El panorama político en España se ha visto sacudido por una serie de escándalos que han puesto en entredicho la estabilidad del Gobierno liderado por Pedro Sánchez. El anuncio reciente de la suspensión de su agenda pública para “reflexionar” sobre una eventual renuncia generó un revuelo sin precedentes en el país.
Desde el caso Koldo hasta las acusaciones que envuelven a la primera dama, Begoña Gómez, en supuestos delitos de tráfico de influencias y corrupción en negocios, la presión sobre el mandatario socialista parece no tener tregua. Pero, ¿qué está pasando realmente en el entorno político español?
El caso Koldo, que dejó al descubierto presuntas prácticas corruptas en la compra de mascarillas durante la pandemia, salpicó directamente al entorno de Sánchez.
Uno de los protagonistas, Koldo García, exasesor del exministro José Luis Ábalos, se encuentra en el centro de la polémica. Se le acusa de mediar en negociaciones con empresas para la compra de material sanitario, cobrando comisiones ilegales y abusando de su cargo público.
Sospecha de tráfico de influencias
Pero lo que ha llevado la controversia a otro nivel es la implicación de la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, en este entramado. Según informes, Gómez habría mantenido un encuentro con el CEO de Globalia, Javier Hidalgo, en un momento crucial en el que se negociaba el rescate de la aerolínea Air Europa.
Este encuentro podría constituir un grave caso de tráfico de influencias, si se demuestra su participación en asuntos de interés público en beneficio de intereses privados.
Las acusaciones contra Gómez provocaron una reacción en cadena en el ámbito político español. El Partido Popular (PP) evalúa llamarla a comparecer en una comisión de investigación en el Senado, lo que podría exponer aún más las presuntas irregularidades en las que estaría involucrada.
Sin embargo, el Psoe defiende a capa y espada a su líder, calificando las acusaciones como un intento de la ultraderecha por desestabilizar al gobierno.
En medio de este torbellino político, Pedro Sánchez optó por tomarse unos días para reflexionar sobre su futuro. La presión de la oposición y los últimos señalamientos de corrupción, especialmente el de su esposa, ponen en jaque su liderazgo y su capacidad para gobernar según la derecha y la ultraderecha.
La incertidumbre sobre si finalmente decidirá renunciar a la presidencia de España planea sobre el país.
Golpe directo
Lo cierto es que, a diferencia de otros gobiernos del PP como el de Mariano Rajoy, la coalición de izquierdas no venía teniendo ningún caso de corrupción hasta la llegada del escándalo Koldo. Mucho menos, ningún señalamiento real de corrupción estructural, como sucedía durante los años de Rajoy.
Por ello, las acusaciones contra Gómez golpean directo a Sánchez, que hizo de su imagen de transparencia y honestidad uno de sus grandes activos políticos.
Es muy probable que lo que esté haciendo Sánchez, finalmente, sea generar un operativo clamor de gran parte de la izquierda y del arco progresista español para consolidar su continuidad y fortalecerse políticamente. Una eventual renuncia, a las puertas de las próximas elecciones parlamentarias europeas de junio, puede resultar catastrófica para el campo de izquierdas, especialmente, en un contexto de avance de la ultraderecha de Vox y la derecha del PP.
Podemos estar ante el final del liderazgo sanchista o, simplemente, ante una nueva jugada política maestra del presidente socialista. Sánchez ya tuvo una sobrevida que nadie imaginaba cuando, tras convocar a elecciones anticipadas a finales de mayo de 2023, logró, contra todo pronóstico, volver a conformar gobierno y derrotar a la derecha y a la ultraderecha. Su capacidad política, a estas alturas, está fuera de toda discusión.
* Licenciado en Relaciones Internacionales; becario del Conicet
