Cuando tenía unos 8 años, Luciano Frezzi le apareció a su mamá con un cepillo de dientes de tres lados. Le daba tanta “fiaca” lavárselos que buscó un modo de hacerlo más rápido y fácil, y con tres cepillos viejos creó el propio y original.
“La curiosidad y el interés en buscar soluciones a los problemas cotidianos son el motor de todo inventor”, dice este emprendedor radicado en Villa María, que a lo largo de sus 42 años nunca abandonó la costumbre de idear objetos.
Durante la pandemia, esa experiencia y el hecho de contar con tiempo libre -trabaja en la empresa familiar dedicada a la producción de pasas de uva- le permitieron acuñar un original producto que acaba de lanzar al mercado, luego de un proceso de dos años de patentamiento en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Impi) y, en paralelo, de perfeccionamiento técnico.
Se trata de Clipar, un accesorio tan simple como efectivo para resolver un dolor de cabeza generalizado en hogares de todo tipo y color: la pérdida individual de medias, esa que deja decenas de pares “rengos” luego de lavados y recambios.
“Todo empezó en mi casa cuando mi esposa decretó hacer una bolsita de las medias viudas o sin hermana, como la bautizó Bauti, mi hijo mayor. Recurría a esa bolsa con frecuencia y ahí empecé a pensar por qué siempre pasaba esto. La cuarentena me ayudó a convertirme en una especie de espía de medias (ríe) y fui armando el recorrido de las mismas: canasto de ropa sucia, lavarropas y tender”, repasa Frezzi. “Noté que nada las mantenía unidas en todo este recorrido”, sentencia con inobjetable razón.
No es exagerado decir que el fenómeno se repite en todas las casas habitadas. Y con particular intensidad cuando hay niños.
He ahí el generoso mercado potencial para su gadget.
A un gancho de distancia
¿Qué es Clipar? “Son pequeños ganchitos que se colocan en los puños de cada media y allí se dejan, sin molestar cuando estas están puestas. Al momento de sacarlas del pie, las dos piezas se ensamblan fácilmente para mantener al par junto en el proceso de lavado, secado y guardado”, explica el creador. “Por eso lo registré como ‘hermanador de medias’”, contextualiza.
Frezzi subraya que de ese modo resuelven dos problemas. El más fastidioso, la citada pérdida sistemática de una pieza del par. Y el segundo es el colgado: “Permiten tender las medias de un modo simple y sin tener que gastar broches en ellas. Esta funcionalidad me resulta especialmente útil”.
El emprendedor creó la primera versión del dispositivo en 2020, con impresión 3D. Paso a paso, desarrolló una matriz junta diseñadores industriales de Santa Rosa de Río Primero.
En colaboración con su proveedor (con base en Córdoba capital), terminó dando con la fusión exacta de plásticos para lograr que Clipar fue liviano, resistente, cómodo al uso y que no dañara la tela de la media al ser colocado.
En ese proceso, contó con la inestimable ayuda de familia y amigos, todos dispuestos a probar el accesorio y darle feedback.
Fabricó las primeras 12 mil cajas de cinco Clipar cada una, y hace algo menos de un mes, cuando el proceso de registro legal completó su fase determinante, las sacó al mercado a un precio de 500 pesos cada una (100 por accesorio). En venta mayorista maneja valores inferiores.
Convertir un producto en una empresa
“Encontrar un equilibrio entre costos y precio fue una labor ardua. Al consumidor no le puede salir más caro un Clipar que un par de medias”, señala; aclarando que la vida útil de los ganchitos excede largamente la de la prenda.
Resolver aspectos estratégicos como eso es imprescindible para lograr lo que Frezzi busca: construir a partir de su atractivo accesorio un emprendimiento exitoso que pueda evolucionar a empresa.
Su caso refiere al de muchos argentinos que acuñaron gadgets efectivos y con atractivo de venta en canales masivos, como los porteños Gerardo Falsarella y Nicolás Viñes, que en 2016 lanzaron Ringo, el anillo de plástico que se adhiere a celulares que un par de años luego se vendía en 300 tiendas en todo el país.
El desafío fuerte es escalar y mantener un negocio en evolución a partir de ese producto; y lograrlo en un contexto económico volátil y dificultoso como el que ofrece el país.
“Hace muy poco tiempo que salió a la venta, por eso hoy el foco está en desarrollar la comercialización, dando a conocer el producto e distintos canales, dejándolo para que lo ofrezcan. Apunto a toda clase de comercios donde se venden medias, desde textiles hasta grandes cadenas de farmacias y accesorios”, revela Frezzi.
Ya colocó Clipar en Monimar, un gran distribuidor de ropa interior de Córdoba. También lo ofrece en la tienda digital oficial propia.
“Me enorgullece ver que logré algo tan pequeño pero tan mágico cómo lo es la relación de hermanos. Suena gracioso y hasta a mí me resulta raro describirlo en estos términos, pero por ejemplo mi hermano Diego es mi gran compañero, estamos siempre juntos, compartimos mucho. Las medias tienen hermanas y merecían tener algo que les permita vivir unidas”, cierra con humor el creador de Clipar.
