El caso del “gatillo fácil” que ocurrió el martes último en un suburbio de París y que se cobró la vida del joven Nahel tiene similitudes con el del fatídico balazo policial que en agosto de 2020, en la ciudad de Córdoba y en plena pandemia, mató a Valentino Blas Correas.
Ambas víctimas tenían 17 años y en el lapso final de su existencia estuvieron involucradas en incidentes en la vía pública relacionados con controles policiales.
Muerte en autos
Nahel conducía un automóvil en Nanterre (a 15 kilómetros de la capital francesa). En el momento en que ocurrió el hecho trágico, estaba acompañado por dos amigos de su misma edad.
Blas, en cambio, iba sentado en medio del asiento de atrás de un Fiat Argo que manejaba un amigo de 18 años. Además de ellos, había otros tres jóvenes en el interior del vehículo.
El adolescente vecino de Villa Cabrera y alumno del colegio San José, recibió uno de los balazos disparados por policías apostados en un retén ubicado en avenida Vélez Sársfield, a la altura del Instituto Pablo Pizzurno, que el conductor del Fiat evadió pensando que habían sido denunciados por motociclistas con quienes habían tenido un altercado momentos antes, a la altura de la planta de Telefe Córdoba.
El proyectil letal ingresó por la luneta del Argo e impactó en la espalda de Blas a la altura del omóplato.
La Policía constató la muerte de Blas en la esquina Chacabuco y Corrientes, donde el vehículo en el que viajaba con sus amigos fue interceptado por varios patrulleros. Antes, le habían negado asistencia en una clínica privada del Centro de la ciudad y, en el momento de la detención, el conductor tenía intenciones de trasladarlo al Hospital de Urgencias.
La Policía y la Justicia
Conscientes de la atrocidad, los autores materiales del crimen, con la complicidad de pares y de jerárquicos de la institución, los resposables de las fuerzas de seguridad ensuciaron la escena del hecho abominable, plantaron una pistola en el lugar y redactaron un informe del procedimiento plagado de mentiras e inexactitudes.
En ese punto, hay una gran diferencia con el modo de actuar de los agentes franceses que reconocieron haberle disparado a Nahuel, con el argumento que su forma de conducir podía ser peligrosa para terceros.
El 31 de marzo de este año, la Justicia de Córdoba condenó a prisión perpetua a los dos policías que efectuaron al menos cinco disparos contra el Argo.
Además, dictó penas menores a otros nueve uniformados y ordenó investigar al entonces ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera; a la jefa de Policía, Liliana Zárate, y a otros altos funcionarios públicos y policiales.
Protestas y disturbios
En Córdoba, hubo marchas y reclamos judiciales encabezados por la madre del joven, Soledad Laciar, pero las manifestaciones en ningún momentos se tornaron violentas.
En París, en cambio, donde la protesta también es liderada por la madre de Nahel, Mounia, se produjeron toda clase de disturbios, incluidos enfrentamientos entre policías y manifestantes, incendios y múltiples actos de vandalismo.
Ya hay 180 detenidos y se declaró un toque de queda en la zona de Nanterre. Los disturbios se propagaron a distintas ciudades de Francia, como Marsella y Lyon.
En Córdoba, las marchas por Blas Correas se limitaron a las calles de la ciudad y nunca fueron multitudinarias.
