En medio de una escalada de ataques con drones, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirmó que Moscú está dispuesto a retomar negociaciones de paz directas con Ucrania, posiblemente en Estambul.
Durante una visita a Bielorrusia, el mandatario señaló que funcionarios de ambos países están discutiendo el momento para un eventual encuentro. Además, indicó que los términos de un posible alto el fuego, hasta ahora rechazados por el Kremlin, podrían formar parte de la agenda.
La guerra, que lleva más de tres años, no muestra señales de disminuir. Los esfuerzos diplomáticos internacionales, en especial los impulsados por Estados Unidos, no lograron avances significativos. Las últimas dos rondas de conversaciones entre delegaciones rusas y ucranianas en Estambul fueron breves y no resultaron en acuerdos concretos.
Ucrania, por su parte, sostiene que el próximo paso debería ser una reunión directa entre los presidentes Volodimir Zelenski y Vladimir Putin. Así lo declaró el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov. Sin embargo, el mandatario ruso sostiene que ese tipo de cumbre sólo debería realizarse una vez acordados los puntos principales de un eventual tratado de paz, lo que podría demorar meses o incluso años.
El presidente ruso también volvió a cuestionar la legitimidad de Zelenski, argumentando que su mandato presidencial expiró en 2024. Kiev y sus aliados internacionales rechazan esta postura, que añade tensión política a cualquier intento de negociación.

Aumenta la ofensiva aérea
Mientras se habla de una posible distensión, la guerra sigue su curso con una fuerte ofensiva aérea de ambos lados. Según la fuerza aérea ucraniana, Rusia lanzó antenoche 363 drones Shahed y señuelos, junto con ocho misiles. El informe indicó que las defensas antiaéreas interceptaron todos salvo cuatro drones, además de derribar seis misiles de crucero.
Del lado ruso, el Ministerio de Defensa informó que 39 drones ucranianos fueron derribados en distintas regiones, incluyendo 19 en Rostov y 13 en Volgogrado, ambas al este de Ucrania. Estas acciones reflejan la centralidad de los ataques con aviones no tripulados en el actual escenario bélico.
Un hecho especialmente llamativo fue reportado por el Estado Mayor de Ucrania, que aseguró que una operación conjunta de sus fuerzas especiales y servicios de inteligencia destruyó cuatro aviones de combate rusos Su-34 estacionados en el aeródromo de Marinovka, región de Volgogrado. También se habría destruido una unidad técnica utilizada para reparaciones de aeronaves.
La afirmación no pudo ser verificada de forma independiente, y los funcionarios rusos no emitieron comentarios específicos sobre el aeródromo. No obstante, el gobernador de Volgogrado, Andrei Bocharov, reconoció ataques ucranianos con drones en el distrito de Kachinovsky, donde se encuentra Marinovka. También informó que el tráfico en el puente sobre el río Don, en esa zona, fue restringido temporalmente, sin dar más detalles.

Perspectivas inciertas
Las declaraciones de Putin sobre un eventual regreso a la mesa de diálogo podrían interpretarse como un intento de proyectar disposición al entendimiento en un contexto donde la presión militar y política crece tanto interna como externamente. Sin embargo, la distancia entre las condiciones de cada parte sigue siendo amplia.
Para Moscú, cualquier conversación significativa requiere que Ucrania acepte negociar sobre la base de la situación territorial actual, lo que implicaría reconocer las anexiones rusas. Kiev, en cambio, exige la retirada completa de las fuerzas invasoras y el restablecimiento de sus fronteras previas a 2014.
En ese marco, la propuesta de retomar el diálogo parece más una maniobra estratégica que un cambio sustancial de rumbo. Con el conflicto estancado en muchos frentes pero aún activo, y con ambos países utilizando cada vez más tecnologías militares avanzadas, las posibilidades de una paz negociada real siguen siendo remotas, al menos a corto plazo.