La policía brasileña anunció este domingo que logró desarticular un presunto atentado para detonar explosivos durante el multitudinario show de la cantante estadounidense Lady Gaga en la playa de Copacabana, Río de Janeiro. El evento, que se llevó a cabo el sábado 3 de mayo de 2025, congregó a una asistencia masiva estimada más de 2 millones de fans, convirtiéndose en el espectáculo más grande de la carrera de la estrella del pop.
Las autoridades detuvieron hasta el momento a dos personas: el responsable del plan y un adolescente, cuyas identidades no fueron reveladas. Según la Policía, los implicados reclutaban virtualmente a participantes para realizar ataques utilizando explosivos improvisados y cócteles molotov con el fin de ganar notoriedad en las redes sociales.
El cabecilla del grupo, que además “difundía discursos de odio y preparaba un plan principalmente contra niños, niñas, adolescentes y comunidad LGBTQIA+”, fue detenido en Rio Grande do Sul por posesión ilegal de arma de fuego. El adolescente fue detenido en Río por almacenamiento de pornografía infantil.
Felipe Cury, secretario de la policía de Río, indicó que las autoridades creen que los sospechosos buscaban atacar a la comunidad LGBTQ+ de Brasil, afirmando que decían “claramente que planeaban un ataque en el concierto de Lady Gaga motivado por la orientación sexual”. Uno de los sospechosos tenía una “motivación religiosa” y “afirmó que la cantante era una satanista”.
La investigación se inició tras una alerta de la Subsecretaría de Inteligencia de la Policía Civil, que detectó indicios de un esquema para realizar ataques con artefactos explosivos improvisados. El plan pretendía aprovechar la gran afluencia de público del evento musical para maximizar el impacto y la visibilidad. Las autoridades confirmaron que se trataba de un dispositivo de fabricación casera con potencial letal.

En el operativo, denominado ‘Fake Monster’ en homenaje al primer álbum de la cantante, se cumplieron 15 órdenes de allanamiento e incautación contra nueve objetivos en estados como Río de Janeiro, Sao Paulo o Mato Grosso. Durante estas redadas, se confiscaron teléfonos y otros dispositivos electrónicos. Sin embargo, aunque la policía mencionó que el ataque involucraba bombas caseras, la información sobre las redadas no mencionó el hallazgo de armas o material explosivo. Las autoridades no detallaron el tipo exacto de artefacto.
Rodney da Silva, director de la Diopi del Ministerio de Justicia, destacó que este operativo es un ejemplo de respuesta policial integrada, actuando quirúrgicamente para “desmantelar una red que cooptaba a jóvenes para prácticas violentas en el entorno digital”, con el objetivo principal de “proteger a los adolescentes y evitar que la violencia simbólica migre a la realidad”. La Policía Civil señaló que la actuación preventiva fue esencial para evitar una tragedia.
A pesar de la amenaza, el concierto se llevó a cabo sin interrupciones. La policía no informó sobre el presunto atentado en ese momento para “evitar el pánico” y “la distorsión de la información”. La seguridad en el evento fue estricta, con un despliegue de más de 5.000 agentes militares y policiales, además de drones y cámaras con reconocimiento facial. Se instalaron 18 puntos de búsqueda con detectores de metales en las entradas y se incautaron más de 200 cuchillos por parte de la Policía Militar, aunque estos materiales incautados no tienen relación con la Operación Fake Monster.
Un portavoz de Lady Gaga informó que la artista y su equipo “se enteraron de esta supuesta amenaza a través de informes de los medios esta mañana”, indicando que “antes y durante el espectáculo, no hubo preocupaciones de seguridad conocidas, ni ninguna comunicación de la policía o las autoridades a Lady Gaga sobre posibles riesgos”.
La declaración añadió que su equipo “trabajó estrechamente con las fuerzas del orden durante la planificación y ejecución del concierto y todas las partes confiaban en las medidas de seguridad implementadas”.
Por su parte, Lady Gaga expresó su gratitud por la enorme multitud en una publicación de Instagram que no mencionó el presunto complot, escribiendo: “Nada podría prepararme para el sentimiento que tuve durante el espectáculo de anoche: el absoluto orgullo y alegría que sentí al cantar para el pueblo de Brasil”.
Las diligencias continúan para identificar a otros posibles implicados y determinar si el grupo mantiene conexiones con organizaciones extremistas. Río de Janeiro tiene experiencia en albergar conciertos masivos, como el de Madonna en mayo pasado para unos 1.6 millones de fans en la misma playa. La realización del evento, a diferencia de la cancelación de conciertos de Taylor Swift en Viena el año pasado ante preocupaciones de seguridad, llevó a algunos a cuestionar la seriedad inicial de la amenaza. Sin embargo, las autoridades brasileñas insisten en la importancia de la prevención lograda.