Octubre fue el noveno mes del año con superávit fiscal. Del análisis de la ejecución presupuestaria base caja del Sector Público Nacional no Financiero (SPNNF) de octubre, surge que los ingresos totales tuvieron una variación real interanual negativa de 8,6%. Esto obedece a que los ingresos tributarios descendieron 3,9% real interanual y los ingresos no tributarios, 43% real interanual.
El gasto primario, por su parte, registró una reducción real interanual del 23,2%. Como resultado, el déficit primario de octubre 2023 de $ 967.870 millones, se transformó en un superávit primario de $ 746.900 millones, considerando moneda de octubre de 2024.
El gasto en intereses bajó 38,4% en términos reales. En efecto, el déficit fiscal de $ 1,33 billones de octubre de 2023, se transformó en un superávit de $ 523 mil millones en octubre de 2024.
De la descripción de ingresos y gastos surge que nuevamente la caída del gasto no solamente financió la caída de ingresos, sino también la eliminación del déficit y la generación de superávit.
Cómo se logró el superávit
Durante los primeros 10 meses del año, los ingresos totales cayeron 6,6% real interanual, mientras que el gasto primario descendió 28,9% real interanual.
De este comportamiento, se tiene que el déficit primario del período enero-octubre de 2023, de $ 12,917 billones, se transformó en un superávit de $ 13,422 billones en 2024, considerando moneda de octubre de este último año.
Dado que los intereses de deuda pagados cayeron un 8,1% real interanual en el período, el déficit fiscal acumulado de $ 23,34 billones en 2023 se transformó en un superávit fiscal de $ 3,842 billones este año.
Si se hace la relativización en términos del PIB, se tiene que en los primeros 10 meses del año el superávit primario fue equivalente a 1,8% del PIB y el superávit fiscal a 0,5% del PIB. Los intereses pagados equivalieron a 1,3% del PIB.
Entre un déficit fiscal de 2,77% del PIB en el período enero-octubre de 2023 y un superávit fiscal de 0,52% del PIB en 2024, hay una diferencia de 3,3 puntos porcentuales del PIB. Esta sería la magnitud efectiva del ajuste fiscal realizado en lo que va del año.
La dinámica de ingresos y gastos
En los primeros 10 meses del año, los ingresos tributarios nacionales descendieron respecto a igual período del año pasado 4,4% en términos reales. El gran incremento del 33,5% de la recaudación de impuesto Pais, de impuesto a los Combustibles y de derechos de exportación, no alcanzó a compensar el descenso en el resto de ingresos, golpeados por una caída importante del nivel de actividad económica.
En el mes de octubre, 14 de los 16 gastos tuvieron descensos interanuales en términos reales. Los dos que subieron fueron asignaciones universales para la protección social (83,4%) y transferencias a universidades (74,3%).
En el período enero-octubre, 15 de los 16 gastos registraron caídas interanuales. La excepción fue el gasto en asignaciones universales para la protección social (+27%).
La dinámica mensual del gasto permite apreciar que el recorte siempre fue generalizado, siendo los tres gastos de mayor caída las transferencias de capital a provincias (-97%), la inversión real directa (-71%) y las transferencias corrientes a provincias (-67,8%). Es decir que la obra pública directa e indirecta ha sido la que ha registrado la mayor intensidad del recorte.
En los 10 meses, la reducción interanual del gasto público primario nacional base caja fue de $ 33 billones constantes de octubre. Del total de gastos que cayeron, se aprecia que las jubilaciones y pensiones soportaron el 24% (su participación en la caída disminuyó un punto porcentual respecto al mes anterior); la inversión real directa, el 15%; las transferencias a provincias, el 16%; subsidios a la energía, el 10%; programas sociales, el 11%, y salarios, el 8%, entre los gastos más importantes.
Dada la importancia de las jubilaciones y las pensiones en el total de gastos, han terminado soportando hasta octubre la cuarta parte del ajuste.
El desafío fiscal del último bimestre del año
Para eliminar el déficit fiscal, el Gobierno nacional debe mejorar el resultado fiscal en 4,4 puntos porcentuales del PIB durante todo el año 2024. Hasta octubre, lleva un cambio de 3,3 puntos porcentuales del PIB, es decir que le restan 1,1 puntos porcentuales para el último bimestre del año, algo no menor.
Pero es tan intenso el ajuste fiscal realizado que, de mantenerlo en los últimos dos meses, se excedería y terminaría con un superávit fiscal de 0,3% del PIB. Esto luce poco probable, dado el cambio de signo que van a tener las jubilaciones, principal gasto. Al subir el gasto en jubilaciones, debería ser mucho mayor el recorte al resto de gastos, para mantener la intensidad de la caída del gasto total de los primeros meses del año. En efecto, lo más probable es que el superávit fiscal acumulado hasta ahora sea usado para financiar esta suba del gasto, cerrando el año más cerca del equilibrio fiscal.
Gasto en jubilaciones y cuadro fiscal en 2025
El año 2025 va a tener un gasto en jubilaciones con crecimiento real positivo. Si la inflación siguiera bajando, llegando al 2% mensual a fin de año y totalizando una inflación punta a punta del 36%, el haber anual real tendría una mejora del 15% respecto a 2024. Si el Gobierno mantiene fijo el valor del bono en $ 70 mil durante todo 2025, el ingreso anual real de las personas que cobran la mínima sería prácticamente igual al de 2024.
De ambos comportamientos surge un gasto real en jubilaciones mayor durante los primeros seis meses del año y casi igual durante el segundo semestre del año 2025. El gasto del primer semestre podría ser un 12,5% real interanual mayor que el del primer semestre de 2024 y el del segundo semestre prácticamente igual.
Si se hace un análisis de la variación interanual acumulada mensual, se aprecia que en el primer bimestre se podría registrar la mayor suba real. A partir de allí, se generaría un descenso, siendo el crecimiento anual esperado del 5,7%, aproximadamente.
Para 2025, el gasto primario total está previsto que crezca 5,7% real interanual. Dada la suba del 5,7% real que puede llegar a tener el gasto en jubilaciones, el resto del gasto primario también debería crecer lo mismo. Lo relevante es que el gasto en jubilaciones le pone un piso de crecimiento del 2,2% real al gasto primario durante 2025 (se supone que el resto del gasto primario no crece).
Dada esta suba del gasto, el Gobierno nacional requiere que los ingresos suban en términos reales durante 2025. El desafío es mayor, ya que no se contará con la recaudación del impuesto Pais, al menos con la más importante. Se apuesta a la suba de la recaudación de combustibles y de derechos de exportación como las fuentes compensatorias.
El mantenimiento del equilibrio fiscal se va a tener que apoyar en el control del resto del gasto. Es clave que la actividad económica crezca al menos un 4%, para aportar recursos fiscales indispensables tanto a la Nación como a las provincias.
(*) Presidente del Iaraf.