A. William Frankland tiene 106 años, es doctor y, a pesar de la responsabilidad que implica ejercer su profesión, sigue trabajando.
“Las personas suelen decir: \'¿Cómo es que has vivido tanto?’”, comenta Frankland. “Y yo respondo: ‘Eso es solo suerte, nada más’”.
William, es un gemelo, nació en 1912 y empezó a estudiar medicina en la década de 1930. Después de la Segunda Guerra Mundial, regresó a Gran Bretaña y estudió mano a mano con Alexander Fleming, el hombre que descubrió la penicilina.
William se convirtió en alergólogo y desarrolló un sistema de conteo de polen para que las personas pudieran comprender qué desencadenaba sus reacciones alérgicas, según publicó la
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Todo eso sucedió en la década de 1950. Y en honor, la Clínica de Alergias en el Hospital St. Mary\'s en Londres lleva su nombre. Pero aún, en ese momento, tenía medio siglo de su carrera por delante.
Hoy, a sus 106 años "y medio", todavía atiende consultas de pacientes ocasionalmente y contribuye con artículos para publicaciones académicas, según el mismo medio.
En esta misma línea, le encanta leer revistas especializadas en medicina y estar al día con el campo en el que fue pionero.
Más allá de la longevidad, lo que diferencia a Frankland es la agudeza de su mente. Ejemplo de esto es el artículo que está escribiendo sobre cómo fue descubierta la penicilina, basándose en el tiempo compartió con Fleming.
“Estoy muy interesado no solo en el presente y el futuro, sino especialmente, supongo, en el pasado”, señaló Frankland. “Y es agradable mirar hacia atrás en algunos de los agradables viajes que hice”.

Pionero
Frankland, durante 1953 en el hospital St. Mary\'s de Londres, popularizó el conteo de polen, que ahora se usa en todo el mundo para ayudar a los médicos y pacientes a comprender lo que provoca sus alergias.
Incluso, según publicó la CNN, se hizo pruebas a sí mismo para llegar a sus descubrimientos. “Me causé una anafilaxia aguda con un insecto”, explicó.
"Hoy en día, no se te permitiría hacer este tipo de experimentos. Pero yo estaba decidido a descubrir [cómo] reaccionaba ante los mosquitos, las pulgas o cualquier insecto que me picara", insistió.
William se centró en la rinitis alérgica - o fiebre del heno- y sus investigaciones relacionaron los síntomas de la afección con el polen. Esto modifició a nivel mundial la comprensión que había en aquella época sobre la enfermedad.
La agilidad de su mente le permite aún hoy continuar contribuyendo a su campo. Desde que cumplió 100 años, ha escrito varios artículos para publicaciones y todavía le faltan más.
"Escribí cuatro artículos entre los 100 y 105 años", señaló.
"Dos de ellos son únicamente míos; los demás fueron con múltiples autores. Pero ahora, por supuesto, tengo 106 años, voy a escribir uno más y está casi terminado”, añadió.
En 2015, a la edad de 103 años, Frankland recibió la Orden del Imperio Británico por sus contribuciones significativas al campo de la investigación de alergias.

El secreto
La mayoría le teme a la vejez por la disminución en las capacidades mentales, sin embargo, eso no significa que sea necesariamente inevitable.
Según publicó la CNN, mantener la mente activa hacia el final de la vida puede ayudar a generar nuevas células cerebrales y conexiones neuronales.
"Cuando envejeces, [hay] algunas cosas que ya no puedes hacer", señaló Frankland.
“Soy demasiado viejo para correr y mantenerme en forma de esa manera. Pero sí mantengo mi cerebro en funcionamiento todo el tiempo. Y leo muchas revistas científicas y cosas que me llegan mensualmente, y algunas, incluso el British Medical Journal, una vez por semana”, sostuvo.
En este sentido, manifestó: “Creo que lo que me ayuda es que tener una vida sensata”. Y concluyó: “No fumes, no comas en exceso y haz un poco de ejercicio. Sé enérgico en lo que sea social, psicológica y emocionalmente que estás haciendo. Toma todas estas cosas a tu favor”.