La respuesta de los mercados a los aranceles era predecible. Estados Unidos dispuso un aumento general de aranceles a las importaciones, y es el mayor importador del mundo. Estableció un arancel global del 10% y alícuotas mucho más altas para los casos de la Unión Europea, que pagará 20%; Japón, 24%; India, 27%; Vietnam, 46%, y China, 65%.
Esta fuerte suba de aranceles generará un rápido aumento inflacionario en Estados Unidos, ya que aumentará notablemente los costos de producción y los precios de los bienes finales importados. Y es probable que, como consecuencia, la Reserva Federal aumente las tasas de interés, provocando nuevos efectos recesivos a nivel mundial.
Pero lo más preocupante es que esta decisión unilateral está iniciando una guerra comercial. Ya China respondió intensificando las barreras a los productos estadounidenses con aranceles adicionales, y la Unión Europea está dispuesta a subir los suyos si no logra llegar a un acuerdo con Estados Unidos.
Las consecuencias serán recesivas con caídas en los precios internacionales de las materias primas. Esto afectará a todos los países, incluso a aquellos que no entren de manera directa en el juego de la “guerra comercial”, como es el caso de Argentina.
El efecto de los nuevos aranceles en Argentina
Según datos del Ministerio de Economía, en 2024 solo el 9% de las exportaciones argentinas tuvieron como destino a Estados Unidos, es decir, apenas 1 de cada 10 dólares exportados. Las exportaciones al Mercosur representaron el 24% del total, mientras que el 67% restante se exportó al resto del mundo (destacándose China y la Unión Europea).
Estos datos revelan que el impacto directo de las medidas de Trump en Argentina es relativamente bajo. Sin embargo, el verdadero problema radica en los efectos indirectos derivados de la guerra comercial. El aumento de aranceles por parte de otros socios comerciales de Argentina, como respuesta a las acciones de Estados Unidos, podría tener consecuencias muy negativas para el país.
Lo cierto es que el contexto internacional se ha complicado y vuelto más volátil, haciendo muy difícil formular predicciones. Lo que se puede señalar con claridad es que si Argentina opta por seguir políticas proteccionistas similares, podría agravar el estancamiento económico que persiste desde hace más de una década. Sobre todo porque nuestro país ya aplica aranceles (excluyendo al Mercosur) del 14% en promedio (más elevado que el arancel general de Trump) y que llegan al 35% en algunos productos. A eso hay que sumar un cúmulo de barreras paraarancelarias que encarecen aún más la entrada de productos al país.
Una oportunidad para no desaprovechar
Por el contrario, con Estados Unidos cerrándoles las puertas a muchos países, Argentina tiene que aprovechar estos cambios en el flujo comercial mundial y buscar aumentar su participación en el comercio internacional. Una oportunidad en este sentido sería suscribir el postergado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Un acuerdo de este tipo proporcionaría beneficios a consumidores y a empresas de ambas regiones, al mismo tiempo que fortalecería la cooperación en áreas clave como geopolítica y economía.
Asimismo, otra forma de fortalecer la competitividad del país frente a un mundo que marcha al proteccionismo es reduciendo los costos internos. Y para esto son necesarias transformaciones en la legislación laboral y en el sistema impositivo que aumenten la productividad de las empresas.
* Economista de IDESA