Kiev, Ucrania, enviado especial. “No Press, no Press”. La frase se repite como un mantra en la boca de los soldados y policías ucranianos, que una y otra vez impiden el paso de periodistas en ciertos lugares de Kyiv (Kiev en español) y otras zonas del país. Cada vez con más frecuencia, la prensa encuentra dificultades para hacer su trabajo en la zona del conflicto, ya sea por los bombardeos -devastadores en lugares como en Mariúpol y Járkov- o por decisión oficial.
Misiles rusos impactaron este domingo contra el centro comercial Retroville, ubicado en la ciudad de Kyiv, poco antes de las 23. El gobierno de Ucrania informó que al menos ocho personas murieron por el ataque.
Fotógrafos lograron entrar durante la mañana al sitio donde ocurrió la explosión, pero con el correr las horas el acceso se prohibió. Ni las cadenas de televisión más importantes del mundo pudieron observar la magnitud del impacto con detalle, y muchos se conformaron con transmitir desde el frente del shopping.
Más tarde, el Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que desde ese lugar se producían lanzamientos de cohetes y difundió un video al respecto. La Voz estuvo en el centro comercial, pero no pudo acceder al lugar de la explosión.
Desde la compañía, informaron que hubo “daños en el edificio de oficinas y el polideportivo Sport Life. Además, fueron dañadas las fachadas del costado sureste del centro comercial y de entretenimiento Retroville, y una de las ocho entradas al centro comercial y de entretenimiento. Parte de los escaparates estaban rotos y la decoración dentro del centro comercial estaba dañada”.
El comunicado de prensa de Retroville no confirma ni desmiente las declaraciones del gobierno ruso. Todavía no se sabe con exactitud cuánto costará reconstruir la parte afectada.
Al mismo tiempo, las autoridades de Kyiv decretaron un toque de queda hasta el miércoles.
El centro comercial Retroville se inauguró en el año 2020. Su construcción demandó seis años y una inversión de 41 millones de dólares. Con 86 mil metros cuadrados de superficie, posee unas 250 tiendas. La revista Forbes calcula que el espacio puede generar unos 20 millones de dólares anuales.
Metro de Kiev
Hace casi un mes, cuando comenzaron los ataques, medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de los miles de refugiados que se resguardaron de las explosiones en el metro de Kiev. El New York Times calculó que unas 15 mil personas coparon la principal estación de la ciudad. Escaleras y andenes fueron testigos de un verdadero aluvión de personas con sus valijas a cuestas, durmiendo en finos colchones o sentados en los vagones y llevando su comida en bolsas de plástico.
Elegir al metro de Kiev como refugio antiaéreo parece lógico: la estación Arsenalna, parte de la línea Sviatoshynsko-Brovarsk, es la más profunda del mundo. Construida en la era soviética, posee 105,5 metros de longitud subterránea, lo que la vuelve prácticamente invulnerable contra ataques aéreos.
Con el correr de los días, muchos de los que se refugiaron en el metro regresaron a sus hogares: otros, huyeron de la ciudad. Los demás se fue acostumbrado al incesante sonar de las alarmas: poco a poco, el metro se fue despoblando. Sin embargo, aún quedan personas que entran y salen del lugar.
La Voz estuvo este lunes frente a la estación de Arsenalna, la más grande de la ciudad. Frente a la entrada, soldados erigieron una barricada con bolsas de arena. Un grupo de policías custodia el ingreso. Aunque la prensa pudo entrar a sus anchas durante los primeros días de la invasión, ahora el paso no está permitido: el guardia de seguridad exige un “permiso especial” de la Policía de Ucrania, lo que parece poco probable dadas las circunstancias. Se desconocen los motivos, pero la frase se repite: “No Press”.
Ciudad fantasma
La gran mayoría de las tiendas y comercios de la ciudad de Kyiv están cerrados: sólo algunos supermercados continúan ofreciendo productos al público en general. Desde hace semanas, lo usual es ver largas colas de gente esperando para ingresar a pequeñas despensas y otros comercios de barrio. Los cigarrillos prácticamente se agotaron, al igual que el pan y algunos productos de primera necesidad.
Las calles no son la excepción. En otros tiempos, Kiev debió ser una ciudad pujante y llena de vida. Ahora casi no circulan automóviles ni transeúntes, y el solemne silencio que se se cierne sobre el ejido urbano de la capital sólo es interrumpido por ocasionales graznidos de cuervos, sirenas y disparos de artillería.
El alcalde de Kyiv, Vitali Klitschko, anunció la imposición de un nuevo toque de queda de 35 horas, que se extiende desde este lunes a las 20 hasta las 7 del miércoles. Supermercados, estaciones de servicio y farmacias están cerrados, la circulación está prohibida y cualquier persona que sea hallada en la vía pública será considerada como un “enemigo”, según afirmaron las autoridades locales.
El día comenzó radiante este martes en Kyiv, despejado y soleado, con unos inusuales 12ºC que confirman el inicio de la primavera boreal. Sin embargo, los ciudadanos y periodistas que están en Kiev deberán disfrutar del buen tiempo encerrados en sus hogares y hoteles, por lo menos hasta el miércoles.
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