Luis Campos es una referencia a la hora de analizar los cambios en el mercado laboral y en el mapa de salarios. Las publicaciones que este abogado coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA-Autónoma realiza en la red social X son citadas de manera habitual por medios nacionales, en especial cada vez que se conocen datos sobre la evolución del empleo y de las discusiones paritarias.
Sobre esos temas, que monitorea a diario, dialogó con La Voz en Vivo.
–¿Qué está pasando con el empleo, especialmente el empleo formal de calidad, que no se crea y se agudiza este problema?
–Desde hace aproximadamente un semestre estamos viendo un estancamiento del empleo formal: no se crea, pero tampoco se destruye de manera significativa, observándose un “movimiento de serrucho”. Esto sigue a un 2024 que fue muy duro para los trabajadores, con la destrucción de alrededor de 130.000 puestos de trabajo en el primer semestre. El proceso de destrucción de empleo no comenzó en diciembre de 2023, sino que se venía dando desde agosto de 2023.
–Pero la desocupación no se dispara...
–No hay un aumento muy fuerte de la desocupación, pero lo que sí está creciendo son las formas más precarias del mercado laboral, principalmente el trabajo por cuenta propia y, dentro de este, el cuentapropismo informal. Esto se refiere a trabajadores que salen a hacer lo que pueden y que ni siquiera les alcanza para pagar el monotributo. Mis observaciones se basan en fuentes oficiales como los datos de la Secretaría de Trabajo y del Indec.
–¿Por qué no se crea empleo?
–Hay dos razones fundamentales. Una es la falta de crecimiento de la actividad económica. Sin eso difícilmente crecerá el empleo. La actividad económica cayó fuerte en marzo, recuperó en abril volviendo a niveles de febrero, se estancó en mayo y se prevé que siga estancada en junio.
–¿Y la segunda razón?
–Que los sectores líderes de la actividad económica no demandan mucha fuerza de trabajo. Existe una redefinición del modelo de acumulación en el país donde los principales sectores que impulsan la economía (como producción primaria, energía, petróleo, minería y agroindustria a gran escala) no son necesariamente grandes demandantes de empleo. Estos sectores son importantes pero, si se los deja liberados a las fuerzas del mercado, por sí solos no generarán mucho empleo. Como consecuencia, para muchos trabajadores no queda otra opción que recurrir a ‘changas’, ventas en la vía pública o trabajo en aplicaciones, que son las formas de ocupación con mayor crecimiento.
–En ese marco, ¿cómo están los salarios en las distintas categorías de empleo? ¿Quiénes están más atrasados respecto de la inflación?
– Dentro del sector formal o registrado, se observa un estancamiento salarial muy marcado en los últimos meses, tanto en el sector público como en el privado. El sector privado registrado ya recuperó la caída que había tenido a fines de 2023 y principios de 2024. El último dato de mayo indica que el salario promedio está menos del 1% por debajo de noviembre de 2023, es decir, prácticamente el mismo salario. El sector público sufrió un recorte muy importante, del 14% en términos reales en comparación con fines de 2023. Pero dentro del sector público, el provincial tuvo una caída menor. del 7% en términos reales.
–Es decir que las provincias han usado menos “licuadora” que la Nación con sus empleados...
–Sí. El sector público nacional experimentó una caída salarial superior al 30% en términos reales, lo que se atribuye a la “motosierra” del gobierno central en contraste con las provincias que no están licuando tanto los salarios. Esa es la causa principal de muchos de los conflictos que se observan en entidades como universidades nacionales, el Conicet y el Hospital Garrahan, además de los despidos. Perder un tercio del poder adquisitivo en un año y medio no permite estrategias adaptativas para el presupuesto familiar. Lleva a pluriempleo. Se ve mucho entre los estatales nacionales la búsqueda de un segundo trabajo, a menudo a través de aplicaciones.
–¿Hay trabajadores que renuncian?
–Se está viendo, sí. Sobre todo estatales de mayor calificación: profesionales universitarios en ciencia, técnica, salud que renuncian debido a que no pueden subsistir con sueldos de $700.000 a $900.000 mensuales. La pérdida de esta burocracia más calificada es un problema significativo para la conformación del aparato del Estado nacional y para el país en general. En general, hubo una caída salarial muy marcada desde principios de 2018 que no se revirtió durante la gestión de Alberto Fernández e incluso se profundizó para algunos grupos. Desde diciembre de 2023, especialmente para el sector público, esta situación se ha vuelto casi desesperante.
–¿Cómo viene el comportamiento de las paritarias para el segundo semestre? En algunas discusiones se encuentran modo de esquivar el techo que puso el Gobierno a los aumentos...
– Las paritarias son muy creativas y se adaptan a los escenarios. Un ejemplo reciente es el acuerdo salarial de Smata (sindicato de mecánicos), donde se negoció un aumento del 3% para el próximo trimestre (julio, agosto, septiembre), pero además se incluyó un adicional por eficiencia y producción del 3%. Este adicional es general para todos los trabajadores y no depende del aumento real de la producción o eficiencia, impactando en todos los adicionales, lo que significa que en realidad se negoció un 6%. Esta estrategia se utiliza debido a los obstáculos que el Gobierno impone para la homologación de las paritarias. Es importante recordar que las paritarias son acuerdos entre sindicatos y empleadores, no son definidas unilateralmente.
–¿Cuál es el nivel general de los aumentos que firmas gremios y empleadores?
–Los acuerdos que se están firmando para el segundo semestre están estableciendo aumentos de entre el 1% y el 2% mensual. Buscan acompañar la inflación y en algunos casos incorporan sumas no remunerativas para intentar recuperar parte de lo perdido en el primer trimestre. En mayo, el índice salarial del Indec ya mostró un aumento del 2%, ligeramente por encima de la inflación del 1,5%. En muchas empresas, especialmente las de mayor tamaño, los empleadores pagan los aumentos sin esperar la homologación de la Secretaría de Trabajo o el Ministerio de Capital Humano ya que la paritaria también genera un escenario de paz social en las empresas.
–¿La evolución de los sueldos seguirá siendo muy dispar entre sectores?
–Sí. Respecto a la recomposición salarial para lo que queda del año el comportamiento será muy heterogéneo. Si bien algunos sectores podrían ver una leve recuperación, se avanza hacia una estabilización macroeconómica que es más normal, aunque tiene costos muy elevados en términos de actividad económica y empleo. En materia salarial, se espera una estabilización en los niveles actuales, con algunos sectores logrando ganar por muy poquito la inflación. Un trabajador no percibirá una mejora sustancial con un aumento del 2% si la inflación fue del 1,5%; si no le alcanza, va a seguir sin alcanzarle.