El gobierno interino de Siria anunció el fin de una operación militar de varios días contra insurgentes leales al derrocado presidente Bashar Assad y su familia, en los peores combates desde que la guerra civil de 13 años terminó, en diciembre pasado.
El anuncio del Ministerio de Defensa se produce después de un ataque sorpresa de hombres armados de la comunidad alauí contra una patrulla policial cerca de la ciudad portuaria de Latakia, que se convirtieron en enfrentamientos generalizados en la región costera de Siria, durante los que grupos de monitoreo informaron que cientos de civiles fueron asesinados.
Los nuevos gobernantes interinos islamistas de Siria están luchando por ejercer su autoridad en todo el país y alcanzar acuerdos políticos con otras comunidades minoritarias, en particular los kurdos del noreste y los drusos en el sur de Siria.
“Para los restos del régimen derrotado y sus oficiales en fuga, nuestro mensaje es claro y explícito”, dijo el portavoz del Ministerio de Defensa, el coronel Hassan Abdel-Ghani. “Si regresan, nosotros también regresaremos, y encontrarán ante ustedes a hombres que no saben cómo retroceder y que no tendrán piedad con aquellos cuyas manos están manchadas con la sangre de los inocentes”.
Aunque la contraofensiva del Gobierno logró contener en gran medida la insurgencia, surgieron imágenes de lo que parecían ser ataques de represalia dirigidos a la comunidad alauí en general, una rama del islam chií cuyos adherentes viven principalmente en la región costera occidental de Siria.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un grupo que supervisa de guerra con sede en Reino Unido, informó que 1.130 personas fueron asesinadas en los enfrentamientos, incluyendo 830 civiles.
El gobierno interino está compuesto por miembros del grupo islamista suní Hayat Tahrir al-Sham, que lideró una insurgencia relámpago en diciembre que derrocó a Bashar Assad, poniendo fin a más de medio siglo de su régimen dictatorial. La familia Assad es alauí.
El presidente interino, Ahmad Al-Sharaa, afirmó que los ataques de represalia contra civiles alauíes y el maltrato a prisioneros fueron incidentes aislados, y prometió tomar medidas enérgicas contra los responsables, mientras formaba un comité para investigar el incidente.