Los tiempos del home office como modo de desarrollar tareas laborales, al menos masivamente, parecen estar llegando a su fin.
La tendencia de la gran mayoría de las empresas es instaurar de manera paulatina, pero firme, la vuelta a la presencialidad plena.
Urgidas la caída en los márgenes de rentabilidad, las compañías ven el final del trabajo remoto como una forma de aumentar la productividad.
El tema es complejo e implica para las empresas un alto riesgo, ya que las estadísticas muestran un mayoritario deseo de muchos colaboradores de mantener los actuales esquemas de trabajo o, por lo menos, algún tipo de modalidad híbrida.
Una encuesta de Adecco Argentina señala que el 60% de los empleados con modalidad híbrida renunciaría si su empresa estableciera la presencialidad total.
En tanto, 71,9% de los trabajadores considera que el aumento en el costo del transporte es una barrera para asistir a la oficina todos los días. Además, un 84,9% de los colaboradores afirma que sus trabajos no cubren viáticos para traslados.
Un reto para las empresas que insisten en los modelos presenciales es lograr este objetivo reduciendo al mínimo la posibilidad de la fuga de talentos.
Posturas opuestas
“En el último año y medio, ha sucedido que las empresas tienen otras necesidades para las que requieren el trabajo presencial, pero muchos candidatos eligen el trabajo remoto. Ahí puede generarse una tensión que sólo podría zanjarse mediante algún tipo de paquete de beneficios que las compañías ofrezcan a los colaboradores”, señala Constanza Rodríguez, gerenta de Selección del Grupo Consultores de Empresas.

La referente menciona también que el mercado laboral continúa atravesando un cambio de paradigma.
Según Rodríguez, “ningún extremo es bueno. Hay muchas empresas que creen efectivamente que la presencialidad mejora la creatividad, la cultura organizacional y la colaboración. Pero también hay otras empresas que miden el desempeño por objetivos cumplidos. Hoy está todo muy dividido”.
Desde ya, los diferentes rubros marcan la realidad de cada sector, en vista de que el home office es mucho más viable en empresas de servicios o tecnológicas y, por el contrario, poco aplicable en una industria, por ejemplo.
En esta línea, Leandro Salcedo, director de la Sucursal Córdoba de Adecco Argentina, añade que “más del 60% de los trabajadores considera que la flexibilidad laboral es clave a la hora de buscar empleo. Es decir, prefieren la virtualidad o una forma de trabajo mixta antes que la presencialidad total”.
Otro aspecto que destaca Salcedo es la aparente carencia en las empresas de herramientas y capacidad de adaptación para trabajar de manera efectiva y productiva con empleados en forma remota o híbrida.
Mirar hacia adelante
Martín Poncio, de la Consultora Poncio, alerta también que en los últimos años se ha construido una cultura de trabajo diferente.
“La cuestión aquí no es volver a la presencialidad, sino ir hacia ella. Hay que mirar el tema para adelante, no para atrás, porque la presencialidad que viene no es igual a la que existía”, explica.
Poncio agrega que la variable a la que quieren ir las empresas es lograr una nueva presencialidad con la tecnología integrada en relación a proveedores, clientes y empleados, pero presenciales.
“La idea es que la tecnología brinde velocidad, pero que no reemplace cosas. Cuando se usa la innovación como acelerador funciona muy bien para este futuro que se nos avecina. Sin embargo, cuando se usa como reemplazo es entonces que tenemos que caminar hacia adelante a una opción superadora”, resalta.
Mientras tanto, las adaptaciones en el mercado laboral parecen apuntar también hacia un esquema en el que el patrón de medida no sea la cantidad de horas que un colaborador pasa en una oficina sino la consecución de objetivos precisos.
“Las empresas que no se adapten a estos cambios o a estas nuevas necesidades ponen en riesgo la capacidad de retener al talento. Eso es una realidad”, señala Salcedo.
Al respecto, Poncio ve que se trata de pasar al escalón que sigue, sobre lo cual dice: “Lo que las empresas van a hacer no es controlar las horas que asiste un colaborador, sino el cumplimiento de los objetivos y la capacidad de generar valor extra por estar con todo el equipo de trabajo de manera presencial”.

Una cuestión de edad
La franja etaria de los colaboradores también juega un papel preponderante en el debate.
En este marco, y teniendo en cuenta, además de las edades, los rubros de las empresas y la realidad macroeconómica, las compañías deben mantener un delicado equilibrio para fidelizar y motivar a sus grupos de trabajo.
“No sé si hablamos de algo generacional como se hablaba hasta hace un tiempo, sino más bien de gustos o de cómo cada uno se da cuenta si rinde más o rinde menos en su trabajo estando en su casa o en la oficina”, aporta Rodríguez.
Por su parte, Poncio observa que cualquier colaborador “cuando se pone el chip de entender el trabajo como parte de su vida real, ya no le interesa tanto el home office. Le interesa crecer profesionalmente, la empresa y su futuro”.
Asimismo, menciona que los más jóvenes, habitualmente vinculados a la tecnología y con gran capacidad de adaptación a los cambios, son los más versátiles y, en gran medida, necesarios para las empresas. “Pero son, justamente, los que más rígidos se muestran con la metodología de contratación”, advierte.
La tendencia marcaría que la generación que entró al mercado laboral durante la pandemia es la más reacia a trabajar todo el tiempo en una oficina, por lo que suelen buscar, al menos, algún esquema híbrido que se adapte a su forma de vida.
Ante el desafío de proporciones que implica la presencialidad plena, el informe de Adecco insta a tener en cuenta una serie de factores, como una mayor capacitación para los líderes en la gestión de equipos flexibles y en herramientas digitales que favorezcan la colaboración asincrónica.
Otras posibilidades son evitar las reuniones innecesarias, fomentar la autonomía de los empleados e implementar políticas de viáticos que ayuden a mitigar el impacto del aumento del transporte en los empleados que deben trasladarse.
El reto para las empresas no es menor, en vista de que todo dependerá de su capacidad de adaptación para atraer y retener talento, mejorar su marca empleadora y optimizar la eficiencia operativa.
Mercado inmobiliario: ¿cómo cambió la demanda de oficinas?
La presencialidad plena en los ámbitos laborales ya tiene su correlato en el mercado inmobiliario, donde se aprecia de un tiempo a esta parte un movimiento considerable por parte de las empresas para asegurarse oficinas más grandes a fin de albergar a los colaboradores que dejan el home office.
Camila Parodi, a cargo de Relaciones Institucionales y Nuevos Negocios en Ciudad Empresaria, manifiesta que esta tendencia es más que notoria, sobre todo en los últimos meses.
“La demanda de oficinas no ha llegado todavía a los mismos niveles de la pre pandemia, pero estamos muy cerca y realizando muchísimas cotizaciones. Ahora han vuelto incluso hasta los requerimientos de plantas de grandes superficies por parte de empresas internacionales”, precisa la referente.
Según Parodi, “allá por fines de 2022 y principios de 2023, la tendencia era que las empresas volvían a una presencialidad con ambientes de entre 50 y 200 metros cuadrados, es decir con superficies más pequeñas. En contraste, en estos primeros meses de 2025, han retornado los pedidos de empresas extranjeras y de todo tipo, incluyendo las tecnológicas, por superficies promedio de 900 metros cuadrados aproximadamente”.
Por su parte, Graciela Lazarte, CEO de Officenter, destaca que la presencia de empresas que toman nuevas oficinas se puede sentir ya en el mercado corporativo.
“Tenemos mucha demanda y no sólo pedidos, sino concreción de operaciones. También se nota que la empresa grande, hasta que cierra una operación, se toma más tiempo para adoptar una decisión tiene procesos mucho más largos para la definición de un espacio. En cambio, las pymes, los profesionales, las pequeñas empresas y las startups son más ágiles, y estas son las que yo veo que están reaccionando o concretando más rápido” apunta Lazarte.
En tanto, Mariana Geimonat, de MG Brokers Inmobiliarios, coincide en que son ostensibles, sobre todo en el último mes, las consultas por espacios de trabajo, especialmente de empresas multinacionales que están planificando el retorno a la presencialidad plena.
La corredora inmobiliaria explica que actualmente está realizando muchas cotizaciones, específicamente para multinacionales vinculadas a la tecnología que necesitan ampliar hasta 50% su capacidad instalada para poder absorber al personal que vuelve del home office.
“Las empresas multinacionales, en general, piden que se pueda lograr un buen ecosistema de negocios, por lo que son valorados los complejos, las plantas libres lo más amplias posibles, los servicios, una buena accesibilidad y espacios para comer y de esparcimiento. Incluso, muchas compañías miden con mapas de calor dónde está la zona en la que la mayoría de sus colaboradores vive y en función de eso buscan oficinas”, amplía Geimonat, integrante también de la Mesa de Especialistas de Datos de Clasificados La Voz.
Respecto de los edificios corporativos, Lazarte agrega que la vacancia es baja. “Hay algunas empresas que venían regulando su expansión o la incorporación de metros aprovechando que todavía había disponibilidad en los espacios corporativos, pero ahora, que se acerca el fin del home office, aceleran el ritmo porque ven que la vacancia sigue disminuyendo”, aclara.