿de dónde va a sacar plata si no quiere hacer una reforma tributaria? Me preocupa además como mujer y como madre que el señor (Castillo), siendo maestro, no esté de acuerdo en una educación para la igualdad cuando las mujeres somos víctimas de violencia”, dijo.
Sólo el tiempo mostrará si la izquierda latinoamericana logra recuperar terreno tras el golpe del domingo pasado en las urnas.