La muerte del papa Francisco, el lunes 21 de abril a los 88 años de edad, deja a la iglesia en “sede vacante”, un período excepcional que concluirá con la celebración de un antiguo (y hermético) ritual para buscar un sucesor: el cónclave.
Del latín “cum clave” (bajo llave), se trata de una reunión en la que los cardenales menores de 80 años se reúnen en la Capilla Sixtina, a puertas cerradas, para elegir un sucesor, y no volverán a la “libertad” hasta completar su misión.
Cómo es el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco
Tras la muerte del papa, la Santa Sede queda en manos del camarlengo, actualmente el estadounidense Kevin Farrell. Lo primero fue convocar a Roma a todos los purpurados para las exequias y para organizar la sucesión.
Los cardenales deberán consensuar la fecha del cónclave, que se celebrará antes del vigésimo día de la proclamación de la “sede vacante”.
El proceso comienza entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa, aunque puede adelantarse si todos los cardenales electores están presentes en Roma, según las modificaciones introducidas por Benedicto XVI en 2013.
Los cardenales permanecen en la Casa Santa Marta, aislados del mundo, mientras votan hasta que un candidato obtiene dos tercios de los votos.
Las rondas de votación del cónclave
Cada ronda de votación produce una fumata: humo negro si no hay acuerdo, o humo blanco si se ha elegido al nuevo Papa, seguido del anuncio “Habemus Papam” desde el balcón de la Basílica de San Pedro. El cónclave puede durar desde unas horas, como en la elección de Julio II en 1503, hasta varios días, dependiendo del consenso.
Historia del cónclave
El cónclave se celebra con los cardenales encerrados para animar al acuerdo y evitar interferencias. Esta práctica surgió en el 1270, cuando los habitantes de Viterbo, entonces sede pontificia, hartos de años de indecisión, encerraron a los ‘príncipes de la iglesia’ hasta elegir sucesor. Funcionó y el designado fue Gregorio X.
Así, en la fecha elegida, se encerrarán en la Capilla Sixtina para debatir el nombre del futuro papa, aunque solo podrán votar o ser elegidos los menores de 80 años.
Esta jornada histórica comenzará con la misa ‘Pro eligiendo papa’ en la basílica de San Pedro y después los electores procesionarán hasta la Sixtina cantando el “Veni creator”.
Una vez dentro, ante el Juicio Final de Miguel Ángel, jurarán y luego el maestro ceremoniero echará a los ajenos proclamando “Extra omnes” (fuera todos) y cerrará sus puertas para garantizar la más absoluta privacidad (se usan incluso inhibidores de frecuencia).
Cuántos son los cardenales electores
Actualmente los electores son 135 (a la fecha de abril de 2025), según la página oficial de prensa del Vaticano.

El modo de votación
Abolidos los modos de aclamación y por compromiso, la elección se hará por escrutinio secreto. Para que sea válida la elección del Romano Pontífice se requieren dos tercios de los votos.
El primer día de encierro se realizará una sola votación y en los días posteriores, en caso de fracasar, dos por la mañana y dos por la tarde.
Las papeletas para votar
El ‘scrutinium’ contará con tres cardenales encargados de escrutar el proceso y tres de revisarlo. Las papeletas serán rectangulares y en ellas se lee “Eligo in Summum Pontificem”, mientras que en la parte inferior habrá un espacio para escribir el nombre del elegido.
Luego, cada purpurado llevará su papeleta hasta la urna y, ante los escrutadores, pronunciará él juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”. Después colocará la papeleta en un plato y con éste la deslizará en la urna.
Recuento de los votos en el cónclave
Una vez que todos han votado se procede al recuento. Los escrutadores leerán en alto cada papeleta mientras otro toma nota y un tercero las perfora con una agua e hilo, uniéndolas en ristra.
Las fumatas
Tras cada votación, se quemarán los votos en una estufa instalada para la ocasión en la Capilla Sixtina. El color del humo que salga por la chimenea anunciará al exterior el resultado: si es blanco, significará que se ha alcanzado un acuerdo. Si es negro, el cónclave deberá seguir. En el pasado se usaba leña o paja para intensificar el humo y evitar confusiones, pero ahora se emplean químicos.
Aceptación y habemus papam
Una vez un cardenal se imponga al resto, el decano, Giovanni Battista Re (en febrero de 2025), preguntará al elegido: “¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?”. De asentir, le preguntará cómo quiere ser llamado.
El nuevo papa soberano es llevado enseguida a la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como la ‘sala de las lágrimas’, donde habrán preparados tres trajes pontificios de varios tamaños (dado que es imposible saber de antemano quién será el elegido).
El último paso será anunciar la elección al mundo: “Habemus Papam” (tenemos papa) es la fórmula que el protodiácono exclamará desde el balcón de la basílica vaticana. El nuevo pontífice se presentará entonces al mundo e impartirá su primera bendición ‘Urbi et orbi’.
Pueden faltar los cardenales
Sí, por razones expresas pueden no asistir. Por ejemplo, el cardenal arzobispo emérito de Valencia (este de España), Antonio Cañizares, no asistirá por motivos de salud al cónclave. Por Argentina serán cuatro los habilitados para la elección, entre ellos dos cordobeses: Víctor Manuel “Tucho” Fernández, Ángel Sixto Rossi (los dos cordobeses), Vicente Bokalic Iglic y Mario Poli.
El enigma del cardenal Becciu: ¿entrará en el cónclave?
El cardenal italiano Angelo Becciu, condenado a 5 años y 6 meses de cárcel por un caso de irregularidades financieras, y al que el papa Francisco retiró sus privilegios como purpurado, es la gran incógnita del próximo cónclave que elegirá al sucesor del pontífice ya que se desconoce si podrá entrar.
Salvo decisión contraria, no debe participar en el cónclave, e incluso en las estadísticas del Vaticano le cuentan como cardenal no elector, a pesar de tener 76 años.
Sin embargo, la oficina de prensa del Vaticano aseguró que todos los cardenales, incluido el que fuera el poderoso sustituto de Estado vaticano, pueden participar en las congregaciones, las reuniones preparatorias, pero que otra cosa es entrar en el cónclave.