La Corte Suprema de Brasil dio un brusco giro frente a la operación Lava Jato que puede impedir la que era considerada una casi segura anulación de la condena por corrupción contra el expresidente y líder opositor, Luiz Inácio Lula da Silva, por parcialidad del exjuez y exministro de Justicia Sérgio Moro, hoy dirigente de la ultraderecha opositora al Gobierno.
El nuevo presidente rotativo del Supremo Tribunal Federal (STF), Luis Fux, decidió que el plenario con los 11 jueces y no la Sala II de la Corte se ocupe de las apelaciones de las condenas del Lava Jato, dando así una suerte de respaldo al exjuez Moro.
Esto pone en dudas la anulación de las condenas contra Lula por corrupción que el máximo tribunal tiene en agenda votar: en la Sala II, encargada de los procesos penales, Lula tenía dos de los cuatro votos, con lo cual podría garantizar la anulación del caso vinculado a un departamento en el balneario de Guarujá, San Pablo, por el que estuvo 510 días preso.
Revisar la operación Lava Jato en el pleno de la Corte hará más lentos todos los procesos y también se podrá asegurar una mayoría a favor de las condenas, según varios analistas .
La falta de solución de la cuestión de la parcialidad de Moro en el Tribunal Supremo puede alejar aún más a Lula para recuperar sus derechos políticos y ser candidato en las presidenciales de 2022.
La Sala II está integrada por dos garantistas ya enemistados públicamente con Moro y con Dallagnol, los jueces supremos Ricardo Lewandowksi y Gilmar Mendes.
Mendes se quejó por el “cambio del reglamento en medio de los procesos”, aunque la decisión de Fux se mantiene firme por el momento.
Momento clave
Fux, un aliado del sector punitivista, tomó la decisión en medio de un debilitamiento del Lava Jato, operación señalada de haber sido manipulada políticamente desde que en marzo de 2014 la encabezaron Moro y el fiscal Deltan Dallagnol.
El presidente rotativo del TSF defendió al Lava Jato justamente cuando hay rumores de que el exjuez Moro estaría dejando el país para vivir en Estados Unidos, luego de haberse quedado sin aliados políticos de peso tras su paso por el gobierno de Bolsonaro, del cual salió en abril tras haber denunciado manipulación en la elección de comisarios de la Policía Federal.
Ahora, Moro se quedó con una pequeña parcela de la extrema derecha que apoyó a Bolsonaro en 2018 para ganar la elección mientras Lula estaba preso, al punto que grupos que apoyaron al actual presidente, como Vem Pra Rua, convocaron a una marcha contra “el acuerdo de la vieja política” y a favor del exjuez el 18 de octubre.
Dallagnol, fiscal que se enfrentó a la Corte y admitió que negoció directamente con el FBI delaciones premiadas para la investigación sin cumplir la ley interna de procedimientos, abandonó la jefatura de la operación Lava Jato en agosto por temor a ser sancionado por mal desempeño en sus funciones.
El apoyo al Lava Jato por parte de Fux ocurre luego de que Bolsonaro designó, con acuerdo político con parte del Congreso y la Corte, a Kassio Marques para el máximo tribunal en reemplazo de la vacante dejada por el decano Celso de Mello.
Bolsonaro dio por terminada la investigación y dijo que ”no hay más corrupción”
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dio por terminada la operación Lava Jato “porque no hay más corrupción en el Gobierno” actual.
El mandatario señaló que esta ausencia de corrupción no es tanto una “virtud” como una “obligación”, y agregó que gobierna “a pecho descubierto” y nombra a “buenas personas” para cargos públicos. En este sentido, les restó importancia a las críticas que pueda recibir de los medios de comunicación.
El mensaje de Bolsonaro entronca con el discurso que mantuvo también durante la campaña electoral, cuando no dudó en alabar las sucesivas operaciones anticorrupción que empañaron la labor de administraciones anteriores.
Sin aludir al último discurso del presidente, el exjuez y exministro de Justicia, Sergio Moro, deslizó en Twitter que “los intentos de acabar con Lava Jato representan una vuelta de la corrupción”, un “triunfo de la vieja política de los esquemas que destruyen Brasil y hacen más frágiles la economía y la democracia”.
“Esta película ya nos la sabemos”, expresó.
Cinco millones de contagios
Mientras tanto, Brasil superó ayer los cinco millones de casos de coronavirus, según el último balance del Ministerio de Salud, que cifra los contagios en 5.000.694 desde que se detectó el primero, en marzo en el estado de San Pablo.
Las autoridades sanitarias contabilizaron 31.553 nuevos contagios en las últimas 24 horas, mientras que los fallecidos a causa del virus son ya 148.228.
Brasil cuenta con 4.391.424 de personas recuperadas, mientras que otras 461.042 continúan bajo tratamiento médico.
