La primavera política de las derechas radicales se revela en brotes intensos en diversos países y en casi todos los continentes, como se cuenta en el especial #Córdoba2022.
El renuevo de estas ideas no es algo circunstancial.
Por caso, el politólogo alemán Klaus von Beyme caracteriza tres olas de ultraderechas en el mundo tras la destitución de Benito Mussolini del Gran Consejo Fascista italiano, en 1943, y la capitulación de Alemania en 1945, acontecimiento que puso fin a la Segunda Guerra Mundial e hirió gravemente al partido que en 1933 había conseguido imponer como canciller de la República al máximo emblema del nazismo: Adolfo Hitler.
El politólogo neerlandés Cas Mudde lista una cuarta corriente derechista en el catálogo de von Beyme; ubica su punto de partida a comienzo de este siglo.
“El principal rasgo de esta nueva ola es que los partidos o movimientos de derecha radical dejaron de ser marginales en términos electorales”, advierte Marcelo Nazareno, director del Doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).
“En muchos países, especialmente en Europa, no sólo alcanzaron una representación parlamentaria nutrida, sino que incluso llegaron a conformar y liderar gobiernos”, destaca el docente. Cita los casos de Austria, Polonia y Hungría como los más prominentes.
El auge de las extremas derechas entre la juventud europea está retratado en la película Je suis Karl (2021), del director alemán Christian Schowochow.
Señas particulares
Nazareno dice que si bien el de las ultraderechas “es un fenómeno complejo” hay acuerdos en que el rasgo sobresaliente que distingue a estos movimientos radicales “es su hostilidad respecto de los principios de la democracia liberal”.
En general “acusan a la corrupción y permisividad de las élites de los partidos liberales (sean de centroizquierda o de centroderecha) de ser las causas principales de los problemas sociales y económicos que afectan a la gran mayoría de la población”, precisa. “De allí que, sin llegar en muchos casos a impugnar la vigencia de la democracia representativa en su totalidad, tengan una orientación autoritaria que enfatiza la importancia del orden público y una actitud intolerante respecto a la pluralidad política, la amplitud ideológica y la diversidad cultural”, razona.
Donald Trump sintetiza esa noción. Durante su residencia en la Casa Blanca, la ultraderecha estadounidense encontró suelo fértil en muchos estados para sembrar sus ideas supremacistas, patrioteras y populistas que se encontraban latentes en la sociedad norteamericana y que algunos consideraban en retirada luego de los triunfos de Barack Obama.
El 6 de enero de este año, los fanáticos del magnate republicano pusieron en vilo a las instituciones democráticas cuando asaltaron el Capitolio, instigados por Trump, en un intento final por impedir la certificación de la victoria de Joe Biden en las presidenciales de 2020 que los derrotados aún tildan de fraudulentas.
A nivel regional, Nazareno destaca en la nueva ola ultraderechista el caso de Brasil con el arribo de Jair Bolsonaro a la presidencia, y el de Chile, con la irrupción vigorosa de José Antonio Kast en la escena política.
Para el politólogo, ambos líderes coinciden en la orientación neoliberal en materia económica y en la concepción autoritaria e intolerante en términos políticos, culturales e ideológicos. No obstante, observa diferencias entre uno y otro en cuanto a la identidad política.
“Mientras Bolsonaro muestra componentes populistas en sus apelaciones y discursos, Kast se muestra como la expresión de una derecha neoliberal con rasgos autoritarios, pero sin contornos populistas”, resume.
Para Máximo Quitral, politólogo e historiador chileno, “el crecimiento de Kast (quien reivindica sin ambigüedad a la dictadura de Augusto Pinochet) se da, en principio, por cuestiones internas asociadas al orden público a las que el Estado no les encuentra solución desde hace años”. También, “por una izquierda que se olvidó de los sectores populares y permitió que la ultraderecha permeara sus territorios”, deduce el docente de la Universidad Tecnológica Metropolitana de Chile.
¿Y por casa?
En el plano doméstico, la ultraderecha eligió como abanderado a Javier Milei.
El libertario, quien se auto percibe como “minarquista estático y anarcocapitalista dinámico” resultó electo diputado nacional por CABA junto a Victoria Villarruel. La fórmula de la coalición Libertad Avanza cosechó el 17,04 por ciento de los votos válidos del distrito.
Milei, quien se identifica con Trump y no oculta su afinidad política con Bolsonaro respalda de manera expresa a Vox, movimiento político de ultraderecha de España. Días atrás, en conferencia virtual, animó a sus dirigentes a seguir luchando para derrotar a la “casta política” y desactivar la agenda global impulsada por el “marxismo cultural”.
