La devaluación del real brasileño, que alcanzó un récord de 6 reales por dólar, genera preocupación en Argentina debido al impacto en la economía bilateral. Brasil es el principal socio comercial de Argentina, por lo que la fluctuación de su moneda tiene consecuencias directas en el comercio entre ambos países. No obstante, para los turistas argentinos es una “buena noticia” ya que saldrá más barato el costo de las vacaciones de verano en el país vecino.
Preocupación en Argentina por la devaluación del real
El desequilibrio cambiario, con un peso argentino “apreciado” y un real “debilitado”, beneficia la competitividad de los productos brasileños en el mercado argentino. Esto podría aumentar el déficit comercial bilateral y la salida de divisas por turismo.
El economista Amílcar Collante, de CeSur, señala que el tipo de cambio bilateral con Brasil ya está por debajo del nivel previo a la devaluación de diciembre de 2023. El Índice de Tipo de Cambio Real bilateral con Brasil, medido por el BCRA, cayó a 75 puntos, un mínimo desde diciembre de 2015. Esto significa que el peso argentino se encuentra apreciado en un 25% con respecto al real brasileño.
Juan Manuel Franco, economista jefe del Grupo SBS, explica que la devaluación del real presiona al peso argentino porque abarata las exportaciones brasileñas. Brasil, China y Estados Unidos son los principales socios comerciales de Argentina, tanto para exportaciones como para importaciones.
Expertos advierten que la devaluación del real podría afectar a los dólares paralelos en Argentina, aunque su dinámica depende principalmente de factores domésticos. Si bien la devaluación del real no es una noticia positiva para el peso argentino, el país podría reducir la tasa de devaluación gradual del peso si las expectativas siguen siendo favorables, publicaron Infobae y La Nación.
Como en la convertibilidad
Salvador Vitelli, jefe de Research de Romano Group, compara la situación actual con la época de la convertibilidad en Argentina. Afirma que desde entonces no se había visto un tipo de cambio real tan favorable para Brasil, lo que significa que es más “barato” para los argentinos viajar a Brasil.
La inflación en Argentina, que ronda el 110% en 2024, ha provocado una pérdida de poder adquisitivo del dólar del 40,5% en el mercado interno. En contraste, Brasil se ha “abaratado” un 15,7% en dólares en términos reales.
En lo que va de 2024, el real brasileño se ha encarecido solo un 1,2% frente al peso argentino, una suba marginal en comparación con la inflación argentina del 110%. Esto representa una pérdida de poder adquisitivo del 51,8% para el real en el mercado argentino.
Se espera que las importaciones desde Brasil a Argentina continúen aumentando en lo que resta del año debido a la recuperación económica y las medidas del gobierno para facilitar las importaciones. Sin embargo, la posible eliminación del impuesto PAIS a fin de año podría retrasar algunos pedidos.
Plan de ajuste fiscal de Lula
La devaluación del real se atribuye a la incertidumbre del mercado ante el plan de ajuste fiscal del gobierno de Lula da Silva. La propuesta de reforma tributaria, que incluye la exención del Impuesto sobre la Renta para quienes ganen hasta 5000 reales mensuales, generó desconfianza en el mercado y una mayor demanda de dólares.
Analistas señalan que la falta de claridad sobre la fuente de recursos para financiar la exención del Impuesto sobre la Renta ha generado dudas sobre el compromiso del gobierno con el ajuste fiscal. Esta incertidumbre ha llevado a una caída récord del real.
Se espera que la volatilidad del real continúe en el futuro cercano, ya que el mercado financiero sigue teniendo dificultades para digerir la estrategia fiscal del gobierno. El aumento del dólar podría tener un impacto negativo en la inflación y obligar al Banco Central de Brasil a subir las tasas de interés.
Expertos en cuentas públicas consideran que las medidas anunciadas por el gobierno son positivas pero insuficientes para recuperar la credibilidad en la política fiscal y estabilizar la relación deuda/PBI. Señalan que el gobierno perdió una oportunidad para mostrar un compromiso más firme con el ajuste fiscal.