El alto el fuego entre Irán e Israel, anunciado el lunes por Donald Trump, se ha mostrado frágil e incierto desde un primer momento. Pese a que ambas partes lo reconocieron inicialmente, continuaron los bombardeos y las acusaciones cruzadas, lo que dejó en evidencia su inestabilidad. Aun así, el presidente de Estados Unidos insistió este martes en que la tregua “está en vigor” y reprendió a ambos países de manera pública. Así las cosas, el escenario sigue marcado por una fuerte tensión regional, el aumento de víctimas y la presión diplomática de actores clave como China y Rusia.
Desde Washington, visiblemente ofuscado, el mandatario norteamericano no ahorró críticas por las posiciones endebles. “Estoy frustrado con ambos”, dijo Trump, en referencia a Israel e Irán. “Han estado luchando tanto tiempo y con tanta intensidad que ya no saben cómo parar”, cuestionó, utilizando un tono más áspero que el habitual. A pesar de esa molestia, el mandatario ratificó luego que el acuerdo de cese del fuego -del que aún no se conocen detalles formales- sigue en pie y podría abrir paso a una posible negociación. Un indicio en ese sentido es la decisión de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de levantar desde anoche las restricciones de emergencia sobre reuniones públicas, escuelas y lugares de trabajo en todo el país.
La tregua, cabe recordar, llegó luego de casi dos semanas de intensas hostilidades. El 13 de junio, Israel lanzó una sorpresiva ofensiva aérea contra sitios estratégicos en Irán, con el argumento de prevenir una supuesta amenaza inminente de desarrollo de armas nucleares por parte del régimen persa. Desde entonces, ambos países intercambiaron ataques sin solución de continuidad, con un saldo devastador: según datos de organizaciones humanitarias, hasta el martes, al menos 28 personas habían muerto en Israel y otras 974 en Irán.
Factor determinante
Analistas internacionales coinciden en que el papel de Estados Unidos fue determinante para alcanzar una pausa. De hecho, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reconoció este martes que suspendió un contraataque “más duro” contra Irán tras una conversación directa con Trump. Sin embargo, apenas horas después del anuncio del cese del fuego, Israel acusó a Teherán de haber lanzado misiles hacia su espacio aéreo, lo que Irán negó de manera rotunda. El ejército de la República Islámica sostuvo que no disparó contra objetivos israelíes desde que la tregua entró en vigencia. Netanyahu también advirtió que Israel responderá con firmeza si Irán intenta reactivar su proyecto nuclear y reiteró que Teherán “no tendrá armas nucleares”.

En este contexto incierto, el exembajador argentino Diego Guelar -quien representó al país en Estados Unidos, China y la Unión Europea, entre otros destinos diplomáticos- compartió con La Voz una mirada prudente pero esperanzada sobre la pugna:
“Hay que ser optimistas de que el cese del fuego realmente se estabilice y habilite a una negociación”, señaló Guelar en diálogo con este medio. “Pero dadas las condiciones actuales de Medio Oriente eso no es fácil, de ninguna manera”, advirtió.
Guelar hizo hincapié en las complejidades internas del régimen iraní, en sus tensas relaciones con potencias regionales como Arabia Saudita, y en la histórica división entre sunitas y chiitas (las facciones musulmanas que conviven en territorio persa), como factores que dificultan cualquier proceso de paz duradero.
No obstante, destacó: “Siempre es un gran aporte que no suenen los cañones, sino las palabras. Hay que apostar a que se habilite una mesa diplomática”, insistió el diplomático.
También consideró que la presión de Estados Unidos resultó efectiva para forzar una pausa, si bien frágil, en los ataques cruzados y empujar a ambas partes a contemplar una solución diplomática, aunque reconoció que aún es demasiado pronto para saber si se trata de un punto de inflexión o simplemente de una pausa temporal en un conflicto crónico.
Potencias, en movimiento
Mientras tanto, actores internacionales empiezan a posicionarse. Por caso, China expresó su apoyo a Irán en la “salvaguarda de su soberanía y seguridad” y manifestó su deseo de que el alto el fuego se transforme en una realidad sostenible. En una conversación telefónica con su par iraní, el canciller chino Wang Yi agradeció la cooperación de Teherán para evacuar ciudadanos chinos durante los recientes bombardeos y reiteró la condena de su gobierno a los ataques contra instalaciones nucleares iraníes, perpetrados tanto por Israel como por Estados Unidos.
Por su parte, Rusia se mostró dispuesta a colaborar en una eventual solución del conflicto, aunque evitó postularse como mediador. El canciller Sergey Lavrov afirmó desde Moscú que su país aún no ha visto pruebas de que Irán estuviera preparando un ataque contra Israel antes del 13 de junio.
Desde el inicio de esta nueva escalada, el conflicto no sólo ha tenido un costo humano muy elevado, sino que también implica graves violaciones al derecho internacional. Al respecto, la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas calificó de “grave” el bombardeo israelí contra la prisión iraní de Evin, ocurrido el lunes último. El organismo señaló que ese tipo de instalaciones no deberían ser blanco de ataques militares, como lo dispone el Derecho Internacional.
¿Será cierto?
Por otra parte, en un aparente gesto de moderación enderezado hacia la consolidación de la tregua que anunció, Trump aseguró que no busca un cambio de régimen en Irán.
“No lo quiero. Me gustaría ver que todo se calme lo más rápido posible. El cambio de régimen requiere caos y no queremos ver tanto caos”, comentó el mandatario a bordo del Air Force One en el que el martes emprendió viaje hacia La Haya, Países Bajos, para participar en la cumbre de la Otan.
La manifestación del mandatario norteamericano parece buscar el equilibro entre la retórica belicosa que lo caracteriza con la necesidad de contener una crisis de gran escala.
Trump, al parecer, quiere evitar una intervención directa sostenida, aunque el ataque del 22 de junio a sitios nucleares iraníes cruciales generó críticas, tanto internas como externas.
Por ahora, el cese del fuego es tan volátil como la región misma.
Como advierte Guelar, “el tiempo dirá si ese cese del fuego es sólo una tregua para volver a pelear o se transforma en un camino hacia la paz”.
El experimentado diplomático considera que los próximos días serán clave para saber si las palabras de Trump tienen anclaje en la realidad o si el conflicto volverá a escalar y a poner a buena parte del mundo otra vez en vilo.