El Papa ha reconocido que “sin amigos y sin oración, el celibato puede convertirse en un peso insoportable”, al tiempo que ha dicho que esta condición obligatoria para los sacerdotes es un “don que la Iglesia latina custodia”.
“Donde funciona la fraternidad sacerdotal y hay lazos de auténtica amistad, también es posible vivir con más serenidad la elección del celibato”, ha enfatizado el Papa en el discurso con el que ha inaugurado un congreso en el Vaticano sobre teología y sacerdocio. Del mismo modo, el Papa ha considerado que sin relaciones fraternas y oración, el celibato corre el peligro de convertirse “en un antitestimonio de la hermosura misma del sacerdocio”.
Francisco ha impartido una conferencia titulada ‘Fe y sacerdocio hoy’, en la que ha destacado que el celibato sacerdotal debe “ser vivido como santificación” y, por ello, “requiere relaciones sanas, vínculos de auténtica estima y genuina bondad que encuentran su raíz en Cristo”.
En el congreso internacional en el Vaticano participarán 700 expertos para hablar sobre la vocación sacerdotal, la formación de los seminaristas y otras cuestiones ligadas al celibato, un asunto que precisamente el Camino Sinodal Alemán, formado por los prelados y organizaciones católicas laicas, ha cuestionado recientemente y hasta ha aprobado plantear su obligatoriedad al pontífice.
Francisco ha defendido que los sacerdotes deben saber “acoger” el cambio de época que está viviendo la sociedad. Así ha alertado a los sacerdotes de la tentación de “buscar formas codificadas, ancladas en el pasado” que llevan a refugiarse “en un mundo o en una sociedad que no existe más (si es que alguna vez existió)”.
También ha advertido de la actitud del “optimismo exacerbado” que termina por “ignorar los heridos de esta transformación y que no logra asumir las tensiones, complejidades y ambigüedades propias del tiempo presente”.
Asimismo, el Papa se ha hecho eco de la crisis vocacional que en distintos lugares “aflige” las comunidades eclesiales y ha dicho que se necesita “de un fervor apostólico contagios” para superar esta situación.
“Donde hay vida, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas. Incluso en parroquias donde los sacerdotes no están muy comprometidos y ni son alegres, es la vida fraterna y fervorosa de la comunidad la que suscita el deseo de consagrarse completamente a Dios”, ha manifestado.