Mientras que los fuertes cambios regulatorios en materia aerocomercial formalizados por el Gobierno nacional esta semana pusieron en guardia a los gremios aeronáuticos y a parte del personal de Aerolíneas Argentinas (AA), las novedades fueron recibidas como una muy buena noticia por las dos competidoras privadas de AA en el mercado de cabotaje: Jetsmart y Flybondi.
Ambas compañías, que también operan vuelos regionales pero cubren junto con la estatal la totalidad de la conectividad dentro del país, celebraron lo que calificaron como el “inicio” del proceso de desregulación del mercado aerocomercial por parte de la gestión Milei.
Con el decreto 599/2024 publicado esta semana, la Nación aplicó cambios y derogaciones al Código Aeronáutico. Las modificaciones buscan en líneas generales quitar barreras de ingreso a nuevas empresas que quieran operar en la Argentina, desregular las tarifas y las frecuencias y abrir a la competencia servicios anexos, como los de soporte en tierra prestados de manera prioritaria por la estatal Intercargo.
“Somos optimistas con las nuevas medidas del Gobierno nacional. Participamos activamente en las mesas de diálogo que se conformaron para definir algunas de estas reformas y creemos que pueden transformar de manera positiva la industria aerocomercial”, señaló el comunicado oficial transmitido a La Voz por voceros de Flybondi. “El país necesita una regulación moderna, que ayude a desarrollar el mercado, que fomente la competencia y, sobre todo, la equidad en la industria. Argentina es uno de los países de la región que menos vuelos per capita tiene y cuenta con un enorme potencial”, agregaron desde la compañía que movió el 26% del mercado de cabotaje en mayo, último mes informado oficialmente.
Desde Jetsmart (dueña de otro 11% de ese mercado), el pronunciamiento fue muy similar: “En Jetsmart, reconocemos la importancia de la liberalización del mercado y la actualización de la regulación en Argentina. Sabemos que es crucial promover la igualdad de oportunidades y la competencia en iguales condiciones. Consideramos que estas medidas pueden tener efectos positivos en los consumidores, en la conectividad y en el turismo, además de contribuir al crecimiento del mercado”.
La mirada coincidente es que el decreto 599/2024 es un primer capítulo en el proceso de “abrir los cielos” a la actividad aerocomercial, ya que desandar el múltiple esquema de regulaciones que existe llevará tiempo. A la vez, llegar a un norte de crecimiento en competencia abierta y saludable, se trata de un proceso que debe ser acompañado, por ejemplo, por cambios en la fisonomía del mercado: modificaciones en el rol de AA, aparición de nuevas empresas operadoras de diferentes características y cambios tributarios que alivien el peso de tasas e impuestos en los precios de los pasajes.
¿Bajarán las tarifas?
Desde las compañías aéreas, aclaran que el decreto no generará un efecto inmediato de baja en el precio de los pasajes por varias razones.
Si bien la norma desregula las tarifas y elimina el sistema de bandas en vuelos de cabotaje (piso y techo regulados), lo cierto es que en la práctica ese sistema no se estaba aplicando. El gobierno de Alberto Fernández lo restituyó luego de que Mauricio Macri lo derogó parcialmente, pero lo hizo con un decreto que nunca se reglamentó.
A la vez, las aerolíneas privadas destacan que ya vienen ofreciendo las tarifas domésticas y al exterior más competitivas posibles en función a sus costos de operación, y son muy atractivas. El problema es la enorme carga de impuestos y de tasas que se aplica sobre ellas, que en muchos casos las duplica para el consumidor.
Un par de ejemplos tomados de la web de venta de Jetsmart: la tarifa ida y vuelta en la ruta Mendoza-Santiago de Chile es de $ 75 mil, pero su precio para el consumidor trepa a $ 167 mil con impuestos. El pasaje Buenos Aires-Curitiba (Brasil) crece de $ 174 mil a $367 mil por el mismo efecto: tasas de inmigración, de seguridad, aeroportuaria, impuestos Pais y de la Dirección Nacional de Turismo, entre otras cargas.
