El papa León XIV canonizó este domingo al “médico de los pobres” de Venezuela, José Gregorio Hernández, y a la fundadora de una orden religiosa venezolana, la madre Carmen Rendiles Martínez, otorgando a la nación sudamericana sus dos primeros santos. El pontífice calificó la ceremonia como una “gran celebración de santidad”.
La misa, celebrada en la Plaza de San Pedro, reunió a decenas de miles de personas. Según estimaciones, la asistencia varió entre más de 55.000 y 70.000 creyentes. La plaza se llenó de venezolanos entusiastas que colgaron banderas tricolor en las barricadas policiales.
Una canonización doble y ruidosa alegría
Junto con los dos venezolanos, un total de siete personas fueron elevadas a la santidad durante la jornada. Entre ellos se encontraba Peter To Rot, el primer santo de Papúa Nueva Guinea, y Bartolo Longo, el antiguo “sacerdote satánico” italiano que se convirtió al catolicismo.
La canonización de Hernández y Rendiles fue vivida con “ruidosa alegría y fervor religioso” por los miles de venezolanos presentes. Miles más que no pudieron viajar a Roma se congregaron en la plaza de Caracas frente a la iglesia Nuestra Señora de La Candelaria, donde vieron la misa en una pantalla.
El legado de José Gregorio Hernández
José Gregorio Hernández (1864-1919), conocido popularmente como el “doctor-santo”, es venerado por millones debido a su inmensa dedicación a los pobres.
Como médico a fines del siglo XIX y principios del XX, se negó sistemáticamente a aceptar dinero de los pobres por sus servicios, y a menudo les proporcionaba dinero para comprar medicinas. Murió en 1919 tras ser atropellado al cruzar una calle mientras buscaba medicinas para una anciana pobre.
Su rostro aparece plasmado en arte callejero, en retratos en hospitales y en altares domésticos a lo largo del país. Una residente venezolana en Roma relató que su madre le puso su nombre en honor a Hernández porque le salvó la vida.
El proceso de santidad de Hernández fue impulsado por el papa Francisco, quien aprobó su canonización desde su habitación de hospital el 24 de febrero, basándose en la “veneración generalizada del ‘doctor-santo’ entre los fieles” y omitiendo el proceso típico de confirmación de milagros del Vaticano. Hernández fue beatificado en 2021 tras el reconocimiento de un milagro: la curación de una niña que había recibido un disparo en la cabeza.
Carmen Rendiles y otros modelos de fe
Junto a Hernández, Santa Carmen Rendiles (1903-1977) fue reconocida por su legado dedicado a la educación y el servicio. La religiosa, que nació sin el brazo izquierdo, superó su discapacidad para fundar la Congregación de las Siervas de Jesús. León XIV la calificó como una “carismática fundadora”.
En su homilía, el Papa León XIV destacó a los siete nuevos santos como modelos para los católicos de hoy que llevaron “la lámpara de la fe”, pidiendo que “su intercesión nos asista en las pruebas y su ejemplo nos inspire en la común vocación a la santidad”.
Esperanza en tiempos de crisis
La proclamación de los primeros santos venezolanos es un evento de la más alta categoría para el país, y llega en un momento complejo, en medio de una prolongada crisis económica, tensiones políticas internas y crecientes fricciones con Estados Unidos.
Venezuela lleva una década en crisis, exacerbada por las sanciones estadounidenses y la emigración de millones de personas. Además, la canonización ocurre poco después de que la líder opositora María Corina Machado ganara el Nobel de la Paz, y en un contexto de tensiones militares con Estados Unidos por el uso de la fuerza y posibles operaciones terrestres en el país sudamericano.
A pesar de las divisiones políticas, la canonización fue motivo de alegría para todos los sectores. El presidente Nicolás Maduro agradeció al papa Francisco por su intervención en el proceso.
El arzobispo de Caracas, Raúl Biond, destacó que la canonización representa “una causa país” y un “momento para generar esperanza” en medio de la crisis.
En Roma, en los días previos a la ceremonia, organizaciones no gubernamentales y activistas aprovecharon el evento para manifestarse bajo el lema ‘una canonización sin presos políticos’, buscando que la ceremonia sea una oportunidad para exigir liberaciones.
Los fieles expresaron su deseo de que este acontecimiento traiga unidad: “Para Venezuela, espero que nos traigan paz, que se acabe el odio y que llegue gente nueva,” comentó una venezolana presente en la ceremonia. Otro asistente, Reinaldo Pérez, opinó que este es un momento oportuno para que los venezolanos “volvamos a mirar hacia dentro y profundicemos en nuestra fe, en nuestras raíces y conciliemos la paz”.