WASHINGTON. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu le dijo el lunes al presidente Donald Trump que lo estaba nominando para el premio Nobel de la Paz mientras ambos celebraban sus recientes ataques conjuntos a las instalaciones nucleares de Irán, que consideran un éxito rotundo.
Los dos gobernantes se reunieron con sus principales asesores para una cena en el Salón Azul de la Casa Blanca con el fin de conmemorar la operación en Irán, y también para conversar sobre las gestiones para avanzar en una propuesta de alto el fuego de 60 días que permita pausar el conflicto de 21 meses en Gaza.
“Él está forjando la paz mientras hablamos, y en un país y una región tras otra”, declaró Netanyahu al presentarle a Trump una carta de nominación que dijo enviará al comité del Nobel.
La solicitud del premio de la paz llega después de que el gobernante israelí presionara desde hace años a Trump y a sus predecesores para que actuaran militarmente contra el programa nuclear de Irán. Trump les ordenó a las fuerzas de Estados Unidos lanzar bombas antibúnker y disparar una andanada de misiles Tomahawk en tres sitios nucleares clave de Irán.
La visita ostensiblemente triunfante de Netanyahu a la Casa Blanca, su tercera este año, está marcada por la guerra entre Israel y Hamás en Gaza y las interrogantes sobre qué tanto presionará Trump para poner fin al conflicto.
Pero en un diálogo ante los reporteros antes de que comenzara la cena, ambos gobernantes expresaron optimismo de que su éxito en Irán marcaría una nueva era en Oriente Medio.
“Creo que las cosas se van a calmar mucho en el Oriente Medio”, expresó Trump. “Y nos respetan, y respetan a Israel”.
Trump indicó nuevamente que funcionarios iraníes se han acercado a Estados Unidos para programar conversaciones sobre el programa nuclear de Irán. Las negociaciones habían comenzado en abril, pero se interrumpieron después de que Israel comenzara sus operaciones el mes pasado.
“Hemos programado conversaciones con Irán, y ellos quieren”, dijo Trump a los reporteros. “Quieren hablar”. La semana pasada indicó que las conversaciones se reiniciarían pronto.
El enviado de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff —sentado en la mesa con Trump— señaló que la reunión sería pronto, quizás en una semana.
Teherán aún no ha confirmado que haya acordado reiniciar conversaciones con Washington.
Pero el presidente iraní Masoud Pezeshkian, en una entrevista publicada el lunes, dijo que los ataques aéreos de Estados Unidos dañaron tanto las instalaciones nucleares de su país que las autoridades iraníes aún no han podido acceder a ellas para evaluar la destrucción.
En una entrevista con el comentarista conservador estadounidense Tucker Carlson, Pezeshkian agregó que Irán estaría dispuesto a reanudar la cooperación con el organismo de control nuclear de la ONU, pero aún no puede comprometerse a permitir que sus inspectores tengan acceso sin restricciones para monitorear los sitios.
“Estamos listos para tener tal supervisión”, expresó Pezeshkian. “Desafortunadamente, a consecuencia de los ataques ilegales de Estados Unidos contra nuestros centros e instalaciones nucleares, muchos de los equipos y las instalaciones allí han sido dañados gravemente”.
Trump ha dejado claro que, tras la guerra de 12 días entre Israel e Irán el mes pasado, le gustaría ver que el conflicto en Gaza termine pronto. La reunión entre Trump y Netanyahu puede dar nueva urgencia a una propuesta de alto el fuego de Estados Unidos que está siendo examinada por Israel y Hamás.
El primer ministro se reunió el lunes con Witkoff y el secretario de Estado Marco Rubio antes de su cena con Trump. Netanyahu tiene previsto reunirse el martes con el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson.
Funcionarios de la Casa Blanca están instando a Israel y a Hamás a concretar rápidamente un nuevo acuerdo de alto el fuego que traería una pausa de 60 días en los combates, enviaría ayuda a Gaza y liberaría al menos a algunos de los 50 rehenes restantes retenidos en el territorio, de los cuales se cree que 20 están vivos.
Leavitt anunció el lunes que Witkoff viajará a finales de esta semana a Doha, Qatar, para conversaciones sobre el alto el fuego y los rehenes.
Pero un punto de fricción es si el alto el fuego pondrá fin a la guerra por completo. Hamás ha dicho que está dispuesto a liberar a todos los rehenes a cambio de que el conflicto concluya e Israel se retire totalmente de Gaza. Netanyahu dice que la guerra terminará una vez que Hamás se rinda, se desarme y se exilie, algo que se niega a hacer.
“Forjaremos una paz con nuestros vecinos palestinos, aquellos que no quieren destruirnos”, expresó Netanyahu. “Trabajaremos para llegar a un acuerdo de paz en el que nuestra seguridad, el poder soberano de la seguridad, siempre permanezca en nuestras manos”.
Trump ha estado presionando a Israel y Hamás para que concluyan la guerra, en la que han muerto más de 57.000 palestinos, ha devastado Gaza, profundizado el aislamiento internacional de Israel y hecho que cualquier resolución al conflicto más amplio entre Israel y los palestinos sea más distante que nunca.
Pero los detalles precisos del acuerdo aún están en constante cambio. En los días previos a la visita de Netanyahu, Trump pareció restar importancia a las posibilidades de un avance.
Al preguntársele el viernes cuán confiado estaba de que se concretaría un acuerdo de alto el fuego, Trump dijo a los reporteros: “Soy muy optimista... pero ya saben, miren, cambia de día a día”.
Después de la decisión de Trump de involucrarse en los ataques de Israel a Irán, los dos gobernantes están más cerca que nunca. Pero eso no siempre ha sido así.
Incluso en la última visita de Netanyahu a Washington en abril, el tono era marcadamente diferente.
Trump utilizó la oportunidad de ser fotografiado con Netanyahu para anunciar que Estados Unidos estaba entrando en negociaciones con Irán sobre su programa nuclear, aparentemente tomando por sorpresa al gobernante de Israel y, en ese momento, frenando cualquier plan militar israelí.
Trump, cuyas políticas se han alineado en gran medida con las prioridades de Israel, prometió la semana pasada ser “muy firme” con Netanyahu sobre el fin de la guerra, sin decir qué implicaría eso. La presión de Trump ha funcionado con Netanyahu en el pasado: se alcanzó un acuerdo de alto el fuego en el momento en que el presidente asumía nuevamente el cargo.
Netanyahu tiene que hallar un equilibrio entre las exigencias de su aliado estadounidense y las de los partidos de extrema derecha que forman parte de su coalición de gobierno, los cuales tienen la clave para su supervivencia política y se oponen a poner fin a la guerra.
Pero dado el fuerte apoyo de Estados Unidos en la guerra entre Israel e Irán, en la cual se destacan los ataques aéreos conjuntos contra un sitio nuclear iraní subterráneo fortificado, Netanyahu podría tener dificultades para decir que no.
Trump también podría esperar recibir algo a cambio de sus exhortaciones recientes para que se cancele el juicio a Netanyahu por cargos de corrupción, lo que representa una interferencia significativa en los asuntos internos de un Estado soberano.
“Trump piensa que Netanyahu le debe”, señaló Eytan Gilboa, un experto en asuntos entre Estados Unidos e Israel en la Universidad Bar-Ilan, cerca de Tel Aviv. “Y si Trump piensa que él (Netyanyahu) necesita poner fin a la guerra en Gaza, entonces eso es lo que él tendrá que hacer”.
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Goldenberg informó desde Tel Aviv. Los periodistas de The Associated Press Ellen Knickmeyer, Matthew Lee, Lisa Mascaro y Darlene Superville contribuyeron con la información.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
