srael volvió a atacar este lunes la Franja de Gaza y el movimiento islamista Hamas informó que los bombardeos dejaron numerosos muertos, en una Navidad en Tierra Santa enlutada por un conflicto sin final a la vista y un día después de la muerte de 70 palestinos en un bombardeo israelí a un campamento de refugiados.
En Cisjordania -los otros territorios palestinos, que están ocupados y colonizados por Israel-, la municipalidad de Belén, la ciudad donde según la tradición cristiana nació Jesús, suspendió la mayoría de las festividades de Navidad y las calles, que suelen estar atestadas por estas fechas, estuvieron casi desiertas.
En la Franja de Gaza, en tanto, el gobernante movimiento Hamas dijo que al menos 18 personas murieron en un bombardeo israelí contra la ciudad de Khan Yunis, la más grande del sur del territorio.
Horas antes del inició de las celebraciones de la Nochebuena, ayer, el papa Francisco lamentó el “rugir de las armas” en Tierra Santa, en su homilía durante una misa en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
“Nuestro corazón esta noche está en Belén, donde el Príncipe de la Paz sigue siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra, con el rugir de las armas que también hoy le impiden encontrar una posada en el mundo”, expresó el pontífice.
Fadi Sayegh, un cristiano palestino que pasó la Nochebuena en el hospital de Khan Yunis para recibir una diálisis, relató que este año no celebra la Navidad.
“No hay alegría. No hay árbol de Navidad ni decoraciones, no hay una cena con la familia y tampoco una celebración”, dijo a la agencia de noticias AFP.
El hombre resaltó que rezaba para que ?esta guerra termine pronto”.
Israel, por su parte, informó que su Ejército inició una serie de “pausas tácticas” en la ciudad de Deir al Balah, en el centro de la Franja, para permitir a los civiles palestinos reabastecerse de suministros básicos.
“Las Fuerzas de Defensa de Israel están permitiendo pausas tácticas con fines humanitarios para permitir a los civiles de la Franja de Gaza reponer reservas como alimentos y agua”, ha destacado el organismo israelí que se encarga de la cuestiones civiles en los territorios ocupados (Cogat) en su cuenta de la red X (antes Twitter).
El conflicto estalló el 7 de octubre pasado, con el ataque múltiple perpetrado por Hamas en territorio israelí, donde mató a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a otras 240, entre ellas una veintena de argentinos.
Israel prometió por eso “aniquilar” a Hamas y lanzó una ofensiva terrestre y aérea que ya dejó 20.500 muertos en Gaza, según el Ministerio de Salud del enclave.
Entre esas víctimas están 70 personas muertas ayer por un bombardeo israelí al campamento de refugiados palestinos de de Al Maghazi, en el centro de la Franja de Gaza.
El Ejército israelí se limitó a afirmar que está “investigando” este “incidente”.
El portavoz del Ministerio de Salud de Gaza, Ashraf al Qudra, pronosticó que el balance de muertos probablemente aumentará porque en el momento del bombardeo había muchas familias en el lugar.
Hamas dijo además que otras 10 personas murieron en el campamento de Jabaliya, en el norte de Gaza.
El conflicto generó una amplia devastación en muchas zonas de Gaza y sus 2,3 millones de habitantes sufren la falta de agua, alimentos, combustible y medicamentos, y dependen casi exclusivamente de la entrada de la ayuda humanitaria.
Ayer, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que su país paga “un alto precio por la guerra”, pero evaluó que “no hay más opción que seguir luchando”.