Un enorme revuelo internacional provocaron las declaraciones de Donald Trump sobre sus planes de expansión territorial, que incluyen a Groenlandia, al Canal de Panamá, a Canadá, e incluso el cambio de nombre del Golfo de México.
Cuando aún falta más de una semana para que el magnate vuelva a la Casa Blanca, en el que será su segundo período como presidente de la máxima potencia mundial, la revelación de sus intenciones geopolítica ha desatado reacciones de diversas organizaciones y dirigentes políticos en el mundo.
Un posible plan de expansión
Luego de la renuncia del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el lunes, Trump insistió en que Canadá debería convertirse en un estado más del país y aseguró que Trudeau “sabía esto” y por ello anunció su dimisión.
“A muchas personas en Canadá les encantaría ser el estado 51. Estados Unidos ya no puede soportar los enormes déficits comerciales y los subsidios que Canadá necesita para mantenerse a flote”, afirmó Trump.
“Si Canadá se uniera a Estados Unidos, no habría aranceles, los impuestos bajarían y estarían totalmente seguros ante la amenaza de los barcos rusos y chinos que los rodean constantemente. ¡Juntos, qué gran nación seríamos!”, añadió.
En declaraciones posteriores, Trump también se refirió al Canal de Panamá y a Groenlandia. Dijo que el control de ambos es vital para la seguridad nacional de Estados. Unidos y no descartó el uso de la fuerza para lograrlo.
La intención de Trump marca un rechazo a décadas de política estadounidense que ha priorizado la autodeterminación sobre la expansión territorial.
Hay que tener en cuenta que Estados Unidos posee una enorme base militar en Groenlandia y que el Canal de Panamá estuvo bajo su administración hasta 1999.
Respecto del Golfo de México, Trump afirmó que debería llamarse “Golfo de América”.
Respuestas contundentes desde Canadá
“Jamás, pero jamás, Canadá será parte de Estados Unidos”, fue la respuesta del ex primer ministro canadiense Trudeau a las ambiciones anexionistas de Trump
“Los trabajadores y las comunidades en los dos países se benefician de que seamos el uno para el otro el mayor socio comercial y en materia de seguridad”, dijo Trudeau.
La ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, también se sumó a las críticas y calificó las declaraciones de Trump como “amenazas” que atentan contra la relación bilateral.
“Los comentarios del presidente electo Trump muestran una absoluta falta de entendimiento de qué hace que Canadá sea un país fuerte. Nuestra economía es fuerte. Nuestra gente es fuerte. Nunca retrocederemos ante amenazas”, remarcó.
“Canadá nunca será el estado número 51. Punto. Somos un gran país independiente. Somos los mejores amigos de EE. UU. Gastamos miles de millones de dólares y centenares de vidas para ayudar a EE. UU. a tomar represalias por los ataques del 11-S de Al Qaeda”, dijo el líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre.
Groenlandia, en cuestión
Un escándalo aún mayor se generó por el tema Groenlandia. La Unión Europea señaló que la soberanía de Groenlandia es un “valor diplomático y principio clave” con el que trabaja, e insistió en que debe respetarse en todos los casos.
También recordó que la isla de Groenlandia, territorio autónomo dependiente de Dinamarca, está cubierta por la defensa colectiva de la Unión Europea
Desde Alemania, el canciller alemán Olaf Scholz afirmó: “El principio de la inviolabilidad de fronteras está vigente para todos los países, da igual si están al este o al oeste. Todos deben cumplirlo, sean un país pequeño o una potencia muy grande”.
Groenlandia ha sido históricamente un territorio de interés estratégico tanto por su magnitud (es la mayor isla del mundo) como por su ubicación, a medio camino entre los océanos Atlántico y Ártico.
En la actualidad, apenas 55 mil personas viven en Groenlandia y sus intereses están representados por dos diputados en el Parlamento central danés, tal como ocurre con las islas Feroe. Sin embargo, el sentimiento mayoritario entre la población groenlandesa pasa por seguir rompiendo lazos con Copenhague, una carta que está ya contemplada.
Desde 2009, Groenlandia tiene derecho a declarar su independencia mediante referéndum, una aspiración agitada de nuevo en estas últimas semanas por el primer ministro local, Mute Egede.
“Groenlandia no está en venta”, coinciden tanto Egede como la jefa del Gobierno central de Dinamarca, Mette Frederiksen, que han salido al paso desde diciembre de las aspiraciones soberanistas resucitadas en las últimas semanas por Trump, quien ya sondeó esta posibilidad durante su primer mandato presidencial y ahora ha elevado la apuesta.
La controversia por el Canal de Panamá
Trump argumentó que, tal como está configurado en la actualidad el canal de Panamá, “es una desgracia”. Según él, China controla la infraestructura del estrecho paso entre los océanos Atlántico y Pacífico.
El presidente electo de Estados Unidos lamentó que el expresidente Jimmy Carter, fallecido hace una semana, cediera el control por un dólar a cambio, “supuestamente”, de que a EE. UU. “se le tratase bien”. “Fue un gran error”, remachó Trump, quien reconoció que ya está sobre la mesa un plan para tratar de recuperar su control.
Desde Panamá, las respuestas no se hicieron esperar. El ministro de Exteriores, Javier Martínez Sacha, afirmó el martes que la soberanía del canal “no es negociable” y que se trata de una “conquista irreversible”
“Las únicas manos que controlan el canal son panameñas y así seguirá siendo. Somos un país abierto al diálogo, hoy y siempre, a las inversiones y a las buenas relaciones, pero con la clara consigna de que la patria está en primer lugar”, insistió.
Martínez Sacha negó también que el Gobierno panameño haya tenido “contacto informal o formal” con Trump o “con representantes del próximo gobierno”. En este sentido, aseguró que cuando el magnate asuma el cargo (el 20 de enero), la relación bilateral “se manejará por los canales formales habituales y correspondientes”.
Ironías sobre el Golfo de México
Tras la propuesta de Trump de renombrar el área del Golfo de México como “Golfo de América”, la presidenta mejicana, Claudia Sheinbaum, mostró en su conferencia matutina un mapamundi “que editó un flamenco para la Compañía de Indias de Ámsterdam” en 1607, que ya habla del ‘Golfo mejicano’ y, además, llama ‘América mejicana’ al actual territorio de Estados Unidos.
“Obviamente, el Golfo de México es reconocido por Naciones Unidas, pero ¿por qué no le llamamos América mejicana? Se oye bonito, ¿verdad que sí? Desde 1607. La Constitución de Apatzingán (de 1814) era de la América mejicana, entonces vamos a llamarle América mejicana”, expresó Sheinbaum en tono irónico.
Las declaraciones de Trump sobre el Golfo de México se enmarcan dentro de sus advertencias de imposición de aranceles del 25% si el Gobierno mejicano no frena la “invasión” de migrantes y de drogas a Estados Unidos, en particular, del fentanilo.