El presidente francés Emmanuel Macron tomó distancia del acuerdo comercial Unión Europea–Mercosur y afirmó que, tal como está presentado ahora mismo, recibirá un “no rotundo de Francia”.
La declaración llegó durante una reunión en la ciudad de Toulouse con representantes del sector rural, en un clima de creciente desconfianza hacia el Gobierno y protestas de agricultores.
Macron había adoptado días atrás un tono más conciliador respecto del tratado, pero el fuerte rechazo del campo y de partidos opositores lo obligó a endurecer su posición.
La preocupación del agro: “reglas espejo” y competencia desleal
La ministra de Agricultura, Annie Genevard, afirmó que Francia “no puede validar” el acuerdo sin cláusulas de salvaguardia sólidas ni medidas espejo, que exijan a los productos importados cumplir las mismas normas sanitarias, ambientales y laborales que rigen en la Unión Europea (UE).
El argumento central del sector agrícola es que el pacto permitiría el ingreso masivo de alimentos latinoamericanos producidos bajo estándares más laxos, lo que generaría dumping ambiental y social y dejaría en desventaja a pequeños y medianos productores europeos.
Protestas en Toulouse y un giro discursivo
La escena en Toulouse reflejó la tensión acumulada: unas 300 personas, incluidos agricultores con tractores, protestaron mientras Macron participaba de un foro sobre democracia y redes sociales.
Las declaraciones del mandatario en Brasil, donde se mostró “bastante positivo” sobre el acuerdo, habían encendido las alarmas.
Desde México, el propio Macron buscó corregir: dijo que Francia todavía “espera respuestas claras” antes de avanzar. Pero el malestar rural ya estaba instalado.
Un pacto que divide a Europa
El acuerdo UE-Mercosur, negociado durante más de 20 años y validado por la Comisión Europea en septiembre, permitiría al bloque del viejo continente ampliar exportaciones de autos, maquinaria, vinos y bebidas.
Por el otro lado, al Mercosur le facilitaría aumentar ventas de carne, azúcar, arroz y soja al mercado europeo.
Dentro de la Unión Europea, Francia, Irlanda y Austria encabezan la oposición dentro del bloque, citando riesgos para la agricultura sostenible y la competencia desigual.
El rechazo también crece en el Parlamento Europeo: cerca de 150 eurodiputados impulsan un recurso ante el Tribunal de Justicia de la UE que podría frenar la ratificación al menos seis meses.
Geopolítica vs. protección agrícola
Los defensores del pacto, entre ellos Alemania, España y Portugal, sostienen que la UE necesita fortalecer su presencia estratégica en América Latina frente al avance comercial de China y EE.UU.
Bruselas afirma que el texto ya incorpora compromisos ambientales reforzados.
Macron, sin embargo, parece decidido a mantener la línea dura.
Con su popularidad golpeada y un clima interno marcado por el malestar del campo y reclamos por el costo del combustible, el presidente busca reafirmarse como defensor del modelo agrícola francés en un debate que vuelve a fracturar a Europa.


























