Las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania se encuentran en un estado de extrema inestabilidad, marcadas por declaraciones beligerantes desde Moscú y una frenética actividad diplomática liderada por Estados Unidos, cuyos resultados son observados con cautela por Kiev y los aliados europeos.
La tensión se disparó este martes con las duras advertencias del presidente ruso, Vladimir Putin, quien, poco antes de reunirse con el enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, declaró que Rusia está lista para el combate si Europa así lo desea.
“No tenemos intención de combatir con Europa. Ya lo he dicho cientos de veces”, aseguró Putin, pero advirtió que si Europa “de repente quiere guerra (...) estamos listos”.
El líder ruso intentó trazar una distinción entre los conflictos, asegurando que su ejército actúa “de manera quirúrgica” en Ucrania, algo que Kiev y Occidente niegan. Sin embargo, el mensaje central fue escalofriante: si Europa quiere la guerra y la comienza, podría darse una situación en la que “no habrá nadie con quien llegar a un acuerdo”.
Baño de realidad
En un claro intento de sembrar la división y eximir a Moscú de la culpa por cualquier estancamiento, Putin acusó a los aliados europeos de Ucrania de sabotear los esfuerzos de paz liderados por Estados Unidos.
Según el jefe del Kremlin, los europeos carecen de una “agenda de paz” y “están del lado de la guerra”. Afirmó que Europa ha enmendado las propuestas de paz con “demandas que son absolutamente inaceptables para Rusia”.
Putin también rechazó las propuestas de paz europeas y acusó a estos países de vivir “en la ilusión” de que pueden infligir una “derrota estratégica” a Rusia.
Insistió en que el ejército ruso ya tomó el bastión de Pokrovsk en la región de Donetsk, lo que calificó como su mayor victoria en más de tres años de guerra, aunque Kiev niega esta afirmación.
No obstante, Rusia aseguró que los países europeos pueden volver a participar en las negociaciones si deciden “regresar a la realidad, partiendo de la situación que se ha creado sobre el terreno”.
A la espera de señales
En coincidencia con el viaje del enviado estadounidense Witkoff y Jared Kushner (yerno del presidente Donald Trump) a Moscú, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski se encontraba en Dublín, continuando una visita a países europeos clave. La atención de Kiev estaba puesta en las conversaciones que se desarrollaban en el Kremlin.
Zelenski, quien se reunió con la delegación ucraniana que regresó de negociaciones con los representantes estadounidenses en Florida, subrayó que el futuro y los próximos pasos de Ucrania dependían de las “señales” de ese encuentro en Rusia.
Si las señales son positivas y muestran “juego limpio con nuestros socios”, el presidente ucraniano dijo que sus representantes se reunirían “muy pronto” con la delegación estadounidense.
La diplomacia estadounidense avanza por caminos paralelos: mientras Witkoff y Kushner estaban en Moscú, el secretario de Estado, Marco Rubio, se había reunido con funcionarios ucranianos.
Estas conversaciones recientes en Florida se centraron en un plan de paz propuesto por Trump que originalmente constaba de 28 puntos, pero que fue reducido a 20. Zelenski se declaró listo para reunirse cara a cara con el presidente estadounidense, Donald Trump, asegurando que todo depende del rumbo de las negociaciones.
Pedido de Justicia desde Dublín
Durante su primera visita de Estado a la República de Irlanda, un país tradicionalmente neutral, Zelenski agradeció el “firme apoyo” de Dublín y la generosidad por acoger a más de 120 mil refugiados ucranianos desde febrero de 2022.
El punto central de su discurso ante el Parlamento fue la búsqueda de justicia. Zelenski instó a los legisladores irlandeses a adoptar un “papel activo” en el establecimiento de un tribunal internacional para que el “agresor rinda cuentas por lo que ha hecho”. Aseguró que “nadie puede mentir al mundo entero todo el tiempo, ni siquiera Putin”.
El primer ministro irlandés, Micheál Martin, reafirmó su compromiso con la posición de Zelenski, señalando la urgencia de un alto el fuego y un acuerdo de paz, dado que “está muriendo demasiada gente en esta horrible guerra”. Martin anunció que Irlanda destinará 125 millones de euros adicionales a un fondo de ayuda “no letal” para Ucrania y firmó la Hoja de Ruta 2030 de Asociación, elevando la ayuda total aportada este año a 200 millones de euros.
Discordia en la Otan
Los líderes europeos, temerosos de las futuras ambiciones territoriales de Rusia, fueron en gran medida marginados por Washington y ahora están intentando hacer oír sus voces en el proceso.
Esta preocupación se intensificó con la propuesta original de 28 puntos de Trump, que desató la consternación de los aliados europeos y Canadá. Dicho borrador sugería que la Otan no se expandiera más, una demanda de larga data de Rusia, y que Ucrania no fuera admitida en la organización.
No obstante, el secretario general de la Otan, Mark Rutte, intentó disipar las dudas. Minimizó las partes contenciosas del plan original de Trump, señalando que fue revisado a fondo.
Rutte insistió en que Ucrania sigue en un “camino irreversible” para unirse a la organización. Sin embargo, admitió que hoy es políticamente imposible que se convierta en miembro, pues la administración Trump lo ha descartado y se requeriría el acuerdo unánime de los 32 aliados.
En medio de acusaciones, demandas territoriales sin resolver y la muerte diaria de su gente, Zelenski resumió la precaria situación: “Hay mucho diálogo, pero necesitamos resultados. Nuestra gente muere todos los días”.
