Dólar atrasado o adelantado, inflación, mandriles que no la ven o domadores que lo tenían todo planeado. Por detrás de la pirotecnia de coyuntura que copa el debate económico, discurren cambios mucho más profundos, vitales y de largo plazo que están reformateando a la Argentina; y de los que aún se habla muy poco.
Transformaciones económicas y sociales que se maceran desde hace tiempo, impuestas a golpes de sucesivos fracasos económicos y frustraciones políticas. Una especie de país en rediseño anárquico que Javier Milei recibió y sobre el que ensaya un nuevo orden con el modelo económico que considera posible y deseable.
¿Cómo es esa Argentina que empieza a insinuarse? ¿Llega con una nueva lista de ganadores y perdedores? ¿Qué le toca a cada provincia en el reparto?
La foto es aún parcial y borrosa, pero hay rasgos que se adivinan y miradas agudas que comienzan a describirlos. El embrión de una conversación social refundacional, hasta ahora ausente, en la que se juega la suerte colectiva. Una verdadera oportunidad que no podemos darnos el lujo de perder.
Fernando Moiguer, economista y consultor experto en consumo, lo describió en estos días al presentar su último informe. “Nuestro país –dijo– está cambiando de modelo económico. Lo que nosotros y el mundo conoce históricamente como Argentina es una versión reducida: un corredor que arranca en el puerto, en Buenos Aires, se hace un poquito más ancho en Villa Constitución, en Rosario; todavía más ancho en Córdoba, en Río Cuarto y finito en Mendoza“.
“Ese corredor –agregó Moiguer– es lo que se llama ‘la Argentina’: 85% de la población económicamente activa, 74% del producto, el agro, más del 90% de la conectividad. Simplificando, la Argentina del excedente del agro que va a pagar sustitución de importaciones industriales, el corredor que ‘financia’ al conurbano bonaerense. Ese modelo está vigente, pero hace años que no crece”.
El punto clave es que ese mapa que Moiguer pinta, en el que Córdoba lleva décadas asumiéndose como corazón productivo del país, está crujiendo. El propio analista explica con agudeza cómo empieza a cobrar vigor un modelo vertical de crecimiento basado en industrias extractivas, que arranca en Jujuy con el cobre y el litio, pasa por Salta, Catamarca, San Juan, Mendoza y llega a la Patagonia, con eje en el petróleo de Neuquén, pero también con el proyecto oficial que enlaza allí energía nuclear y data centers.
Ese eje, que se insinuaba y que el “modelo Milei” tomó como troncal, aparece como “el” vector de crecimiento económico del país en los próximos años.

Moiguer advierte sobre las transformaciones sociales que ya está generando.
Hoy existe mayor certidumbre de futuro y mejor ánimo social en poblaciones de Salta, de Neuquén o de Mendoza que en el Amba. Pero en paralelo nace un fenómeno preocupante: la profundización de conurbanos en las capitales de la nueva columna vertebral. “Como no hay pensamiento respecto de qué se hace con el excedente económico, empieza a construirse mucha riqueza con poquísima distribución”, analiza, alimentando la agenda central de la Argentina que viene.
Córdoba en rojo, corazón violeta
Otro análisis muy interesante, esta vez del economista Emmanuel Álvarez Agis, describe con un “semáforo de sectores” ese desplazamiento incipiente del vigor económico desde el eje Córdoba-Santa Fe-Buenos Aires hacia el vertical que corre paralelo a la cordillera.
Su ejercicio clasifica actividades económicas en función de cuán bien están en términos de competitividad para enfrentar el “modelo Milei”: la creciente política de apertura encarnada en Federico Sturzenegger dentro de un régimen que hasta ahora exhibe el dólar barato como bandera irrenunciable.
Las industrias capital-intensivas (químicas y petroquímica, minerales no metálicos, siderurgia, etcétera) y la agroindustria son las mejores paradas, en zona verde. En amarillo, hay sectores cuya suerte en suspenso se juega en la sintonía fina que aplique la gestión nacional (autos y partes, por ejemplo). Y hundidas en rojo ya pelean cadenas como la textil, la del mueble y la madera, parte de la cadena de la construcción y las ensambladoras (motos y electrónica, etcétera).
Cuando el economista mapea ese semáforo en función de la incidencia regional de cada actividad, Córdoba, Santa Fe y provincia de Buenos Aires aparecen como el polígono “perdedor”. Los tres distritos, a la vez, rankean como los de mayor cantidad de empleo formal privado destruido desde fines de 2023. Una clara contracara del desempeño positivo que muestra gran parte de la Patagonia.
Álvarez Agis cierra señalando una llamativa paradoja: el manchón central del país es donde Javier Milei recogió el mayor caudal de votos para convertirse en presidente. Llevado a mapa, es allí, y en particular en Córdoba, donde el color violeta adquiere alta intensidad.
“He ahí un desafío de mediano plazo para el Gobierno y su modo de calibrar el (necesario) proceso de apertura económica”, señala, iluminando otro aspecto de la agenda de transformación que sí vale la pena debatir.