El cohete Hanbit-Nano, de la empresa surcoreana Innospace, se estrelló este lunes a las 22.13 hora local, apenas unos segundos después de despegar del Centro de Lanzamiento de Alcántara, ubicado en el estado de Maranhão, Brasil.
A pesar de que el vuelo parecía avanzar sin incidentes en sus momentos iniciales, la misión se interrumpió abruptamente. Según detalló la compañía Innospace, aproximadamente 30 segundos después del despegue, el vehículo detectó una anomalía que provocó su caída dentro de la zona de seguridad terrestre.
Durante la transmisión en directo, los espectadores pudieron observar el mensaje de detección de anomalía seguido de la pérdida total de señal del cohete.
Según informó la empresa, el episodio no causó víctimas ni daños materiales fuera del área de seguridad previamente demarcada. La operación estuvo bajo la estrecha vigilancia de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) y el Cuerpo de Bomberos, quienes procedieron a inspeccionar la zona del impacto después del siniestro.
Cómo era el cohete que se estrelló en Brasil
El Hanbit-Nano era una pieza de ingeniería de vanguardia diseñada para el transporte de nanosatélites a la órbita baja terrestre, aproximadamente a 300 kilómetros de altitud. Entre sus características técnicas más relevantes destacan sus 21.9 metros de altura de 20 toneladas y que es capaz de alcanzar hasta 30.000 kilómetros por hora.
En este vuelo, el vehículo transportaba un total de ocho cargas útiles, compuestas por cinco pequeños satélites y tres dispositivos experimentales desarrollados por instituciones de Brasil e India.
La pérdida de estos equipos representa un duro golpe para las investigaciones científicas y tecnológicas que ambos países buscaban poner en órbita. El lanzamiento ya había enfrentado cinco aplazamientos previos debido a fallas técnicas en el sistema de refrigeración y condiciones meteorológicas adversas, pero finalmente despegó en el último día de la ventana planificada.
Alcántara: un espacio estratégico con un pasado trágico
El Centro de Lanzamiento de Alcántara es considerado una ubicación privilegiada para la industria espacial global debido a su cercanía a la línea del Ecuador (solo dos grados al sur). Esta posición estratégica permite un ahorro de hasta el 30% en combustible en comparación con otras bases, además de ofrecer una amplia variedad de trayectorias orbitales seguras sobre el océano Atlántico.
Sin embargo, el desarrollo de este centro estuvo marcado por la tragedia y el conflicto. Brasil no había retomado proyectos de lanzadores nacionales desde 2015, tras la cancelación oficial de programas motivada por crisis financieras y el trágico accidente de 2003.
En aquel año, la explosión de un cohete VLS-1 provocó la muerte de 21 trabajadores y destruyó gran parte de las instalaciones, frenando por décadas las aspiraciones brasileñas en el mercado de lanzamientos. Además, la base enfrenta conflictos legales prolongados con comunidades locales por la propiedad de las tierras donde se asienta la infraestructura.
Desafíos para el futuro espacial de Brasil
Este incidente no solo frustró el objetivo de realizar el primer vuelo comercial espacial desde suelo brasileño, sino que también reabre el debate sobre los riesgos inherentes a esta industria y los desafíos que enfrenta Alcántara para consolidarse como un nodo global.
Aunque el acuerdo entre Innospace y el gobierno brasileño no contempla fines de lucro directos para el Estado, la proyección internacional de la base depende críticamente de la seguridad y el éxito de estas operaciones.
