Luego de más de dos décadas de negociaciones, se firmó en Montevideo (Uruguay) un primer acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE). Para Córdoba, abre la puerta a varias oportunidades, pero los referentes del comercio internacional aún lo miran con cierta cautela.
El entendimiento entre los dos bloques debe recorrer ahora un periplo de aprobaciones en territorio europeo, lo que incluye sortear la oposición de Francia, que busca sumar aliados para trabar el pacto.
En concreto, la UE necesita que al menos 15 países (que representan el 65% de la población del viejo continente) ratifiquen el convenio, además de pasar por el tamiz del Parlamento Europeo. En el caso del Mercosur, cada país del bloque lo debe avalar.
Mientras tanto, en Córdoba las expectativas no son pocas respecto de las posibilidades que trae consigo este tratado, que crea la zona de libre comercio más grandes del mundo, con más de 700 millones de consumidores.
El acuerdo disminuye aranceles y barreras comerciales, y dinamiza la exportación entre las empresas de ambas partes. Hoy por hoy, la Unión Europea es el destino de 10,2% de las ventas argentinas y 14,5% de las importaciones.
Según el experto en comercio internacional Gustavo Scarpetta, sobre la base de datos del Indec de 2023, los productos que más compra Argentina en Europa son aceite de petróleo (U$S 929 millones), partes de vehículos (U$S 737 millones) y medicamentos (U$S 726 millones). En tanto, los productos que le vende a la UE están encabezados por la harina de soja (U$S 628 millones), seguida por el maní (U$S 578 millones) y la carne vacuna (U$S 458 millones).
Primeras reacciones
“Este acuerdo es positivo”, evalúa Scarpetta, aunque inmediatamente alerta que “todos estos instrumentos de apertura económica van a tener siempre ganadores y perdedores”.
El convenio incrementa exportaciones e importaciones, por lo que es necesario “ser lo más inteligente posible en la estrategia para que no haya impactos muy negativos en determinados sectores que son menos competitivos que el otro partner, en este caso, Europa”, agrega.
Marcelo Olmedo, vicepresidente primero de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (Cacec), también tilda como positivo el entendimiento entre los bloques, no solo porque abre una oportunidad para las empresas argentinas de acceder a un mercado de envergadura, sino también porque complementa las economías. Pero es un desafío que, si se ve coronado por el éxito, generará mucha calidad institucional, reglas claras y previsibilidad.
Para Carla Martín Bonito, presidenta de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), el acuerdo es oportunidad para la internacionalización de las empresas.
“Nosotros tenemos una relación comercial histórica con la Unión Europea; tenemos además una condición superavitaria. Estamos hablando de un superávit comercial que en promedio está en alrededor de los U$S 1.500 millones anuales, así que la expectativa está en poder expandir ese resultado por la eliminación, en muchos casos, de los aranceles”, especifica la referente.
Coyuntura estratégica
Al constituir uno de los principales bloques económicos del planeta, la UE representa también una oportunidad estratégica para Córdoba. ¿Por qué? Porque empresas del Viejo Continente ya se muestran interesadas en esta provincia, con fuerte ascendencia de industrias como la automotriz, la de maquinaria agrícola y de la tecnología de la información (TIC).
Teniendo en cuenta la diversidad productiva cordobesa, las posibilidades de inserción internacional de la provincia se asientan ahora también de manera especial en la relación comercial con la UE.
Según Scarpetta, este convenio significaría para Córdoba la posibilidad de afianzar su industria alimentaria y que las pymes puedan ingresar a un mercado importante como el europeo.
Teniendo en cuenta que América latina, en general, y Argentina, en particular, suelen concentrar sus exportaciones en Asia y en Estados Unidos, el acceso al mercado europeo significa afrontar el reto de amoldarse a otros estándares de calidad, certificaciones elevadas y un consumidor con un alto poder adquisitivo.
“Creo que los productos primarios, como el maní y el trigo, y la industria automotriz podrían verse beneficiados por este acuerdo; a la vez que las pymes exportadoras, de cualquier rubro, que estén exportando van a poder llegar a nuevos mercados”, analiza Scarpetta.
Por su parte, Olmedo aclara que es importante entender que este tipo de acuerdos es lo que se llama “tratados de comercio de nueva generación”. “Tradicionalmente, los tratados de libre comercio hablaban sobre intercambio de bienes, pero este tratado habla no solo de bienes, sino también de servicios, con lo cual ahí también veo una gran oportunidad para Córdoba”, especifica el dirigente de Cacec.
Esta característica del acuerdo, según Olmedo, abre un gran abanico de opciones para la industria cordobesa del software y servicios profesionales como contabilidad, liquidación, recursos humanos, ingeniería, e incluso el clúster arquitectónico. “Hay muchos servicios que están creciendo en Córdoba, y la posibilidad de acceder a un mercado como el europeo puede generar muchas oportunidades”, añade el empresario.
Los números de Córdoba
Datos de la Agencia ProCórdoba muestran que en los últimos cuatro años esta provincia exportó alrededor de U$S 4 mil millones FOB a Europa, el 10% del total de exportaciones cordobesas. Por supuesto, el destino más importante es Países Bajos (U$S 2 mil millones FOB), donde está el principal puerto de ingreso a la UE; le siguen España (U$S 488 millones FOB), Polonia (U$S 400 millones), Italia (U$S 384 millones) e Irlanda (U$S 342 millones).
Los cinco productos más exportados desde Córdoba a la UE en el mismo lapso fueron maní crudo (U$S 1,6 mil millones FOB); salvados, moyuelos y residuos de leguminosas (U$S 113 millones FOB); maíz en grano (U$S 49 millones); aceite de maní en bruto (U$S 41 millones), y miel natural (U$S 22 millones).
En tanto, de enero a junio de este año, Córdoba exportó un total de U$S 427 millones FOB a la UE, siendo los principales países destinos de exportación los Países Bajos (153 millones), Polonia (52 millones), Italia (47 millones), España (35 millones) y Alemania (34 millones).
Los cinco bienes más exportados en el mismo período fueron maníes crudos (160 millones); salvados, moyuelos y residuos de leguminosas (11 millones); maíz en grano (5.5 millones); carne bovina deshuesada (4.8 millones), y aceite de maní en bruto (4.3 millones).
Estos datos pertenecen al Open Data Portal (ODP), una nueva herramienta de la Agencia ProCórdoba que permite visualizar las estadísticas de comercio exterior de la Argentina, de las provincias y las exportaciones de Córdoba.
El polo automotor
En cuanto al mundo automotor, uno de los pilares de la economía cordobesa, Martín Zuppi, presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), observa en este acuerdo bilateral una oportunidad no solamente para la industria automotriz, sino también para toda la producción fabril.
“El Gobierno está intentando favorecer acuerdos que permitan a la industria argentina exportar. Esto puede potenciar a la industria automotriz abriendo nuevos mercados, dando la posibilidad de que Argentina pueda llevar sus productos al mundo; tenemos la capacidad instalada, el know how, la experiencia para hacerlo y también la calidad que el mundo requiere”, considera el dirigente.
Los desafíos y la letra chica
Más allá de las oportunidades, el convenio UE-Mercosur trae consigo desafíos para la industria local. Al respecto, Martín Bonito menciona que “resta todavía revisar algunos textos que están pendientes de publicación, a la vez que necesitamos tener una mirada integradora de las dimensiones que componen el acuerdo y empezar a internalizar las adecuaciones que sean necesarias para ser efectivos a la hora de acceder a cada uno de los mercados”.
Otro aspecto clave es la competitividad y a la eliminación de los aranceles. “En este acuerdo, inicialmente beneficioso, la clave va a ser la letra chica. Es decir, por ejemplo, qué se prevé en cuanto a tiempo para cumplir los estándares ambientales, qué tiempo hay para mejorar la competitividad, qué plazo habrá para que una empresa se adapte a estas exigencias y a qué velocidad van a bajar los aranceles”, adiciona Scarpetta.
El referente resalta además que, aunque bajen las barreras arancelarias, los mismos consumidores europeos obligarán a que se mantengan los estándares de calidad y de sostenibilidad para poder comerciar con el Viejo Continente, lo que supondrá un desafío especial para las empresas del bloque sudamericano.
Una puerta abierta para captar más inversiones
El acuerdo Mercosur-UE podría generar también un atractivo para las inversiones. Es más, no son pocos los que hablan de futuras inyecciones de capital europeas en el Mercosur para producir en la región y abastecer los mercados del viejo continente.
Por lo pronto, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, aseguró en oportunidad de anunciarse el convenio que se trata de una situación en la que todos ganan. “Las inversiones estratégicas europeas se verán facilitadas”, vaticinó.
“Siempre un acuerdo de integración trae más inversiones, más en este caso en que se trata de un mercado grande como el europeo, con superconsumidores”, aporta Scarpetta. Los países del Mercosur ofrecen ventajas, como no presentar grandes conflictos geopolíticos y la posibilidad de producir y abastecer, aunque estén lejos, a Europa. “Si uno analiza el ejemplo de Chile, ahí ya tienen un acuerdo con Europa y mejoró ostensiblemente la inversión”, agrega.
Por su parte, Olmedo ve también en el acuerdo una gran oportunidad para la llegada de capitales: “Este tratado no habla solo de intercambio de bienes, sino también de intercambio de servicios, inversiones y hasta compras gubernamentales”.
El referente de Cacec enfatiza que la gran oportunidad para nuestro país se basa en que las empresas europeas tendrán un marco de previsibilidad, reglas transparentes y claridad institucional para poder invertir.
Aunque quedan aspectos finos por analizar, para Carla Martín Bonito, en la medida en que exista un entendimiento sobre el aspecto de cooperación, el acuerdo generará un marco jurídico y de incentivo al arribo de capitales.
Cuando se dan acuerdos de este tipo, suelen producirse perjuicios en algunos sectores de la economía, aunque Olmedo resalta que para evitar estas situaciones el mismo tratado prevé plazos largos de adecuación. “Este acuerdo da plazos muy largos y sobre todo Europa nos da más plazo a nosotros que nosotros a ellos, en el sentido de que son tiempos de adecuación de las industrias de entre cuatro y 10 años”, puntualiza el referente.
Uno de los aspectos en los que el acuerdo Mercosur-UE se muestra más estricto es en las exigencias de sustentabilidad europeas. En este sentido, Carla Martín Bonito observa que en la Argentina “se ha evolucionado muchísimo en determinadas prácticas, y la verdad es que no consideramos que este tema pueda ser una amenaza”.
Los estándares medioambientales de la UE son una cuestión que ya está internalizada en la industria de nuestro país, por lo que no debería haber obstáculos para alcanzar una buena performance en el intercambio comercial.
La referente agrega que existe mucho potencial para seguir expandiendo la actividad, con la posibilidad añadida de diversificar la oferta con la que Argentina está llegando a distintos países del mundo. “Esperamos que esto también motive a tener un abordaje mucho más estratégico de la internacionalización de los sectores, porque estamos convencidos de que Argentina necesita exportar para crecer, y nuestro sector es indiscutible en términos del aporte que hace a la generación de divisas”, cerró la presidenta de Copal.