El presidente de Argentina, Javier Milei, encabezó la delegación que viajó a la Ciudad del Vaticano para participar en el funeral del papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril. El mandatario salió del hotel minutos antes de la ceremonia y ocupó un lugar en primera fila, junto a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni con quien compartió un abrazo.
Esta ubicación privilegiada se debió al reconocimiento de las nacionalidades que marcaron la vida del Sumo Pontífice, siendo argentino de nacimiento y habiendo desarrollado su pontificado en Italia.

Junto al jefe de Estado, formaron parte de la comitiva oficial nacional varios funcionarios de su gobierno. Entre ellos se encontraban la secretaria general de la Presidencia y hermana, Karina Milei; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el vocero presidencial, Manuel Adorni; el ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein; y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. La ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, también confirmó su asistencia a último momento.
La delegación argentina partió en el avión presidencial el viernes a las 00, llegando a Roma cerca de las 18, hora local. Los funcionarios asistieron al funeral vestidos de luto riguroso, siguiendo el protocolo establecido por las autoridades de la Iglesia Católica. Para las mujeres, esto implicó vestir de negro y, en caso de usar accesorios, que fueran de perlas.
La Ofician del Presidente compartió en X (anteriormente Twitter) un comunicado en el honor al Pontifice: “El Santo Padre llevó en su corazón el alma de nuestra tierra y la sembró en cada rincón del planeta. No le decimos adiós porque su legado ya es eterno”.
La misa exequial se llevó a cabo frente al atrio de la Basílica de San Pedro y se extendió hasta horas de la tarde, siendo el último rito antes de la inhumación de los restos del papa Francisco. Posteriormente, y según lo solicitado por el propio pontífice, sus restos fueron trasladados a la Basílica de Santa María la Mayor.
Además de la delegación argentina, el funeral congregó a líderes de todo el mundo, incluyendo monarcas como el rey Felipe VI de España y la reina Letizia, y presidentes como Donald Trump de Estados Unidos y otros representantes de unas 170 delegaciones diferentes.