La presencia de la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, junto a su esposo, el presidente Donald Trump, en el funeral del papa Francisco en la Plaza de San Pedro no pasó desapercibida, generando una ola de comentarios centrados en su elección de vestuario y su aparente incumplimiento del riguroso protocolo vaticano.
Melania Trump asistió a la solemne ceremonia luciendo un coat dress negro con botonadura, que combinó con un velo del mismo color, guantes de encaje también negros y zapatos de tacón con puntera en pico.

Si bien su atuendo general se mantuvo dentro de los tonos de luto esperados, un detalle específico desató la controversia: la ausencia de medias color humo negro, consideradas obligatorias por el protocolo de vestimenta para las mujeres que asisten a funerales papales.
Según las normas establecidas, reinas, jefas de Estado, políticas de alto rango o primeras damas deben vestir de largo y con mangas largas, acompañadas de una mantilla negra que cubra la cabeza. Este atuendo simboliza el luto y el respeto hacia el fallecido sumo pontífice.
No sólo Melania Trump estuvo en el centro de la atención por su vestimenta. Su esposo, el presidente Donald Trump, también habría incumplido las estrictas reglas al optar por un traje azul marino y una corbata a juego.
Mientras la atención se centraba en los atuendos de los mandatarios estadounidenses, se conoció que el papa Francisco será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, cerca de un ícono de la Virgen que él veneraba. Esta elección, según el arzobispo que administra la basílica, refleja la vida “humilde, sencilla y esencial” del pontífice, quien falleció el lunes a los 88 años. El sepelio se llevará a cabo en un nicho de la basílica tras el funeral en la Plaza de San Pedro, ubicada a unos cuatro kilómetros de distancia.

Un hecho curioso rodeó esta jornada: el funeral del papa Francisco coincidió con el cumpleaños número 55 de Melania Trump. Ante los periodistas en el avión presidencial antes de su llegada a Italia, Donald Trump comentó: “Tiene un cumpleaños de trabajo”.
El presidente añadió que no había tenido tiempo de comprar regalos debido a su agenda ocupada y adelantó sus planes para celebrar el cumpleaños de su esposa una vez finalizado el funeral, prometiendo llevarla a cenar en el Boeing, refiriéndose al Air Force One.