Las tropas rusas comenzaron a abandonar la planta nuclear de Chernóbil después de que los soldados recibieron “dosis significativas’' de radiación al cavar trincheras en el sitio altamente contaminado, informó el jueves la compañía estatal de energía de Ucrania mientras seguían los intensos combates en las afueras de Kiev y otros frentes.
El operador Energoatom no dio detalles inmediatos sobre el estado de los militares o cuántos se vieron afectados. Pero indicó que los rusos excavaron en el bosque dentro de la zona de exclusión alrededor de la planta donde en 1986 ocurrió el peor desastre nuclear del mundo.
Las tropas “entraron en pánico ante el primer signo de enfermedad’', que “apareció muy rápidamente’' y comenzaron a irse, dijo Energoatom.
La retirada se produjo en medio de continuos combates e indicios de que el Kremlin está utilizando la distensión como tapadera para reagruparse y reabastecerse a fin de intensificar su ofensiva en el este de Ucrania. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, dijo que Ucrania está viendo “una acumulación de fuerzas rusas para nuevos ataques en Dombás”, y se están “preparando para enfrentarlo’'.
Ataques y evacuaciones
Las fuerzas rusas atacaron suburbios de la capital retomados hace poco por Ucrania, según un funcionario regional. Los nuevos ataques en una zona donde Moscú prometió hace dos días reducir su ofensiva minaron la esperanza de que se estuvieran haciendo progresos para poner fin a la guerra. Autoridades ucranianas indicaron el día anterior que Rusia empleó artillería contra las afueras de Kiev y otra ciudad donde había prometido reducir su actividad.
El Ministerio de Defensa de Rusia reportó nuevos ataques contra depósitos ucranianos de combustible el miércoles por la noche, y las autoridades ucranianas informaron de fuego de artillería en la ciudad nororiental de Járkov y sus alrededores durante el último día. Pese a esos combates, el Ejército ruso dijo estar comprometido con un cese al fuego desde el jueves por la mañana en la ruta entre Mariúpol y la ciudad de Zaporiyia, bajo control ucraniano.
Una caravana de ómnibus se dirigía el jueves a Mariúpol en un nuevo intento de evacuar gente de la asediada ciudad portuaria, después de que el Ejército ruso aceptó un limitado cese del fuego en el área. Además, una nueva ronda de negociaciones para frenar las hostilidades se programó para este viernes.
La Cruz Roja indicó que sus equipos viajaban hacia Mariúpol con suministros médicos y de ayuda y confiaban en ayudar a sacar civiles de la maltrecha ciudad el viernes. Decenas de miles han logrado salir en las últimas semanas a través de corredores humanitarios, reduciendo la población de la ciudad de 430 mil antes de la guerra a un estimado de 100 mil la semana pasada, pero otros esfuerzos se han visto frustrados por los continuos ataques rusos.
El mismo día que se anunció la evacuación se conocían pruebas de que un almacén de Cruz Roja en la ciudad había sido atacado este mes en medio de intensos ataques rusos contra la zona. Imágenes satelitales tomadas por Planet Labs PBC analizadas mostraban claros daños en el tejado del almacén, ubicado junto al río Kalmius, cerca de su desembocadura en el Mar de Azov. Sobre el inmueble se había pintado una cruz roja. El grupo dijo que no tenía personal allí desde el 15 de marzo.
Negociaciones
Estaba previsto que Ucrania y Rusia reanudaran las conversaciones el viernes por videoconferencia, según el responsable de la delegación ucraniana, David Arakhamia.
Tras cinco semanas de invasión que han dejado miles de muertos en ambos bandos, el número de ucranianos que han huido del país alcanzó los cuatro millones, la mitad de ellos niños, según Naciones Unidas.
Sin embargo, hay pocas esperanzas de una resolución a la vista, especialmente después del cambio de opinión de Rusia y sus ataques más recientes.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que las condiciones aún no estaban “maduras’' para un alto el fuego en Ucrania y que no estaba listo para una reunión con Zelensky hasta que los negociadores hicieran más trabajo, dijo el primer ministro italiano, Mario Draghi, al recordar una conversación telefónica que tuvo con el líder ruso el miércoles.
Moscú había dicho el martes que reduciría sus operaciones cerca de Kiev y Chernígov para “aumentar la confianza mutua y crear condiciones para más negociaciones’'. El anuncio fue recibido con escepticismo por el presidente Zelensky y Occidente. Y poco después, autoridades ucranianas reportaron que los proyectiles rusos habían alcanzado viviendas, comercios, bibliotecas y otros edificios civiles en esas zonas.
Mientras Occidente buscaba pistas sobre cuál podría ser el siguiente paso de Rusia, un destacado oficial británico de inteligencia dijo el jueves que soldados rusos desmoralizados en Ucrania se habrían negado a cumplir órdenes, sabotearon a su propio equipo y derribaron accidentalmente sus propios aviones. Jeremy Fleming, director de la agencia de espionaje electrónico GCHQ, dijo que, el presidente Putin habría “calibrado erróneamente’' de forma considerable la invasión.